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Javier Sádaba : DESOBEDIENCIA CIVIL



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27 May 1997 10:11:10 +0200 (MET DST)
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> <symploke-list en etsiig.uniovi.es>; Tue, 27 May 1997 10:08:30 -0100
>Date: Tue, 27 May 1997 10:08:30 -0100
>From raticulin
From: Coordinación de Symploke <dteira en las.es>
>Subject: Javier Sádaba : DESOBEDIENCIA CIVIL
>X-Sender: dteira en las.es
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>Status: U
>
>
>LA DESOBEDIENCIA CIVIL
>Javier Sádaba
>
>Comencemos con un ejemplo. Supongamos que una sociedad con un 75% de blancos
>y un 25% de negros, en la que todos tienen derecho a voto. Supongamos que
>los blancos, mayoritariamente, votan la esclavitud de la minoría negra.
>¿Tendrían derecho a rebelarse los obligados a ser esclavos no obedeciendo
>así las reglas de la mayoría? Intuitivamente pocos lo pondrían en duda.
>Aparece así la idea de minoría como aquello que pone a prueba la democracia.
>La minoría, efectivamente, tiene algo de quintaesencia. Para Aristóteles, la
>quintaesencia era el conjunto de cuerpos celestes que rodean los cuatro
>elementos que componen la naturaleza. De modo semejantes, lo que la juego
>natural de las mayorías daría su remate ideal, lejos de una mera maquinaria
>mecánica, es el respeto a esas minorías que, sin ser cuerpos celestes, dan
>al conjunto el carácter armónico propio de lo divino.
>
>Pero ¿qué es, más exactamente, la desobediencia civil? La desobediencia
>civil, antes de nada, es un fenómeno relativamente reciente. Se tiene a
>Thoreau y a Gandhi, entre otros, como sus mentores. Y dicha desobediencia
>consiste en lo siguiente: en una sociedad democrática (si la sociedad no es
>democrática, el problema desaparece puesto que no habría nada a lo que
>obedecer; o, mas bien, habría que desobedecer a casi todo), una parte de
>dicha sociedad se niega a obedecer en principio y lo hace de forma pacífica.
>
>Acabamos de decir que se trata de un fenómeno nuevo. Es nuevo si lo
>estudiamos dentro de nuestras sociedades formalmente democráticas, pero es
>muy antiguo tomado en sentido amplio. En este último sentido, remite a
>Sócrates y un buen ejemplo de ello lo encontraríamos, también, en Antígona.
>Lo que sucede es que el problema de hoy nos coloca antes sociedades con
>leyes que no sólo son _legales_, sino que se presentan  como _legítimas_ (es
>decir, internamente justas, y no sólo legales o _legitimadas_, dado que
>muchos las apoyan), Habría que añadir a modo de dato histórico que la
>desobediencia civil ha cobrado un mayor relieve después del ascenso de
>Hitler al poder gracias a los votos de la mayoría o con la guerra del
>Vietnam (u otras guerras exportadas que, tomadas en conjunto, chocarían con
>las de la mayoría de la gente) o, en fin, con situaciones tan descaradas
>como el _Apartheid_ en África del Sur.
>
>A la idea de desobediencia civil, debemos añadir otra característica que la
>diferencia, por ejemplo, de la _objeción de conciencia_. Y es que, mientras
>que en esta última se trata de una reacción individual por motivos morales o
>religiosos, en aquélla nos encontramos con un movimiento social dispuesto a
>_cambiar las leyes_. Y es aquí donde se perfila con nitidez el conflicto.
>Quien crea que una ley, en cuanto ley, es justa, se negará a excepción
>alguna. Fue el caso de Kant (que no de Sto.Tomás, por cierto). Y sigue
>siendo el caso de muchos liberales actuales (piénsese en Rawls, Habermas y,
>de manera singular, Singer) puesto que cuando conceden la no obediencia es
>porque, de este modo, _mejoraría_ la ley. La desobediencia consistiría en
>esa extraña actitud de obedecer aún más a la ley (es decir, se haría bajo la
>aceptación constitucional y con la intención de mejorar dicha constitución).
>Son tantos los miedos que les entran ante el disidente, y tantas las
>condiciones que ponen para que sea legítimo resistir, que acaban vaciando a
>la resistencia de cualquier sentido. Así, por ejemplo, además de lo dicho,
>hablan de que los medios sean moderados y ortodoxos, que se suponga que se
>va a poner un bien mayor, etcétera, etcétera.
>
>¿Qué decir a esto? Volvemos al ejemplo de blancos y negros. Intuitivamente
>estamos inclinados a creer que los negros no tienen por qué obedecer a los
>blancos (o los blancos, si la situación fuera la contraria, cosa, por
>cierto, bastante difícil que ocurra). ¿Por qué? Porque, puestos en la
>balanza, la democracia, como cuestión de votos, y los derechos de los negros
>(o de los blancos, negros o amarillos, lo que se quiera) ganan los últimos.
>En términos simplificados de la teoría de juegos: vence la no distinción
>entre colores a la distinción en la que los negros pierden. A los deseosos
>de mantener la estabilidad democrática a cualquier precio les asusta,
>ciertamente, la desobediencia, incluida la expuesta. Más allá de los
>terrores, surge, en cualquier caso, la pregunta: ¿quiénes y cómo se han de
>rebelar contra leyes injustas? Naturalmente una respuesta contundente
>rozaría el dogmatismo. Recurramos de nuevo a un ejemplo. ¿Por qué el Estado
>es más que una comunidad de vecinos? En una comunidad de vecinos muchas
>veces, la mayoría, a través de las inmobiliarias que dominan, imponen a
>todos un administrador a su medida para desesperación de una minoría de
>vecinos. De nuevo estaríamos, intuitivamente, a favor de tales vecinos y de
>su desobediencia, en el caso de que les sea posible. El Estado, en realidad,
>no tendría por qué ser más que una comunidad de vecinos. Y si lo es más, es
>porque tiene poder coactivo y elementos para simular una estructura
>democrática. Los criterios para decidir quiénes y cómo se defienden en una
>comunidad de vecinos son similares a los de la sociedad en general.
>
>Se trata, por tanto, de contraponer un bien colectivo, como es la garantía
>del sistema democrático (véase la voz _Democracia_) a otro bien básico, como
>es la autonomía de uno o varios individuos. Insistimos en que el sistema ha
>de ser _un bien_, puesto que si se degrada perderá tal bondad. Si, por
>tanto, remitiéndonos sólo a los procesos democráticos de decisión, éstos
>sometieran _injustamente_ a una minoría, dicha minoría está en condiciones
>de rebelarse. Y es que se comete injusticia en el momento en que se
>conculcan los derechos básicos de otras personas. O, para ser más exactos,
>se es injusto porque, precisamente, no se ha guardado la debida proporción
>entre los derechos de todos. En este sentido, las decisiones, mayoritarias o
>no, no deciden sobre la vida de persona alguna. Cualquier justificación de
>la democracia, en suma, debe basarse en la autonomía individual. Y cuando se
>la veja, la reacción será proporcionalmente adecuada a la defensa de tal
>autonomía. Precisamente, es la democracia la que se basa en la autonomía de
>la cuestión, y en modo alguno al revés. La conclusión,  por tanto, es que
>dada la evidencia adecuada, la rebelión o resistencia está en su punto.
>
>Inmediatamente, surge una pregunta difícil. ¿Cuál es la evidencia adecuada?
>Porque no todos los casos son tan claros como el expuesto. Y es que, si
>fuera fácil trazar una línea divisoria entre la democracia _tout court_ y
>formas corrompidas de ella, la cosa sería sencilla. No es así. Hemos citado
>antes al filósofo Singer. En su libro sobre el problema que tenemos entre
>manos pone el ejemplo de la lucha de los irlandeses del norte contra los
>ingleses. Le parece que, sopesando los derechos de ambas partes, hay
>evidencia suficiente como para afirmar que tienen razón los irlandeses no
>sólo desobedeciendo sino levantándose violentamente contra el invasor. Es
>probable que, como en tantas otras ocasiones, arrime el ascua a su sardina.
>Seguro que su maestro Hare, con quien preparó dicho libro, estaría en
>desacuerdo. Es cuestión, en suma, de ver y decidir. Existe, en fin, una
>forma bien concreta de no colaborar, de hacer patente que uno es insumiso
>(véase la voz _Insumisión_) ante la ley que le parece injusta. Consiste,
>sencillamente, en resistir, en desobedecer, haciendo que tal desobediencia
>se note. Se trata de una forma pacífica de actuar que, curiosamente, suele
>ser descartada sin conocerla, por parte de muchos insurgentes. Y es el
>primer paso. Más aún, debería ser también el último. Desgraciadamente, dicha
>resistencia está aún inédita en muchos lugares del mundo que, si la usaran,
>vivirían tal vez mejores días.
>
>Puesto que el tema está en estrecha conexión con la violencia y el
>pacifismo, es recomendable la discusión entre N.Bobbio y G.Pontara recogida
>en _Elogio de la templanza_, Madrid, 1997
>
>___________
>
>Javier Sádaba, 1997, _Diccionario de Ética. Madrid: Planeta, _in voce_
>
>