Amigo Carreira:
Me encanta lo que has escrito. Te voy a confesar algo. Ese día paso algo en aquel lugar que yo ni siquiera he querido reflejar en el artículo. Es algo que solo sabe FJO y alguien del convento de Clarisas. (CONVENTO, digo, donde recibieron días despues un regalo por las diversas gestiones realizadas).
No puedo evitar que escribas lo que, a tu juicio,OCURRIO DE VERDAD. Debe ser que posees un don especial para saber exactamente lo que acontece aunque no te encuentres presente.
No voy a objetar nada. Tienes todo el derecho a creer saber la verdad.
Lo de Marañon , Feijoó y sus controversias me parece demasiado. No soy tan gilipollas como das a entender. Mira por donde en el artículo digo que MARAÑON criticó lo escrito por Feijoó en su obra "las ideas biológicad el P.Feijoó...". Insinuar que desconozco que Marañon y Feijoó jamás pudieron coincidir en vida es llamarme imbecil. Yo no sé de donde sacas ese tipo de cosas. Me sobrecoge tu actitud.
Y cuando hablo refiriendome a Cadiz como capital andaluza (que lo es hoy) que tendrá que ver que EN EL MOMENTO en que los hechos se produjeran no fuera aún considerada capital?. Es que, honestamente, no entiendo las tonterías que comentas. Ni entiendo que pretendes.
Me parece excelente el análisis que haces para indicar que lo de "Hombre pez" pudo ser un añadido al acta de defunción, más aún cuando era conocida la historia desde hacía varios años. Y te dije que me parecía correctísima tu indicación. A mi no se me caen jamás los anillos.
Lo que no entiendo es que con ello quiereas demostrar taxativamente que esa no es el acta de defunción ( y la otra la de bautismo) del Francisco de la Vega, sujeto protagonista de la célebre historia.
Ah¡, lo del 1,80 lo encuentras en Herrau Valdivieso, Lorman, Gutierrez Barroso... Fueron cálculos que se hicieron de su estatura a raiz de lo plasmado en las crónicas del suceso original..
Plantear dudas acerca de las actas me parece estupendo y riguroso. Que a traves de esas dudas o datos queramos establecer una realidad (la negación de que fuera el auténtico Fco.Vega) inexorable, me parece digno de una mente autoritaria y convencida de poseer la verdad.
Y yo confío en los que buscan la verdad,...no en quien dicen haberla encontrado. ( y menos en quienes la encuentran barajando hipótesis y datos que no demuestran nada).
Un saludo cordial IKER JIMENEZ
---------- De: Xoan M. Carreira <xoanmc en lix.intercom.es> A: Escepticos. <escepticos en correo.dis.ulpgc.es> Asunto: El hombre pez (largo) Fecha: martes 29 de abril de 1997 16:19
La pasada semana, el historiador de la medicina, Carlos Fernández Fernández envió a esta corrala digital un informe técnico acerca de las graves deficiencias del artículo de Iker Jiménez Elizari *El Hombre Pez de Liérganes. ¡Demostramos su existencia!*. Este informe del Dr. Fdez. Fdez. generó un interesante debate en el que intervinieron diversos convecinos que coincidían en señalar la fragilidad de los argumentos del Sr. Jiménez, quien en vez de responder a las críticas utilizó su habitual estrategia de amenazar e insultar a sus detractores.
Por mi parte considero que el tema ha sido suficientemente debatido y que ha llegado el momento de exponer los argumentos por los que afirmo que don Iker Jiménez Elizari no ha demostrado la existencia del Hombre-pez de Liérganes. ************** 1) Exposición de los hechos La narración de como el Sr. Jiménez investigó el caso del Hombre-pez de Liérganes es confusa, autocontradictoria y, a menudo, manifiestamente falsa. El caso más singular es el referido a su consulta de los volúmenes con signatura 1514 y 1525 en el Archivo Diocesano de Santander, sito en Santillana del Mar. Cualquier investigador profesional conoce perfectamente la buena accesibilidad de los archivos diocesanos y la gran sencillez de las rutinas de búsqueda en los libros parroquiales; pocos archivos cumplen tan bien el viejo aforismo *Los archivos siempre responden generosamente a una pregunta bien planteada*. Cualquier investigador profesional hubiera acudido directamente al Archivo Diocesano para consultar allí los libros de bautizados y finados de la parroquia de San Pedro de Liérganes. Sin embargo, el Sr. Jiménez prefirió entrevistar al actual párroco de Liérganes. ¡Al parecer el Sr. Jiménez cree que el orden presbiteral no sólo imprime carácter sino que también imbuye conocimientos históricos.! En realidad no es así, la mayor parte de los párrocos desconocen los criterios funcionales de los Archivos Diocesanos y muchos de ellos se oponen a la remisión obligatoria de la documentación histórica a los Archivos Diocesanos la cual consideran que es un despojo del patrimonio de su comunidad parroquial. Las confusas explicaciones del párroco lierganés y la desbordante imaginación del Sr. Jiménez hicieron el resto. Según su narración: +++ A las 17.54 horas del miércoles 7 de marzo tuvo lugar su entrevista con la competente archivera diocesana de Santander que se hizo a grito pelado a través de un agujero practicado en la puerta del convento de clausura de la Orden Segunda de San Francisco (vulgo, clarisas). +++ Sus dotes de seductor le valieron que una simple monja le permitiera el acceso a la severísima clausura de la Orden Segunda de San Francisco (el derecho canónico reserva taxativamente tal acceso a un permiso extraordinario del obispo, previo el vistobueno de la superiora, en casos extraordinarios perfectamente enumerados, entre los que, obviamente, no figura el caso de "un joven lleno de cámaras y cuadernos") +++ Una vez dentro consiguió interrumpir una importante reunión de las monjas con unos misioneros (¡Peculiar clausura la de ese convento!) puesto que según escribe el Sr. Jiménez: *aún lamentando mucho las molestias que debía provocar al alterar la tranquila vida del convento, lo cierto es que necesitaba remover de arriba abajo la gran biblioteca para obtener las pruebas que buscaba.* +++ Escribe el Sr. Jiménez que *El dedo índice de sor Emilia Sierra temblaba apuntando una serie de garabatos casi incomprensibles, aún más difíciles de identificar en aquel oscuro salón. Pero no cabía duda: al acercar el libro a la débil luz de la lumbre, comprobé emocionado que, efectivamente, aquellas letras habían sido escritas de puño y letra por Pedro Heras Miera, párroco de Liérganes, a comienzos del siglo XVII. ¡Aquel legajo de valor incalculable era la partida de bautismo de Francisco de la Vega Casar, el Hombre Pez!.* El Sr. Jiménez no es capaz de concebir la existencia de archivos públicos ni de archiveros profesionales. El Sr. Jiménez prefiere la conspiración y el misterio. El Sr. Jiménez desconoce lo que es un convento de clausura, no es capaz de distinguir una biblioteca de un archivo y, a lo que se ve, no tiene la menor idea de como se hace una consulta de un documento en un archivo histórico. Voy a intentar reconstruir lo que sucedió en realidad. A las 17,54 horas del 7 de marzo el Archivo Diocesano de Santander está cerrado al público pero la archivera estaba en las dependencias puesto que se estaba celebrando una reunión. A esa hora, el Sr. Jiménez llamó a la puerta del Archivo Diocesano creyendo que era el convento de la Orden Segunda de San Francisco (vulgo, clarisas) y la archivera lo atendió a través del portillo de conversación -un antiquísimo sistema que ejerce las funciones ahora atribuídas al "portero automático". A la vista de que la consulta que el Sr. Jiménez quería hacer era muy sencilla y para evitarle la pernocta en Santillana del Mar, la archivera accedió a la pretensión del Sr. Jiménez y le sirvió los volúmenes con signatura 1514 y 1525, correspondientes a los libros de bautizados y finados de la parroquial de Liérganes en los márgenes cronológicos expresados por el Sr. Jiménez. Puesto que el Sr. Jiménez daba muestras de no haber manejado jamás un documento histórico y no sabe leer letra del siglo XVII, la archivera decidió hacer la búsqueda ella misma con la doble pretensión de acabar cuanto antes y de proteger los documentos de las manipulaciones inexpertas del Sr. Jiménez. El Sr. Jiménez comete, además varios errores manifiestos. El Archivo Diocesano de Santander dispone de luz eléctrica y la archivera es una buena profesional. Es totalmente imposible que se tuvieran que iluminar con la luz de la lumbre y que la archivera permitiera acercar el volumen de bautizados al fuego de la misma. Por otra parte en 1658 no se estaba "a principios del siglo XVII" como escribe el Sr. Jiménez.
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2. Las fuentes documentales A pesar de la extensión de su artículo, el Sr. Jiménez sólo aporta dos documentos, ambos procedentes del Archivo Diocesano de Santander. Se trata del acta bautismal (1658) de Francisco de la Vega y del acta de reconocimiento legal de la muerte (1755) de los hermanos Francisco y José de la Vega, desaparecidos muchos años antes. En ninguno de los documentos se dice que Francisco de la Vega sea el mítico Hombre-pez de Liérganes. El segundo documento presenta una noticia marginal de mano distinta de la registral y de fecha probablemente muy posterior que dice "Fran.co de la Vega llamado el hombre pez y su hermano". El Sr. Jiménez no presenta ningún documento que avale la certeza de que el Hombre-pez fue investigado por el Santo Oficio gaditano en 1679. Su justificación acerca de los motivos de esta grave carencia documental es que unos juristas gaditanos le informaron que la documentación de esta época en el Archivo de Cádiz no puede ser consultada. Esta afirmación es muestra del absoluto desconocimiento sobre las fuentes documentales que caracteriza al Sr. Jiménez. Como conoce cualquier investigador profesional, la documentación del Santo Oficio poseía sus propios archivos y cuando fue definitivamente disuelta en el s. XIX, estos archivos fueron recabados por el Estado y centralizados en el archivo estatal de referencia. Los archivos locales no conservan documentación sobre el Santo Oficio. Por otra parte, el archivo municipal de Cádiz es uno de los pocos archivos locales españoles cuyas actas han sido clasificadas, indexadas y extractadas para su publicación en forma de libro; basta con consultar la obra del almirante Guillén Tato para saber que en las actas gaditanas no se habla del Hombre-pez de Liérganes.
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3. Las fuentes bibliográficas. El Sr. Jiménez utiliza en su artículo el discurso del P. Feijoo sobre el Hombre-pez de Liérganes, el artículo del Dr. Marañón y el libro de José Lorman así como diversas publicaciones de historiadores locales cántabros. Sin embargo sólo menciona en el artículo al P. Feijoo y al Dr. Marañón, omitiendo el resto de la bibliografía utilizada. Más aún, en su artículo cita literalmente largos pasajes de Feijoo y Lorman (y presuntamente de otros autores) sin citar su procedencia. En otros casos practica graves deturpaciones en textos ajenos para hacerlos coincidir con su narración. En todos los casos es evidente el deseo de figurar como autor de los textos apropiados y deturpados. Tan grave atentado contra la propiedad intelectual no puede ser justificado con el argumento de la evidente ignorancia del Sr. Jiménez en cuestiones de historia puesto que es evidente el deseo del Sr. Jiménez de hacer creer al lector que él ha realizado una larga y compleja investigación cuyos resultados dejan en evidencia el saber y proceder de los autores de cuya obra se apropia.
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4. Los anacronismos La ignorancia histórica del Sr. Jiménez es tan enorme que incurre en anacronismos absurdos como cuando informa de la talla del Hombre-pez: 1,80 m. en el sistema métrico decimal, desconocido en 1679, sin citar ningún documento que avale tan sorprendente afirmación. Ignora la historia de la industria naval española atribuyendo a los astilleros gaditanos de 1679 un desarrollo que sólo conocerían ochenta años después. Es evidente que el Sr. Jiménez no ha consultado ningún plano de Cádiz ca. 1679 puesto que su narración menciona la existencia de los "muelles de la capital andaluza" (el uso de "capital andaluza" revela que el Sr. Jiménez ignora Cádiz no lo sería hasta ciento cincuenta años después) Su afirmación, no avalada documentalmente, acerca del uso de intérpretes jurados en los procedimientos inquisitivos del Santo Oficio en 1679 es asimismo anacrónica y excéntrica. Por otra parte, en su mensaje a la corrala del 28 de abril (RE: Iker vs. Feijoo), el Sr. Jiménez afirma la existencia de las controversias entre Feijoo y Marañón. Al parecer ignora que ambos no se conocieron puesto que Feijoo floreció en el segundo cuarto del s. XVIII y Marañón en el segundo cuarto del s. XX.
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5. Los avales del Sr. Jiménez En su primera réplica al Dr. Fdez. Fdez. el Sr. Jiménez afirmó que su artículo sobre el Hombre-pez le había valido unos días antes la felicitación pública de dos directores de museo. Cuando se le preguntó por la identidad de estas personas fue incapaz de facilitarla. Sólo cabe pensar que esa felicitación fue tan real como su visita a la clausura del convento de la Orden Segunda de San Francisco (vulgo, clarisas) de Santillana del Mar.
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Corolario Hemos visto como el artículo del Sr. Jiménez es un cúmulo de anacronismos, deturpaciones, fantasías y plagios. Esto se ha producido en el caso de una "investigación" sobre un tema fácilmente constatable y evaluable mediante documentos conservados en archivos públicos. Dejo al juicio de los convecinos la credibilidad que merecen las investigaciones del Sr. Jiménez sobre temas en los que la constatación y la evaluación son mucho más dificultosas o imposibles.
Xoan M. Carreira <xoanmc en lix.intercom.es> ----------
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