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La mandíbula irreductible
El Sr. Jiménez ha distribuido a la corrala un mensaje de un amigo
suyo, don Manuel Carballal, que según el propio Sr. Jiménez fue
víctima de un accidente automovilístico en el que "se dejó la
mandíbula". Es decir, tuvo una fractura de maxilar inferior con
amputación o pérdida de tejido de extensión sin describir.
Puesto que esta información era contradictoria tanto con el tipo de
accidente como con las evidencias de salud de M.C: (participación de
M.C. en actividades a favor de la infancia desvalida, intercambio de
sopapos y pescozones de M.C. con un sacerdote en un programa
televisivo, etc.) varios de los convecinos, entre ellos yo mismo,
pusimos en duda la veracidad de la información dada por el Sr.
Jiménez puesto que, de ser así, se hubiera tratado de una curación
milagrosa.
Los argumentos del Sr. Jiménez ante las críticas fueron sus
habituales insultos y amenazas hasta que, hace algunos días se
comprometió a difundir en la corrala los documentos sanitarios que,
según él, probarían la existencia de la fractura de maxilar inferior
y su curación en un tiempo mínimo.
Varios convecinos, entre ellos yo mismo, reparamos en que de ser
cierta la nueva información, M.C. sería responsable de uno o varios
fraudes a la S.S. Como yo mismo dije, parece improbable que siendo
M.C. un prestigioso asesor policial (según afirma el Sr. Jiménez) y,
por ello, una persona de orden, pueda ser responsable de unas
irregularidades tan chapuceras como las que pretende imputarle el Sr.
Jiménez.
A nuestras razonables dudas responde el Sr. Jiménez con su habitual
tono chulesco y barriobajero pero sin aportar las prometidas pruebas.
Por otra parte, nos remite una carta, presuntamente debida a M.C., en
la que se me invita a enfrentarme "cara a cara" con él. Me parece
improbable que don Manuel Carballal, un prestigioso asesor policial y
un militante internacional de la causa de la infancia desvalida, sea
tan grosero como para emplear ese tono y, sobre todo, para escribir
una carta sin remite. Como persona inteligente que debe ser tan
prestigioso asesor policial y militante internacional de la causa de
la infancia desvalida, ha de tener cuenta que mal puedo enfrentarlo
"cara a cara" si no se a donde acudir o llamar para conseguir tal
objetivo que, por otra parte, es ajeno a mis intenciones.
Una vez más, el Sr. Jiménez ha confundido la realidad con sus deseos
y cuando sus falsedades han sido demostradas por activa y por pasiva
pretende responsabilizar de las mismas a terceras personas que no se
pueden defender de sus maliciosas imputaciones.
Primero fue el triángulo rectángulo de medidas imposibles que
defendió hasta lo irracional y del cual al final responsabilizó a no
recuerdo cual de los catetos.
Luego fue el OVNI gallego que era un bólido, del cual responsabilizó
a un respetable profesor de la Universidad Compostelana.
Más recientemente ha sido el asunto de los atroces errores de lectura
en unos libros parroquiales de los que pretendió responsabilizar a
una respetable archivera diocesana.
Por último es la dantesca historia de la mandíbula que el Sr. Jiménez
ha mezclado con un fraude a la Seguridad Social perpetrado por un
respetable asesor policial y militante internacional de la causa de
la infancia desvalida.
El cinismo del Sr. Jiménez no parece tener límite puesto que, no
contento con responsabilizar de sus tonterías a personas inocentes,
pretende que los corraleros molestemos a esas personas para pedirles
explicaciones sobre los extraños motivos que llevan al Sr. Jiménez a
inventar historias absurdas e increíbles.
Xoan M. Carreira
<xoanmc en lix.intercom.es>