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[escepticos] Arqueoquímica o quimioarqueología



¿Arqueoquímica o quimioarqueología, ...una nueva pseudociencia? ;-)

El enfoque del resumen aparecido en el boletín de Manuel Montes se me ocurre
puede abonar semejante debate al acaecido recientemente, ...aunque lo debate
no es juicio de valor alguno :-)

(EMHO) Hay algunas aseveraciones que creo deberían ser claramente
fundamentadas ("...ya fueron tratadas de forma eficaz en el pasado...");
hay, me parece, algunos juicios de intención ("...Si le preguntamos a un
médico sobre si la medicina actual tiene algo que aprender del pasado,
seguramente nos dirá que no...") y algunas otras cosillas, y sin embargo...
creo que vale la pena leerlo.

Otra cosa, si no estuviera fundada o desarrollada quiero el copyright sobre
el nombre :-))))))

Saludos

Alberto Villa

[Transcripción del texto del boletín de MM N°120 6/00]

-LO QUE LOS QUIMICOS PUEDEN APRENDER DEL PASADO: Aunque la medicina moderna
ha
desarrollado medicamentos eficientes para muchas enfermedades, algunas de
ellas
ya fueron tratadas de forma eficaz en el pasado, mediante simples métodos
naturales.


Si le preguntamos a un médico sobre si la medicina actual tiene algo que
aprender del pasado, seguramente nos dirá que no. Pero un científico de la
North
Carolina State University opina todo lo contrario.

El doctor John Riddle es profesor de historia en dicha universidad y un
experto
en el uso histórico de medicinas derivadas de las plantas. Riddle cree
firmemente que algunas enfermedades eran tratadas de forma eficaz en la
antigüedad a través de medios naturales y que la medicina haría bien en
aprender
algo de ellos, ya que proporcionarían a los médicos formas alternativas para
combatirlas, sobre todo teniendo en cuenta la intolerancia química de
algunos
pacientes frente a ciertos medicamentos o sus efectos secundarios.

Hay diversos casos que apoyan esta propuesta. En Estados Unidos son bastante
populares los suplementos de hierbas medicinales, como la de St. John, que
se
emplea para tratar la depresión sin que seamos realmente conscientes de su
verdadero potencial. Riddle ha estudiado su uso en la historia y ha
encontrado
que fue utilizada por primera vez en el año 800 de nuestra era como
antiséptico
para tratar heridas y para los problemas de vejiga. En algunos casos produjo
nacimientos prematuros. Nada de ello aparece en la literatura moderna sobre
esta
hierba antes de 1998, momento a partir del cual los fabricantes empezaron a
advertir sobre su no consumo por parte de mujeres embarazadas.

Riddle cree que hay muchas otras hierbas medicinales cuyos efectos eran bien
conocidos por los antiguos y que ahora no son utilizadas en función de este
conocimiento, en parte porque dicha información se ha perdido o no se
encuentra
disponible.

La medicina debería estudiarlas porque su potencial ya quedó demostrado con
anterioridad y porque podrían proporcionar a los químicos farmacéuticos
pistas
importantes sobre usos alternativos y efectos secundarios ya olvidados. Por
ahora, ningún químico ha empezado a estudiar la historia de un determinado
componente con esta intención.

El descubrimiento retrospectivo puede ser una herramienta útil porque aunque
los nuevos medicamentos son probados para demostrar su seguridad a corto
plazo,
los que contienen productos químicos presentes en hierbas medicinales
podrían
disfrutar de pronto de un bagaje experimental sin precedentes. Se podrían
poner
de manifiesto al mismo tiempo diversos usos aún no determinados.

Esto queda claramente patente en un caso muy particular. Un producto llamado
Finasteride empezó a ser vendido bajo el nombre de Proscar para tratar
problemas
de próstata en hombres de edad avanzada. Cuando la compañía fabricante,
Merck,
descubrió que también propiciaba el crecimiento del cabello, disminuyó la
dosis
y empezó a venderlo bajo el nombre de Propecia. Lo curioso es que  el
producto
químico está presente en diversas plantas, como la ortiga, y que los
antiguos lo
utilizaban para tratar sus problemas urinarios y también para promover el
crecimiento capilar. Si Merck hubiera conocido la historia de la aplicación
de
la sustancia, hubiera sabido mucho antes que tenía usos alternativos al que
había previsto inicialmente.

El principal problema es que la comunidad académica desdeña en general el
conocimiento popular como fuente de información fiable, algo que no ocurre,
por
ejemplo, con las culturas china e islámica.

Sin duda, la medicina antigua debía enfrentarse a muchas de las aflicciones
modernas, aunque no disponía del conocimiento del cuerpo humano actual, ni
mucho
menos de los medios de investigación necesarios. A pesar de todo, textos del
Próximo Oriente, de Grecia, Roma y de las regiones occidentales durante la
Edad
Media describen el tratamiento de la arterioesclerosis, la alopecia, la
artritis, el cáncer, la depresión mental, etc. También se ejercía un control
de
la natalidad mediante el uso de contraceptivos y el aborto provocado, por un
lado, y de productos para mejorar la fertilidad, por otro. Una buena parte
de
todas estas cuestiones están relacionadas con el sistema endocrino, concepto
médico que desconocían por completo los antiguos. A pesar de todo, los
papiros
de Ebers y Kahun, del antiguo Egipto, escrituras griegas atribuidas a
Hipócrates, y otros tratados médicos posteriores, contienen sustancias
empíricas
administradas y que nosotros hemos redescubierto recientemente como agentes
efectivos. La moderna bioquímica puede explicar ahora sus mecanismos de
acción,
pero sus efectos se conocían mucho antes.

Información adicional en:
http://www2.ncsu.edu/ncsu/univ_relations/news_services/press_releases/00_03/
70.htm

Imagen:
http://www2.ncsu.edu/ncsu/univ_relations/news_services/press_releases/00_03/
riddle.jpg
(John Riddle.) (Foto: NC State University)