De hecho ocurre con cualquier cosa que eches a una bebida carbónica que
tenga una sustancia capaz de disminuir la tensión superficial del agua
(una gelatina, por ejemplo). La cuestión es que el CO2 (gas, obviamente)
disuelto en el agua esta, por decirlo de forma sencilla, atrapado por la
propia atracción entre las moléculas del agua -esos queridísimos puentes
de van der Waals-. La sustancia -la goma arábica de caramelos como los
mentos es el disparador en el caso que comentas- interfiere la atracción
entre las moléculas, que dejan escapar, profusamente, el CO2
(normalmente, en las bebidas carbónicas se añade CO2 a una presión de
entre 2 y 4 atmósferas antes del envasado).
Saludos
javier armentia