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[escepticos] De verdad que me pierdo



De verdad que me pierdo entre tantos mails como recibo (y llegan sin orden
y, novato suscrito a varias listas, los recibo sin ton ni son, a destiempo
sobre todo). Reconozco mi culpa ya ahora: los leo por encima, que la
lectura es trabajo importante y el Internet todavía no me suple el libro
pendiente ni la cháchara en la escuela (soy profe -aquí, mi presentación-).
Me es difícil participar en foros como éste: hasta tal punto parecen
destinados a la autocomplacencia (en otro de los mailing-lists, los
corresponsales o se insultan o se alaban; literario como es aquel, unos y
otros se tiran poemas a la cabeza, sin remiligos, sin remedio).
Ya digo que soy novato. Que difícilmente entenderé en poco la idiosincrasia
del expresarse en Internet (creo que me acerco a la verdad si digo que se
encuentra entre la charla borrachuza en el bar de la facultad -a veces, en
los peores casos, a la charla en ese bar pero en la mesa de los cafés con
leche- y el diálogo telefónico desordenado -ése de mi tía la del pueblo,
que llama y sólo habla ella).
La cosa es que yo me suscribí a la lista de los escépticos con la alegría
del novato (en esto insisto), pero también contando con que me encontraría
con lo más sano de la red Internet: con ésos que no aceptan idea alguna de
buenas a primeras, que miran de reojo lo consabido y lo ponen en duda.
Pobre de mí, reconozco ahora mismo (y ya llevo varios reconocimientos en un
mismo mail, mal asimilo el whisky del viernes noche) que soy de letras;
esto es, que me licencié ya hace años (largos) en filosofía y que ahora,
tras pensarlo más de lo conveniente, ando doctorándome en filología
(sección literatura, para acabar de arreglarlo). Así que repito lo
anterior, pensaba que me encontraría con profesionales de la duda, con ésos
que cuestionan las verdades de siempre pero también las de ahora. Y con
gente con humor, claro, que la duda y el escepticismo suelen llegar a las
mejores fiestas acompañadas del humor.
Eso pensaba, digo, pero sólo ahora empiezo a entender (será el whisky del
viernes -ved que dejo carnaza-) el error: así que escepticismo (dice un
mail reciente) no es ya lo que fue, ahora es otra cosa, muy otra cosa,
según parece.
Pues bueno. No sé. Mi escepticismo, el mío, ése que me hace guardar
distancias me hace sonreir al leer a los corresponsales de esta lista tan
preocupados por lo que comentan programas de la tele, por desmontar el
espectáculo de Uri Geller (lo del concurso de predicciones no lo llegué a
entender, acababa de llegar...).
La verdad es que mi escepticismo me impide hablar en serio de Uri Geller.
No llega a la categoría de tema. Quiero decir: con seguridad hay
detractores de la ufología que han llegado a amontonar tal cantidad de
información sobre el tema (¿una cuestión personal?) que son autoridades en
ovnis. Cosa, dicho sea entre paréntesis, nada desdeñable: uno puede acabar
como contertulio en la radio o la tele (miembro de pleno derecho) o ganar
unos duritos redactando lo que sabe en revistas diversas o escribiendo
libros de éxito. Cosa nada desdeñable, repito, y ahora sin paréntesis, pero
poco "escéptica", en el antiguo sentido, claro está. (Las intervenciones
que han tratado sobre la ciencia me han resultado especialmente plomizas:
¿en verdad es preciso acotar un  término como ése con ese afán?, ¿a estas
alturas?). Lo de los polímeros me ha resultado tremendo, pero
salud a todos (estoy cansado; si os apetece continuaremos la charla otro
dia).

	Miguel Ángel González