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["JAVARM@xxxxxxxx" <JAVARM@xxxxxxxx>]

AportaciÃn al debate sobre el asunto de en quà grado o no la enseÃanza de 
la ciencia y el pensamiento crÃtico estÃn mÃs o menos conectados o como 
si sà o si no, o si tanto o no tanto, o si en exclusividad o en primacÃa 
o por favor, nada de eso...

Rescato un texto de Luis Alfonso GÃmez (recomiendo la lectura de todo el 
artÃculo porque siempre merece la pena tener presente las buenas reflexiones 
sobre estos temas. 
El texto pertenece a un artÃculo titulado "EL AUGE CONTEMPORÃNEO DE LAS 
CREENCIAS OCULTISTAS EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL", publicado en "La Alternativa 
Racional", nÃmero 19.
http://www.arp-sapc.org/publicaciones/lar19.html
Por supuesto, mi elecciÃn del autor no es casual: creo que estos dÃas Luis 
Alfonso carga las tintas contra formas de ver las cosas que antes no le 
eran tan (aparentemente) ajenas, como promover la enseÃanza de las ciencias 
para mejorar en el sentido crÃtico. No se lea esto, por favor, como un intento 
de crear polÃmica con Ãl por si dijo o no digo o Diego. No es lo relevante, 
nunca lo es;  simplemente me parece que hay mucho de cosmÃtico o estÃtico 
en las crÃticas que he leÃdo estos dÃas al EscolARP, cuando lo que està 
en la base es un material de gran calidad y desde luego ha sido muy bien 
recibido por los profesores -a quienes està dirigido, no lo olvidemos- que 
han podido verlo. Personalmente me quedo a la espera de ver quà tal resulta 
en el aula, porque estas cosas se hacen como materiales de trabajo, no como 
teÃricas propuestas para la discusiÃn.

El texto:

<<
 El miedo a la ciencia y la deficiente educaciÃn cientÃfica son dos causas, junto 
con la decadencia de las religiones tradicionales institucionalizadas, que 
estÃn en la base de la moda ocultista que invade la sociedad de finales 
de los aÃos ochenta.
La admiraciÃn pÃblica por la ciencia ha llevado a las creencias sobrenaturales 
a desear disfrazarse de ciencia, aunque luego los saberes ocultistas no 
admitan la aplicaciÃn del mÃtodo cientÃfico. Asà se habla de ciencias ocultas, 
paraciencias, ciencias paranormales... y el sufijo griego logÃa, propio 
de las disciplinas cientÃficas, aparece en el nombre de bastantes creencias 
ocultistas: astrologÃa, parapsÃcologÃa, ufologÃa, quirologÃa, piramidologÃa, 
biorritmologÃa, etc. Desde la pitonisa mÃstica que consulta sus cartas de 
tarot hasta el astrÃlogo que utiliza un programa de ordenador, todos se 
consideran poseedores de un secreto saber al que no tienen acceso mÃs que 
un pequeÃo colectivo de iniciados.
Las prÃcticas mÃgicas no sÃlo han sobrevivido, sino que se han transformado 
en ciencias ocultas, paranormales y parapsicolÃgicas, servidas por una plÃyade 
de especialistas: echadores de cartas, brujos, zahorÃes, parapsicÃlogos, 
ufÃlogos, exorcistas, magos, adivinos, etc. Las pseudociencias pueden definirse 
como un conjunto de creencias y prÃcticas, cuyos cultivadores desean, ingenua 
o maliciosamente, hacer pasar por ciencia, sobre la base de un acceso privilegiado, 
a ciertos fenÃmenos y fuentes secretas de poder que se les escapan al comÃn 
de los mortales. SÃlo los iniciados (y los bobos) pueden aspirar a entrar 
en contacto con los espÃritus descarnados y las fuentes extranaturales sobre 
las que se asienta tan extraordinario poder. [Bueno, Hidalgo e Iglesias, 
l987; 30]
El Ãxito popular de las creencias pseudocientÃficas podrÃa explÃcarse si 
no existiera una educaciÃn cientÃfica a todas luces deficiente. >>(NOTA: 
imagino que aquà al autor se le escapà un "no" antes de "podrÃa explicarse", 
por el sentido de lo que se dice en el pÃrrafo)<< No puede comprenderse 
si no que gran cantidad de personas que han superado la enseÃanza media 
consideren que nuestro destino puede depender de la situaciÃn de Marte en 
el firmamento o de que la carta de la Muerte salga en una sesiÃn de tarot, 
que crea que las lÃneas de la mano marcan nuestro destino, que piensen que 
se ha llegado a transmitir datos directamente de una mente a otra, etc.
A esta deficiente educaciÃn cientÃfica, ha contribuido la actitud de los 
medios de comunicaciÃn, el concepto equivocado de los responsables educativos 
acerca de lo que es ciencia y lo que es cultura, y la escasez de cientÃficos 
dedicados a divulgar, a hacer comprensible la ciencia a la inmensa mayorÃa 
de sus semejantes.
Hoy en dÃa, en 1990, cuando alguien dice que es culto, suele referirse 
a que tiene muchos conocimientos de tipo humanÃstico. Un homhrs culto puede 
ignorar quiÃn fue Albert Einstein y hasta jactarse de no tener ni idea de 
cÃmo funciona un aparato que usa diariamente o haberse olvidado de cÃmo 
realizar una operaciÃn matemÃtica simple. Parece que estamos en los tiempos 
de Thomas Henry Huxley, cuando "apenas si empezaba a reconocerse a la ciencia 
como un elemento indispensable en la educaciÃn general" [Gardner, 1986; 
146]. A finales del siglo XX, el analfabetismo cientÃfico tÃcnico es una 
de las caracterÃsticas mÃs significativas de
nuestra sociedad y uno de los baluartes en los que se apoya el gusto por 
lo oculto.
>>

Me parece que los comentarios de Jorge FrÃas sobre el EscolARP son en esencia 
muy similares a lo que Luis Alfonso  y muchos otros escÃpticos han comentado 
una y mil veces. No pretendamos ahora que esta visiÃn es TAN reduccionista. 
ÂO es que ahora la ciencia hay que volver a separarla de cualquier otra 
actividad humana, que denominaremos "humanÃstica" con intenciÃn de contraponerla? 
Uno pensaba que por estos pagos el eslÃgan "la ciencia es cultura" era parte 
de la base. 

La propuesta que han hecho los responsables de el EscolARP de poder llevar a 
la discusiÃn en la enseÃanza de las ciencias de temas relacionados con el 
pensamiento crÃtico es demasiado valiosa como para quedarnos en bizantinas 
discusiones.  O lo mismo me equivoco por completo, claro estÃ, que uno no 
sigue los dictados de la moderna estÃtica, por lo que se ve.

saludos

javier armentia