LOS PUNTOS DE ENCUENTRO DE NAVITA

DIVULGACION CIENTIFICA
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PUNTO DE ENCUENTRO DE DIVULGACION CIENTIFICA
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DEBATE
LA FUNCION DE LOS PERIODISTAS CIENTIFICOS
MAS ESPIRITU CRITICO
Leyendo los espacios que nuestra prensa dedica a la información
científica no salgo de mi asombro. Todo parece indicar que la máxima
tópica del periodismo que reza que la noticia es que un hombre mordió
a un perro y no que un perro mordió a un hombre, se invierte cuando
se trata de divulgar o difundir la siempre relativa actualidad científica.
Siempre, hasta la fatiga, repitiendo incluso las mismas carencias elementales
del saber sobre la cuestión, vemos reiterarse el tema del Big Bang,
como si no existieran otros modelos, otras ideas y, sobre todo, como si
tampoco existieran las críticas serias y los cuestionamientos que
hacen a este modelo sus detractores.
Lo mismo puede decirse de los estudios sobre evolución y sobre infinidad
de cuestiones. Nunca una opinión heterodoxa, nunca los puntos débiles
de la teoría, nunca la duda, tan saludable y sensata, tan necesaria
y formativa. Siempre, en cambio, el marketing puro y duro de los dogmas
oficiales, la divulgación sesgada y la omisión de aquellos
aspectos que pudieran arrojar sombras sobre al "paradigma" fabricado
por el marketing que se acostumbra.
No creo que sea tanto pedir, suplicar por un poco, sólo un poco
más de ecuanimidad. Por el bien de la misma ciencia, que ni sirve
como sucedáneo de la religión ni es adecuada para sustentar
el tipo de discurso sentencioso que practican los periodistas, que no se
molestan siquiera en ser respetuosos con el abc de la epistemología
y tampoco se ruborizan al utilizar, en clave argumental y no informativa,
una "falacia ad baculum" tan impresentable como ese casi infaltable
"Pero la mayoría de los científicos piensa que..."
Señores, lo que piense la mayoría del colectivo de marras
es un dato sociológico, pero no puede ser un argumento. Además,
creo que es bueno recordar que, precisamente, los grandes momentos de la
ciencia surgen de la ruptura de este consenso mayoritario por parte de
mentes en principio casi siempre heterodoxas. No es mal ejercicio hacer
periodismo del pasado y ponerse a aplicar ese "Pero la mayor parte
de los científicos piensa que..." a lo que pensaba la susodicha
mayoría sobre las locas ideas de Galileo, o del mismo Einstein.
Angel González Alvarez.Valencia, 12 de mayo 1996
EL PERIODISMO PATRIO (Y FORANEO) DEDICA DEMASIADA ATENCION A LAS
CRITICAS NO FUNDADAS
Todo el mundo tiene derecho a expresar opiniones basadas en impresiones
personales. Leyendo la carta del Sr. González soy yo el que no salgo
de mi asombro. Mis impresiones no coinciden, en absoluto. Yo leo 10 artículos
titulados "XXX cuestiona la teoría de la evolución"
por cada uno que explica un detalle del paradigma actual.
Recientemente se ha dado una cobertura de las contradicciones en las medidas
de la edad del universo que jamás ha recibido el trabajo de Hubble.
Y puedo asegurar que en una redacción "vende" mucho más
(pero mucho, mucho) el hombre mordedor.
Los paradigmas, existen, claro que existen. Kuhn demostró que no
son la cerrazón de un grupo de fanáticos, sino un elemento
imprescindible para el mismo desarrollo de la ciencia. No un freno, sino
una herramienta. Y, desde luego, no son "fabricados por el marketing".
Surgen, precisamente, del trabajo de esos heterodoxos tan admirados.
La ciencia no trata de enterrar las visiones heterodoxas; sencillamente
aplica un criterio de economía, que reza: "Afirmaciones extraordinarias
requieren pruebas extraordinarias". Y cuanto más extraordinaria
la afirmación, más extrafuerte tiene que ser la prueba. Que,
por cierto, debe ser suministrada por quien hace la afirmación.
El trabajo de la comunidad científica no es refutar todas las afirmaciones
que se publican. El trabajo del científico es proporcionar pruebas
de sus afirmaciones.
Para finalizar, Galileo y el pobre Einstein siempre acaban saliendo en
este tipo de discusiones. Galileo no fue juzgado por heterodoxia científica,
sino por herejía, al creer la Inquisición que representaba
un peligro social y político (vinculaban su ciencia con la doctrina
de Giordano Bruno). Y el trabajo de Einstein es, precisamente, la prueba
de que un heterodoxo no sólo puede hacer un trabajo científico
sobresaliente y conseguir que sea aceptado por la comunidad científica,
sino que incluso se convierta en paradigma. Einstein era un funcionario
de patentes, no un miembro del "establishment científico".
Y el paradigma con el que "acabó" (el del éter)
estaba ya muerto y enterrado por los experimentos de Michelson-Morley.
La tolerancia me parece muy bien. Los críticos, aún mejor.
Pero la crítica, razonada y seria, creo que siempre tiene sitio
en los periódicos. Creo yo; por supuesto, puedo estar equivocado.
Aunque sigo teniendo la impresión de que, si de algo peca el periodismo
patrio (y foráneo), es de dedicar demasiada atención a las
críticas no fundadas, sobre todo si son espectaculares. Y la mayor
parte de las veces, por un insuficiente conocimiento (mea culpa) de los
periodistas.
José Cervera, Madrid, 17 de mayo 1996
BASTA LEER LA PRENSA
Basta seguir la prensa. De los cientos de reportajes sobre el Big Bang
publicados en España en los últimos años, por ninguno
dedicado a divulgar otro modelo teórico, ninguno se ha molestado
en matizar ni recoger las críticas a los tres célebres respaldos
de la teoría. Nunca se dice, por ejemplo, que el corrimiento al
rojo del espectro luminoso no tiene por qué obedecer al efecto Hubble,
ni que tampoco puede ser estimada como interpretación unívoca
(el modelo original permitía predecir también un corrimiento
al azul), ni que existen otros corrimientos al rojo que nada tienen que
ver con el alejamiento de la fuente, ni que Halton Arp fue censurado brutalmente
y despojado del tiempo de observación en Monte Palomar por publicar
un trabajo sobre "corrimientos al rojo no cosmológicos en galaxias
lejanas", ni se ha hablado del revuelo que este caso de flagrante
censura provocó en la comunidad científica en su día.
Nunca "las pegas", sino sólo marketing científico
para reconvertir el modelo en paradigma.
Hasta el lenguaje de la divulgación es descaradamente "oficialista",
como muestra el uso de expresiones como "radiación fósil"
para designar la radiación de fondo cósmico, uniendo en la
expresión lo que es una observación (radiación cósmica
de fondo) con lo que es una interpretación (que sea fósil,
es decir, remanente del Big Bang original), o la inevitable "corrimiento
al rojo de Hubble", usada no como distinción de otros corrimientos
al rojo que no pertenecen al señor Hubble (sino a Einstein, por
ejemplo), sino para crear en el lector no avisado la idea de que todo corrimiento
al rojo es cosmológico.
Yo no dije que los paradigmas no existieran, sino que ahora se intenta
vender como paradigma lo que no lo es, de acuerdo, precisamente, con Khun.
Los paradigmas son el resultado de un consenso general y de la ausencia
de alternativas teóricas, como la teoría gravitacional de
Newton hasta Einstein. Pero lo que no pueden ser es lo que se pretende
con el Big Bang: una promoción de marketing público que,
a fuerza de divulgar un único modelo agraciándolo con el
ocultamiento de todos sus puntos débiles, convierta la divulgación
misma en instancia sancionadora de paradigmas. Lo que yo digo, también,
es que la labor catequizadora de los divulgadores al servicio del nuevo
clero que gestiona los centros del poder científico y habla en nombre
de "toda la comunidad científica", sin el mínimo
pudor, es dirigista, ideologizadora y partidista.
Angel González Alvarez. Valencia, 30 de mayo de 1996.
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