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[escepticos] Y yo que no quiero a mi patria.



[Mercader decía....]
>> Mi interpretación es que hay gran número de personas
>>dotadas de un excedente de agresividad, procedente
>>de las estrategias de supervivencia en la sabana, pero
>>que se encaja mal con las actuales estructuras
>> sociales, demasiado recientes para que se haya
>> adaptado a ellas el homo sapiens con su porra.

[Julio Negueruela]
>Olvidas que los homínidos de la sabana también eran
>seres sociales luego en ella también encajarían mal
> los individuos demadiado agresivos por lo que se
>verían abocados a la muerte al ser aiislados del clan.

[Mercader]
No se me olvida.Y tendríais que ver que muchos animales sociales también
experimentan una agresividad intraespecífica que se traduce en  multitud
de pequeños y frecuentes episodios de inútil violencia o exhibiciones de
fuerza para reafirmar el status, para defender la posesión de las
hembras o para defender el botín acabado de obtener. No todo son ovejas
que pastan con las cabecitas juntas en una bonita estampa de postal. Me
estoy acordando de las morsas peleándose gratuitamente en lugar de tomar
el sol, en paz,  o en la forma de comer de los leones, tirando cada uno
por un lado de la misma presa, en lugar de compartirla amigablemente.
Estoy seguro de que la vida, en muchos grupos de animales sociales (que
no sean bonobos o orangutanes), debe de generar la misma tensión y mutua
vigilancia silenciosa que la que debe de haber en un calabozo para dos,
habilitado para cinco.
Otro ejemplo: Cuando sacais a pasear a vuestro perro, contad cuántas
veces debeis sujetarlo para que no desafíe inútilmente a cuantos machos
desconocidos se crucen con él. Seguro que ese número supera a las veces
que se acerca amistosamente a un perro extraño para explorar una nueva
amistad. Y eso que se trata de una especie social que caza en
colaboración. Parece una muestra de cómo un ser vivo, forzado a una
existencia (la convivencia con los humanos) distinta para que ha sido
seleccionado, dispone de un excedente de violencia que no sabe cómo
desahogar y que, en principio, estaría destinada a ser utilizada en
funciones más útiles para él y para su grupo.
No defiendo esa tontería del "mono asesino". Supongo que, probablemente,
nos ha debido de pasar algo así como a esos perros, al pasar de células
sociales de cuarenta o cien individuos a estas colmenas urbanas que
convierten nuestras funciones no ejercidas, en úlceras de duodeno.
Ladridos....digo saludos.