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[escepticos] }(8-c>>>====>> NUNC EX TENEBRIS TE EDUCO <<====<<<c-8){



    Noticia Cachondona y no está fechada el 28 de Dic.
    De la Santa Sede,... el Papafósil patinaaaaaaa...
    Lean, Observen, Alucinen, Sonrían, Carcajeense, Hechen espumarajos por
la boca, Vomiten, Sodomicen un mono o mejor dos, Revuelquense con su vecina
(con la de primero, la del segundo, la del tercero,... ad infinitum), o en
su defecto con su vecino (con el del primero, el del segundo, el del
tercero,... ad infinitum), o con los dos al mismo tiempo ¡no se corten!... y
después de todo ello, tras haberse comportado como verdaderos demonios de
lujuria y perversión,... hechenle la culpa  a él, ¡sí!,¡ sí!,... al maligno,
al mismísimo diablo. ¿Que no creen en él? No se preocupen su existencia no
se discute, el maligno
acecha.......BRUAGHFFFFFFF...ARFFF....ARFFFFFF!!!!!!!!!!!!!!!!! lo dice la
Santa Madre Iglesia y sino lean,... lean. ¡Están hasta censados....!

Saludos escépticos desde Bilbao.-((:.-)))))
P.Data: En el reparto yo me pido un Sucubo que tenga un buen trasero y unas
buenas tetas no vaya a ser que estos ángeles del infierno no tengan muy
claro lo de la cuestión de los sexos.
    De paso que le reserven algún Incubo a Iker que creo que le van los
huevos...o por lo menos... eso cuentan ;.-))))
             /\--/\
            (oLo) -_-_-_-_-_-_-_========>>>>>>>>
                O

El Vaticano edita un manual actualizado de exorcismos
Un especialista cree que hay cuatro millones de diablos

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Beatriz Iraburu corresponsal. Roma

 Como parte de esa «lucha tremenda contra el poder de las tinieblas» que
«durará hasta el último día», el Vaticano publicó ayer un manual de
exorcismos que aligera el lenguaje del antiguo, vigente desde 1614. El nuevo
ritual detalla cómo expulsar a Satán de las personas de las que se haya
«enseñoreado». La existencia del Maligno y sus 'acólitos' no es artículo de
fe, pero forma parte de las enseñanzas de la Iglesia católica: «No es
cuestión de opinión».
El cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, prefecto de la Congreción del Culto
Divino, describió al Diablo, en la presentación del manual, como «un león
rugiente que trata de devorar» y puntualizó que, si bien Belcebú no puede
competir con los poderes de Dios, sí puede, y según el Vaticano lo hace,
adueñarse de algunos cristianos. La Congregación del Culto Divino, que ha
empleado diez años en redactar el nuevo manual, distingue entre la
«obsesión», en la que la fuerza maligna se instala en la mente de una
persona, y la «posesión», en la cual se hace también con el cuerpo.

Al margen de las personas, el Diablo -explicó el cardenal Medina Estévez-
puede instalarse en lugares o en cosas. Un Papa hizo una vez exorcizar
cuatro obeliscos de Roma y, aún ahora, continúan aplicándose ritos
liberadores a recintos en los que suceden fenómenos que denotan la presencia
del enemigo.


Poseso o trastornado


Si detectar la presencia de Lucifer en un lugar no debe ser sencillo,
identificar a una persona endemoniada ofrece también dificultades. En 1952,
época para la que la psiquiatría había dado ya grandes pasos, Pío XII ordenó
a los exorcistas que pusieran cuidado en distinguir entre posesiones
diabólicas y trastornos mentales. Medina reiteró ayer esta cautela, pero
alertó también contra la «trampa» de descartar la posesión diabólica.

El manual menciona «señales», como «hablar idiomas desconocidos, adivinar
cosas ocultas, mostrar una fuerza anormal» o, sentir aversión hacia Dios, la
Virgen, los santos o los recintos sagrados.

Todos los católicos han sido objeto de un «exorcismo sencillo», el que tiene
lugar en el bautismo, cuando se exige la reuncia a «Satanás, a sus pompas y
a sus obras». Los «solemnes», aquellos que buscan «expulsar» algún espíritu
maligno -monseñor Corrado Balducci, un respetado demonólogo, calcula que
puede haber unos «cuatro millones» de diablos- exigen un ritual muy
concreto.


Rociado con agua bendita


Primero hay que escoger «un lugar adecuado», a ser posible una iglesia, en
el que debe estar bien a la vista un crucifijo y una imagen de la Virgen. El
exorcista, un sacerdote designado por el obispo, rociará al endemoniado con
agua bendita a la que -es facultativo- podrá o no habérsele añadido sal.
Seguidamente serán invocados los santos y luego la protección del Altísimo.
Tras proclamar la fe en los Evangelios, el exorcista impondrá las manos
sobre el sujeto, evocará la potencia del Espíritu Santo y, si lo cree
oportuno, soplará sobre el rostro del poseído. Será preciso renovar las
promesas bautismales, encarar al sujeto con una cruz, y ordenar
perentoriamente al Diablo que abandone a su víctima.

Parece que hay casos en los que los demonios muestran gran resistencia y es
preciso repetir las secuencias muchas veces. Gabriele Amorth, el más famoso
de los exorcistas italianos -existen unos 150 en este país-, asegura haberse
encontrado con demonios en que «la pelea» duraba muchas horas. «He visto
gente poseída que escupía clavos de seis centímetros y gruesos trozos de
vidrio», asegura Amorth. El fallecido cardenal Jacques Martin, en un libro
de memorias, cuenta que, siendo Karol Wojtyla ya Papa, le presentaron una
posesa que se lanzaba cada dos por tres al suelo gritando. Wojtyla, según
Martin, intentó en vano exorcizarla durante un buen rato y sólo consiguió el
resultado apetecido cuando «anunció que celebraría una misa» por la
atormentada.

El nuevo manual, publicado en versión latina -deberá ser traducido a cada
lengua vernácula por las conferencias nacionales respectivas- menciona
tambien plegarias adaptadas a combatir el mal de ojo, pero puntualiza que
quienes sean objeto de maleficios y maldiciones, aun mereciendo una «ayuda
espiritual», no deben en modo alguno ser exorcizados.