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Armentia, mediocre dialéctico.




Esta semana tuve la ocasión de escuchar en una conferencia en la facultad de
filosofía de Sevilla a Puente Ojea. Ya conocéis su discurso, yo lo incardino
en lo que llamo la "queja ilustrada". Esa queja se repite, puedo
demostrarlo, desde hace dos siglos.

Se parte de que el proyecto ilustrado (please, sensu latu) ha fracasado
parcialmente pues existen zonas de incultura, de irracionalidad que no se
deja iluminar por la luz de la razón.

Yo hace unos años repetía -importante matiz semántico- el argumento marxista
de que en España lo que sucedió es que la revolución industrial no se había
producido, y eso tenía los efectos bla, bla…

Por eso me aburrió Puente Ojea; todos sus argumentos proilustrados ya son
muy conocidos para un lector de la tradición del pensamiento moderno. Me
aburrí en cuanto al contenido, pero lo admiré en cuanto a la materialidad
del discurso. 

Sostener una palabra en una sala con decenas de personas es duro si uno
tiene la honestidad de reconocer de que no es el amo de la verdad. Esto
ocurría a las nueve de la noche; a las nueve de la mañana podía escuchar a
este señor hablar de cualquier tema actual en la tertulia de Luis del Olmo.
¡Qué capacidad para cambiar de registro  sin perder el aplomo!

Creo que muchos desean ser influyentes en los medios, ellos sabrán por qué,
pero lo que pienso es que muchos son llamados por la vocación (su deseo) y
pocos los que tienen realmente capacidad. Para ser un buen dialéctico hacen
falta condiciones de actor que no todo el mundo tiene, y recopilar y repetir
argumentos ya tabulados contra creyentes  no es suficiente. Hace falta algo
más , un plus del que carece, a lo que ví ,nuestro colega en la lista.

Al respecto recuerdo un programa de la máquina de la verdad sobre el
curanderismo; estaba Gustavo Bueno e hizo una demostración de brillantez
filosófica. Pero cabezas filosóficas hay pocas; como decía Spinoza en el
final de su Etica "todo lo excelso es tan difícil como raro". Por eso habla
mucho mejor un abogado que un amante de la divulgación científico; si a
alguien le interesa puedo apuntar algunas razones. 

Un punto del programa concreto ,aquí anunciado a bombo y platillo, que me
chocó fue que estuviese un señor baqueteado en mil debates, en la judicatura
y en las tertulias. El tal señor, no recuerdo los grafemas de su apellido
ahora, es un "forzudo" de la palabra y estaba, muy vanagloriado,
enfrentándose a imbéciles (débiles mentales). La desproporción de fuerzas
era manifiesta y, por consiguiente, inequitativa.

¿Algúno del sector crítico de los creyentes( yo prefiero llamarlos ‘pobres
cabezas vanas’) se ha preguntado, en el supuesto de que todas esas
mitologías se vinieran abajo, sobre qué las sustituiría?  Evidentemente no
la ciencia ni la buena literatura dado que existen muchas personas con
compulsión a creer;  en esto Popper aportó bien poco, algo sí su
menospreciado Freud. El tema se escapa al presente mensaje pero es más
preocupante de lo que parece ya que la realidad humana es previa y más
importante que la claridad lógica.

Saludos de un ilustrado  escéptico de la propia Ilustración.

Manuel Nogales




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