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[escepticos] Lunfardo y escepticismo.



 [Héctor]
    Si tuviera que dar una opinión entre lo que sostiene tu amigo
y lo que dices tú te digo que pienso que hay una verdad
intermedia. El lunfardo tuvo un origen principalmente carcelario
y delictivo, se formó con palabras de todo origen. Los tangos
y los sainetes lo popularizaron. Hubo toda una moda en la
que la realidad copió al arte y que determinó que todos los
argentinos terminaran usándolo en mayor o menor medida.

[Mercader]
Bueno...agradezco estas pistas porque me indican que mi primera
intuición no andaba del todo descaminada.
No podía ser el Martín Fierro un invento artificial para vender
novelitas, digo yo.

Debo, de todas maneras, matizar mi afirmación del mensaje anterior en
la que manifiesto mi escepticismo con los informes de algunos
"técnicos" y que "esta es una posición que mantengo en todas las ramas
del conocimiento".
Desde siempre me atrajo la admiración por el trabajo de muchos
esforzados investigadores  removiendo en los hechos de la vida para
recolectar y clasificar el conocimiento con métodos racionales.  De la
misma manera he odiado esa facilidad con que muchos seres humanos
ponen a funcionar la fantasía para explicarse los hechos naturales que
ocurren ante sus ojos y buscar increíbles explicaciones contrarias a
las más simples reglas de la lógica.
Pero ese partidismo declarado, esa fe casi religiosa  por el
conocimiento científico no me ciega a tal punto de impedirme ver que,
bajo la excusa del cientifismo, se esconden, a veces, cerriles
actitudes que defienden puntos de vista con la misma irracionalidad
que los  "crédulos" sólo porque lo ha escrito tal o cual reputado
científico.
Tengo a mi alcance, en mi vida diaria,  mil ejemplos en que el
academicismo enmascara la esclerosis mental o en que la rigurosidad en
la investigación esconde el rigor mortis del olfato.  Los grandes
avances se han hecho tanto por científicos ortodoxos como por
heterodoxos que se han atrevido a desafiar las normas vigentes. Los
primeros médicos que se lavaron las manos tuvieron que sufrir el
ridículo ante sus compañeros de profesión. El primero que realizó una
disección para aprender sobre el cuerpo humano tuvo que hacerlo a
escondidas.
No debo hablar de ciencia, porque no estoy preparado para ello.  Pero
la constatación de que, por ejemplo,  las normas  en mi trabajo están
dictadas por los más ineptos  sólo arropados por su prestigio o por su
poder me hace sospechar que algo de ese método  se filtra a otros
campos del conocimiento.
El otro ejemplo de que, en la segunda mitad del siglo XX,  los
experimentos en  música más vivos y más innovadores, han sido
realizados por artistas intuitivos poniendo en ridículo a grandes
compositores que pretendían  los mismos resultados con sus reumáticas
estructuras de trabajo, me hacen sospechar que  habría que reservar
una parcela del respeto social a los legos y apear de su pedestal a un
buen número de intocables.
Conté por aquí hace mucho tiempo mi experiencia con un percusionista
cubano casi analfabeto, hijo y nieto de músicos, con un enorme
conocimiento de la música a pie de obra y que se reía de los
"conocimientos" de los insignes musicólogos  que yo le transmitía
como si se estuvieran refiriendo en sus críticas a otra música y a
otro planeta.
Claro que sólo es una anécdota pero  ilustra en cierta manera  lo que
he querido decir.
Saludos.