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Re: [escepticos] Naturaleza de la credulidad (BIS)



Francisco Mercader Rubio wrote:

> [Ernesto]
> Pero una cosa es la credulidad y otra la imaginación. Conozco a bastante
> gente imaginativa pero nada crédula y viceversa. Yo mismo soy un fantasioso
> incorregible, pero cuando se trata de hablar del mundo real soy de lo más
> cerrao (como ya sabe Iosu).
>
> [Mercader]
> Vale.  Entonces me faltó distinguir entre la imaginación 'controlada'  de los aficionados a la SF a los que te refieres, y la imaginación incontrolada que es la que atribuyo a quien cree ver a un marciano en la primera sombra que se le aparece por la noche.

"Sin en cambio" yo pienso que no existe relación (al menos de
causa-efecto) entre la capacidad de fabular y la credulidad magufa. La
fantasía no sólo es una agradable compañera de viaje para todos (bueno,
a veces no tan agradable), sino que se ha mostrado imprescindible para
el avance científico y técnico (el caso del anillo bencénico de Kekulé,
un ejemplo entre tantos).

Si una imaginación desbordada se presenta tanto entre personas magufas
como en escépticas queda claro que la fantasía no es patrimonio sólo de
aquéllas, no es un hecho diferenciador, por lo que en ella no puede
residir el germen de la credulidad. 

Tampoco creo que se deba a una "imaginación incontrolada", porque
ejemplos de este tipo de imaginación volvemos a encontrar entre los dos
grupos, con la misma conclusión entonces.

Desde mi punto de vista, en la base de la credulidad no se encuentra la
pasión por fantasear (yo también conozco crédulos con la capacidad
imaginativa de una ameba) sino un determinado componente de tipo
cultural, y en ocasiones también biológico, que hace que, por un lado,
nos creamos las fantasías de otros (sea religión, extraterrestres o
fantasmas), siendo con diferencia este grupo el más numeroso; y por el
otro algunos sean capaces de crear-creerse-transmitir-convencer sus
propias fantasías, que es el caso de los gurús o santones que pululan
por ahí. 

La mayoría de los crédulos (intuyo) creen en las fantasías que otros
fabricaron para mayor gloria suya sin ser capaces de originar las
propias, es decir, que más bien de fantasiosos nada; a éstos bien puede
aplicárseles la pauta cultural como explicación a sus creencias. La
cultura, con su carga de historia, mitos y tradiciones, es una potente
fábrica de crédulos (nótese, por ejemplo, cómo la virgen María nunca se
aparece en India o China, o cómo por aquí jamás se da un garbeo Visnú o
Shiva).

Caso distinto me parece que es el de quien se cree sus propias
fabulaciones y es capaz de convencer a otros de su veracidad. En la base
de esta conducta bien podría encontrarse una personalidad psicopática,
incapaz de discernir entre lo que imagina y lo que le rodea, a la que se
uniría un cierto poder de seducción.

Desde mi punto de vista, el proceso de socialización exige la asunción
de ciertas pautas conductuales de claro tinte crédulo/acrítico, porque
existen convenciones (creencias) altamente asumidas por la sociedad que
desde diversas instancias se difunden y perpetúan. A todos -o casi- nos
han bautizado; por semana santa seguimos teniendo dos días festivos y se
hacen procesiones; la mayoría de la gente se casa por la iglesia; todos
celebramos la navidad, y así un largo etcétera.

Puestas así las cosas, la cuestión no sería indagar en la naturaleza de
la credulidad, que es la opción fácil pues todo está diseñado para que
seamos magufillos, sino en la del escepticismo, en tanto que exige
aprender a nadar contra corriente. Sería entonces: ¿Cuál es la causa por
la que una persona comienza a cuestionarse críticamente su entorno?

Venga, un saludo

José Alonso