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Re: [escepticos] RE EED (Tenebris)



Hay en el mismo número de febrero de EED un interesantísimo artículo de Julio Arrieta, que, por aquello de que resulta pertinente a lo que comentais, voy a copiar. Saludos

javier armentia
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4.- SOBRE LA OBRA Y SÓLO LA OBRA DE ANDREAS FABER-KAISER
Julio Arrieta

El anterior número del EED se abría con un artículo titulado 'Lo cortés no quita lo valiente' que bien podía haber sido encabezado como 'Defensa sentimental de Andreas Faber-Kaiser'. Su autor, Juan Antonio Paredes, afirma que la figura del fallecido periodista catalán no ha sido tratada con justicia y que ofrecía facetas de mucho más peso que su obra periodística y literaria, claramente pseudocientífica. Según Paredes, Faber-Kaiser ha sido juzgado como un mero "fabricante de paradojas" y sus jueces han dejado de lado sus aportaciones positivas, entre ellas su valía como divulgador en la radio, su valor como valiente luchador "contra el poder establecido" y, sobre todo, su calidad humana.

Es cierto que la literatura escéptica parece ofrecer imágenes 'planas' de los 'misteriólogos' cuyo discurso refuta. Cuando un racionalista se toma el tiempo y las molestias de desmontar las ocurrencias de Däniken -por poner un ejemplo- puede ser interpretado como que detesta a Däniken de la cabeza a los pies y considera que todo lo relacionado con él, sobre todo él mismo, es deleznable. De hecho, no es raro oír o leer en Internet acusaciones de inquina dirigidas a cualquier escéptico más o menos activo -"¿por qué odiais a Iker Jiménez?", "os metéis con Benítez porque le tenéis manía", etc. etc.-. Sin embargo, apostaría una buena cena a que los arqueólogos que perdieron su tiempo desmontando los disparates divulgadas por el hostelero suizo no tendrían ningún problema en admitir que Däniken es un estupendo padre de familia y que probablemente sepa llevar muy bien un hotel.

Del mismo modo, los escépticos españoles sabemos que muchos de los 'misteriólogos' a los que nos enfrentamos son personas encantadoras con las que podemos estar de acuerdo en todo tipo de cuestiones fuera del campo puramente 'enigmático'. En este sentido, Paredes comenta sobre Faber-Kaiser que "fue un tipo más que estupendo" y que "todo aquél que le conoció personalmente quedó maravillado por su talante humano". No me cabe la menor duda. Pero esa no es la cuestión. Por lo menos, no para los escépticos. A mí me consta que Fernando Jiménez del Oso era una gran persona. Igual que Antonio Ribera. Pero lo que me interesa es su obra, lo que han entregado a la sociedad, su aportación pública. Y como escéptico la he de poner en cuestión, dejando a un lado lo simpático o fascinante que me pueda parece su autor. No cuestiono de ningún modo que Faber-Kaiser fuera una gran persona, pero afirmo que eso no debe tenerse en cuenta a la hora de estudiar su trabajo.

Andreas Faber-Kaiser, licenciado en Filosofía y Letras, recibió el Premio Nacional de Astronáutica Julio Marial en 1972 y escribió unos cuantos buenos artículos de divulgación sobre exploración espacial. Pero también -y sobre todo, porque fueron sus aportaciones de más peso- publicó 'Sacerdotes y cosmonautas', en la línea de Charroux y Däniken, 'Jesús vivió y murió en Cachemira' y 'Las nubes del engaño', en el que viene a decir que la Humanidad es una especie de teleñeco manejado por civilizaciones extraterrestres que siguen un plan cósmico superior. Además dirigió 'Mundo Desconocido', revista de divulgación pseudocientífica en cuyos editoriales, escritos por él, se podían leer perlas como ésta referida a los astronautas de la Antigüedad: "Si el educador explicara la historia en su totalidad, sin omisiones ni retoques, sus alumnos asimilarían con naturalidad que los fenómenos que evidencian la actuación de una inteligencia distinta a la nuestra, forman parte integrante y continuada de la historia de la humanidad" (nº 60 junio de 1980). En efecto, Faber-Kaiser defendía la enseñanza del 'dänikenismo' en las escuelas.

El número citado incluye un artículo espiritista titulado 'Cómo dialogar con los invisibles'. En otros números se habla de la Tierra Hueca, de la existencia de un abominable hombre de los bosques vascos, del inefable cronovisor, la maldición de Ochate tan querida por Iker Jiménez y de los inevitables extraterrestres-construye-pirámides . Todo este bagaje fue trasladado por Faber-Kaiser a la radio en el programa 'Sintonía Alfa'. En su artículo, Paredes parece defender las virtudes de este espacio, pero después de repasar su texto no encuentro aspectos positivos que vayan más allá de que era menos aburrido que 'Milenio 3' o 'La rosa de los vientos' y de que Faber-Kaiser tenía una voz atractiva. ¿Pero qué pasa con los contenidos? Paredes subraya que Faber-Kaiser "no tuvo reparos en enfrentarse al poder establecido, fuera éste el que fuese, para denunciar hechos que atentaban gravemente contra la dignidad humana". Lamentablemente, no nos explica qué denuncias fueron esas.

Pero sí señala que "le han atribuido el calificativo de "fabricante de paradojas", alguien agradeció que a finales de los 80 cambiase con éxito la máquina de escribir por el micrófono y le atribuyen carencia "del mínimo espíritu crítico", y que se le ha descrito como "[...] autor de dos libros que son meras recopilaciones de documentación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)" -todos estos comentarios extraídos de LAR nº 32-. Posiblemente los que así opinen tengan sus razones". De hecho, las tenemos. Por si alguien se lo está preguntando, el texto citado por Paredes pertenece a Luis Alfonso Gámez, con el que no estoy de acuerdo en el concepto de "fabricante de paradojas", porque como casi todos los autores de su estilo y generación, Faber-Kaiser no fabricó paradoja alguna y se limitó a reciclar las de conocidos esoteristas, sobre todo franceses de la generación 'Planete'. Si repasamos 'Las nubes del engaño', por ejemplo, nos encontraremos con el consabido 'grandes éxitos' de los misterios de la Antigüedad: los dogones, el mapa de Piri Reis, la nave de Ezequiel versión Blumrich, las figurillas Dogu y todo el viejo catálogo, reproducido, es innegable, sin el más mínimo espíritu crítico. Tampoco se puede negar que publicó esas recopilaciones de informes ovni de la CIA. Tengo junto al portátil uno de ellos, 'Informes de avistamientos', y puedo demostrarle a quien quiera que no es más que una serie de traducciones de documentos.

Otro de los puntos positivos que parece encontrar Paredes en la obra de Faber-Kaiser es su faceta de provocador de cara a la Iglesia Católica. Cita dos ejemplos sorprendentes: la entrevista a una vidente a mediados de los 90 y la publicación de 'Jesús vivió y murió en Cachemira'. Si dejamos a un lado el dudoso valor que tenga el hecho de la provocación -yo no le encuentro ninguno - no veo valentía alguna en estas dos actuaciones. Entrevistar a una vidente a mediados de los 90 no representa rupturismo alguno se mire por donde se mire. En cuanto al libro sobre Jesús, escribe Paredes que "Había que ser muy valiente para publicar, en plena Transición española -más que transición resultó una adaptación del tardofranquismo a la incipiente democracia-, una obra titulada Jesús vivió y murió en Cachemira (1976)". Sin embargo, no creo que hubiera que ser muy valiente. Había que tener un editor, y en esa época precisamente había varios muy interesados en el esoterismo, siguiendo la estela del éxito de 'El retorno de los brujos'. 'Jesús vivió y murió en Cachemira' apareció precisamente en el momento en que este tipo de literatura vivía un 'boom' en España. Además de recoger viejas historias conocidas que se remontan a la publicación de 'La vie incconue de Jesús-Christ en Inde et au Tibet' de Notovitch en 1894, forma parte de una corriente típica de aquellos años en la que destacaría Benítez con 'El Enviado'. Dos años después del libro de Faber-Kaiser y en plena transición, Fernando Sánchez-Dragó ganaba el Premio Nacional de Literatura con una obra, 'Gárgoris y Habidis', que entre otras muchísimas cosas explica que Jesús es un arquetipo solar, o mejor, uno de los muchos avatares de una deidad solar que ha recibido nombres como Osiris o Hércules. Publicar 'Jesús vivió y murió en Cachemira' a mediados de los 70 no era valentía, era seguir una corriente de la época.

Pero eso es lo de menos, aunque editar ese libro hubiera supuesto demostrar unas dosis de coraje dignas del Capitán Trueno, eso no le daría mayor valor intrínseco a la obra que el que tiene. Y no es muhco. El libro no se sostiene y sus postulados han sido refutados en varias ocasiones. ¿Qué valor tienen hoy día las obras de Andreas Faber-Kaiser? Más allá de su interés documental y de su utilidad como fuente para estudiar las pseudociencias de una época, me temo que muy poco.


Jose Ramón Brox escribió:

----- Original Message ----- From: "Tenebris" <gargantuario@xxxxxxxxx>


Hola José.

Dado que lo preguntas te diré que, efectivamente, en este último número han
publicado la carta que envié y la Redacción me ha dado una contestación que,
debo reconocer, me ha dejado un tanto frío.
Te pego la contestación y a continuación la carta que les envié.
Por cierto, gracias por el interés.

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Tal vez deberías escribir un artículo sobre Faber-Kaiser incidiendo en sus afirmaciones pseudocientíficas y enviarlo, no estaría de más. O adaptar el de Luis Alfonso. O pedirle que lo envíe tal y como está. Vamos, si no te parece suficientemente aclarado el tema para los lectores con la publicación tu carta, quiero decir.

Jose