¡¡¡Articulazo!!!
Por
cierto, ese pérfido astrofísico y ese maligno periodista no sé de qué pero me
suenan.
Pedro Luis Gomez Barrondo
Saludos escépticos desde
Bilbao
Gargantua
-----Mensaje original-----
De: owner-escepticos en dis.ulpgc.es
[mailto:owner-escepticos en dis.ulpgc.es] En
nombre de Javier Armentia
Enviado el: martes, 09 de marzo de
2004 0:38
Para: escepticos en dis.ulpgc.es
Asunto: [escepticos] Catoblepas
sobre Antonio Salas
Interesante y documentado trabajo en CATOBLEPAS
(revista crítica del presente) escrito por María Santillana.
El enlace: http://www.nodulo.org/ec/2004/n025p24.htm
Y el comienzo, que es muuuucho más carballalesco que los propios escritos de
Salaballal:
Manuel Carballal trafica con mujeres
en su nueva investigación basura
María
Santillana Acosta
A propósito del libro El
año que trafiqué con mujeres, Temas de hoy, Madrid, marzo de 2004,
firmado por Antonio Salas, conocido seudónimo del escritor Manuel Carballal
Pazos
A
Malena Gracia, deseándole fortaleza
para resistir la inquisición machista
que recuerda una y otra vez su pasado
Tras difíciles y peligrosas investigaciones, en las que no he
contado con la ayuda de nadie, a las que me he enfrentado una vez más sola, sin
haber informado previamente ni a la policía ni a la guardia civil, ni siquiera
al juez Garzón, por si acaso topara con algún funcionario corrupto que pudiera
traicionarme y advertir a mis enemigos, sin ni siquiera haber podido advertir a
mi editor del peligroso terreno en el que me iba a introducir, arriesgando la
vida misma en el empeño, el pulso tembloroso, entrecortada la respiración,
palpitando con fuerza en mi pecho mi juvenil corazón, haciendo peligrar la
calidad de la grabación de la cámara oculta que con las pilas bien cargadas
acababa de conectar con disimulo, nerviosa ante los profundos misterios que sin
duda iba a desvelar, angustiada pues sabía que en cualquier momento podrían
detectar mi presencia y atacarme sin compasión, pero conocedora del arriesgado
servicio que estaba cumpliendo ante mi conciencia y para lograr la felicidad
del resto de las mujeres y de los hombres que ni siquiera llegarán nunca a
conocer los sufrimientos que por ellos estoy asumiendo, obligando una vez más a
mi ángel de la guarda a trabajar horas extraordinarias que nunca podré
compensarle, he podido conocer, en rigurosa exclusiva y gracias a mi pericia
investigadora, uno de los misterios más arcanos en las actividades del astrofísico
J. A. Sí, he podido saber lo que estaba haciendo el astrofísico J. A. cuando
sólo faltaban siete minutos para que en todos los relojes sonara la hora
primera de un nuevo día, una jornada que todavía no sabía me iba a deparar
sorpresas inimaginables, pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos en
ese momento preciso, las 00:53 del viernes 21 de noviembre de 2003, recién
terminado el gran día de las tenebrosas celebraciones de la extrema derecha
nacional socialista, necrófila y corrupta, apagadas apenas las conmemoraciones
de José Antonio y de Francisco Franco que habían mantenido entretenidos y
enfervorecidos durante unas horas a quienes pondrían en peligro mi vida si
lograran identificarme. Ahora ya puedo por fin desvelar que a esa hora, desde
su potente ordenador portátil Compaq Business nw8000 Pentium M 1.7 GHz,
ocultando su IP mediante una sofisticada estrategia de conexiones intermedias
que simulaban su presencia en Melbourne, Chiapas y New York, tecleaba el
astrofísico J. A. una oculta clave secreta, una misteriosa secuencia de letras
y números que solo él conoce, aparentemente sencilla pero que tantos quisieran
saber, por la que tantos miles de euros (millones de las antiguas pesetas)
estarían dispuestos a desembolsar muchos agentes de diferentes servicios de
información, una contraseña que le permitía al astrofísico J. A. publicar en
internet un documento, un texto aterrador, del que ya he podido hacerme con una
copia que conservo a buen recaudo en mi archivo, y del que en un alarde de generosidad,
y de forma absolutamente gratuita y desprendida, ofreceré íntegramente su texto
en uno de los apéndices de esta obra, a pesar de que el astrofísico J. A. pueda
adoptar contra mí represalias que ni siquiera puedo ahora sospechar...
(y sigue...)
---
Saludos
J.A.