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[escepticos] El club del Gourmet



Hola...

Cada vez es está más claro, que en la actualidad, uno de los asuntos que más inseguridad y alarma social producen (por lo menos en Europa) son los posibles riesgos para la salud derivados los alimentos. Que si la colza, que si las vacas locas, que si pollos chinos con virus (¿eran chinos?, no recuerdo muy bien éste caso), vacas locas, los trangénicos, y ahora el caso de la contaminación con dioxinas (por cierto, me podeís decir lo que son) en Bélgica.

Pues bien, ayer por la tarde, haciendo "zapping" en la Radio, me encontre en Onda Cero con un curioso cónclave de lo más variopinto: desde la escritora (ejem) Lucía Etxebarría, pasando por el crítico de cine (es otro decir) Carlos Boyero, hasta una, así denominada, "doctora en Sociología", no recuerdo bien el nombre, y otras tertulianas muy gustosas en dar su opinión sobre todo. Aderezado todo ello con la supuesta moderación de Julia Otero. Allí se pudieron oir "perlas" semejantes: «los gansteres actuales son los manipuladores de alimentos» o las horrorizantes descripciones de la "escritora" sobre los campos de concentración y tortura que son las granjas de animales, en los ni siquiera se les liquida bien y hay que rematarlos, y sigue argumentando que hasta científicamente se puede afirmar que esas angustiosas vivencias son perjudiciales luego para el que los come, porque como bien se sabe, dicho "stress" produce que se produzcan altas cantidades de adrenalina. Ah, pero los transgénicos le parecen bien a la niña. Luego los oyentes, lo remataron contando casos en los que se rompe reiteradamente la cadena del frío, contaba un camionero; o servicios de "cattering" para comedores infantiles en lo que no se que, etc.

Por la noche, en el programa de la SER "Hora 25" de Carlos Llamas, comentaron en tema de "los pollos Belgas" con el rigor que merece el tema. Llamaron al Profesor Rivera, especialista en dioxinas del CSIC; parece que los límites que establece la OMS para las dioxinas (no-se-cuantos picogramos) han sido superados con bastante amplitud en el caso Belga, según los análisis que se han hecho. Demandaba unos controles similares a los que hay en Alemania, mucho más frecuentes de los que aquí se hacen. Y aunque manifestaba que no hay que crear "alarma social" el tema no puede despacharse diciendo, como han dicho desde el gobierno, que «no hay ningún tipo de problema». Y finalmente añadir, que hasta uno de los periodistas (director de una revista) alabara la gran profesionalidad y cuidado que hay en ése tipo de granjas, y que "el pollo" ha signíficado un abaratamiento enorme en el gasto alimentario.

Está muy clara, la diferencia entre ambas posturas. Las posturas catastrofistas, en contra de casi todos los procesos y modos de producción alimentaria son completamentes inútiles. Pero aún así, cuantos más controles y seguridad haya mejor. Hay que demandar eso. Las normativas ya las hay, pero fallan --en algunos casos por lo menos-- los controles.

También he oido una crítica hacia las grandes superficies, que son las que tienes más probabilidades de suministrar éste tipo de alimentos susceptibles de problemas, y por contra los pequeños comerciantes, que dicen que se les controla más, conocen mejor de dónde vienen los productos. También los productos de "alta calidad" (es decir un "guebo" más caros) están libres de peligros, por tanto serán los pobres (como con la Colza, o con los productos enviados a otros paises, como paso con la sangre contaminada) los que pagaran el pato.

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Eduardo