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[escepticos] �O�do barra! Marchando una decredulos
Josep y Nuri:
Yo estoy seguro de la verdad del
demonio de Laplace: si existiese un ser con una inteligencia y memoria
extraordinariamente superior al ser humano que conociese la posicion y
velocidad de todas las particulas del universo mundo en un instante dado,
podria determinar con absoluta precision el momento siguiente
Javi:
Pues, aunque te pese, esa es una opini�n de cr�dulo. �c�mo est�s tan seguro
si los que investigan sobre el tema no lo est�n? Adem�s, el indeterminismo
tambi�n existe en la mec�nica cl�sica.
Josep y Nuri:
?que tiene que ver el determinismo de los acontecimientos
fisicos con mi voluntad -la de todos vosotros- que me mueve a obrar y a
decidir entre opciones diversas haciendo uso de mi libertad?.
Javi:
Pues todo. Si las leyes son deterministas, eso significa que el
comportamiento de todas las part�culas de nuestro cuerpo (cerebro incluido)
est� predeterminado. Pensar�s de la forma en que indiquen los impulsos
el�ctricos que circulan por tus neuronas en ese momento. Y esos impulsos
estar�n tambi�n predeterminados, por lo que no tienes voluntad.
Jos� Miguel:
Simplemente creo que es la propia voluntad del individuo la que
marca su conducta, y si es su voluntad dedicar su vida por completo a los
demas, pues alla esa persona, pero en ningun caso me parece que sea una
conducta enfermiza
Javi:
�las personas que est�n en una secta tienen voluntad? Evidentemente no. Les
han lavado el cerebro. De alguna forma ninguno de nosotros es totalmente
libre. Desde peque�os nos han inculcado una serie de normas, valores y
prejuicios. Ejercitando la raz�n es posible liberarse parcialmente de esa
carga, pero dudo mucho que completamente. Los que no lo consiguen tienen
una voluntad muy supeditada a lo que les han metido en la cabeza. Y este es
el caso de Teresa de Calcuta. Ella no medit� largamente y lleg� a la
conclusi�n de que hab�a que ayudar a los pobres. Pensaba as� desde peque�a.
Dec�a haber tenido visiones de Jesucristo. Y por culpa de eso cometi�
algunos errores, como el de rechazar el control de natalidad.
Javier Tardy