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[escepticos] NUEVO PROGRAMA






[Xoàn M. Carreira]
¿Por qué tenemos que aguantar los cambios de humor de ese individuo zafio y
violento?.
¿Por qué viene a la corrala a encontrar consuelo a su triste realidad
profesional, la de ser un periodista de ínfima calidad que sólo encuentra
trabajo en publicaciones marginales y programas de radio sin audiencia?
¿Cuándo va a pedir disculpas por todas las barbaridades que ha escrito en
los últimos días?

[Francisco Mercader]
Sr.  Carreira.  YA ESTA BIEN.
Está Vd. sobrepasando los límites, para mí, de lo aceptable.   Vaya por
delante que no tengo absolutamente ninguna coincidencia con las ideas del
Sr. Iker Jimenez, ni me complace el número excesivo de sus mensajes, ni el
acento verbalmente violento de alguna de sus últimas manifestaciones.
Lo que veo ahora es que el Sr. Iker ha regresado a esta Lista y muestra un
evidente acento de acercamiento y que ha pedido disculpas por algunas de
las expresiones que ha pronunciado. Puede que su entrada no sea todo lo
oportuna que desearían algunos ni que sus argumentos, justificando su
ausencia, estén tan completos como para satisfacer a otros.   
Pero es  Vd. el único  componente de esta lista que, en una evidente
actitud de soberbia, está generando la suficiente incomodidad (véanse los
insultos transcritos más arriba) para generar nuevamente una tensión que se
me antoja totalmente fuera de lugar en este momento. 
Esta actitud de Vd. queda más patente al compararla con las de algunos de
los más acérrimos adversarios del Sr. Iker que han bajado las armas y le
han dedicado una bienvenida. 
Puedo decirle esto, ya que he sufrido hace muy poco tiempo, por parte de
Vd,  esa misma actitud de infinita soberbia  cuando, después del
innecesario incidente del trompetista negro,  inicié un débil acercamiento
por  e-mail  privado, con el único resultado de recibir un portazo en las
narices. 
Es evidente para mí que la violencia circunstancial del Sr. Iker no es ni
la décima parte de peligrosa que la de Vd., más soterrada y conceptual y
menos disculpable por la naturaleza del personaje, dotado de un innegable
bagaje cultural que podría generar admiración pero que se convierte en
rechazo al advertirse ciertas carencias personales, quizás necesitadas de
tratamiento.  
	                               Con profundo disgusto,         
						Francisco Mercader.