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RE: [escepticos] A los amigos inconformistas
De "Asterix el galo" (presentación de los personajes):
"Asuranceturix es el bardo. Las opiniones sobre su talento están divididas:
él opina que es genial; los demás piensan que es un pelmazo. De todos
modos, cuando no dice nada es un alegre compañero..."
¡Hala, a aplicarse el cuento!
Carlos Bloss
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De: Francisco Arias Solis <aarias en arrakis.es>
A: aa-Escépticos <escepticos en CCDIS.dis.ulpgc.es>
Asunto: [escepticos] A los amigos inconformistas
Fecha: martes 21 de julio de 1998 23:54
CONFORMISTAS E INCONFORMISTAS.
?¡Oh libertad preciosa,
no comparada al oro,
ni al bien mayor de la espaciosa tierra,
más rica y más gozosa
que el precioso tesoro
que el mar del sur entre su nácar cierra...!
Lope de Vega.
EL INCONFORMISTA ES UN AMANTE DE LA LIBERTAD.
Hoy día el conformismo se refiere tanto a la ciega adhesión a las ideas,
valores y gustos de la mayoría como a la aceptación sin reservas y al pleno
acomodo en el orden constituido, ya sea religioso, social o político. En
rigor, hay conformistas e inconformistas desde que se ha pasado de la
insurgencia contra los abusos de un orden que nadie pensaba discutir en sus
fundamentos, por considerarlo natural o sacro, a la rebelión o protesta
contra el uso mismo, cuyos fundamentos quedan afectados por la actividad de
la razón crítica de los hombres. Pero aún convendrá añadir que el
conformista no es necesariamente el que cree en el orden al que se acomoda
sino el que, aun considerándolo defectivo, no puede o no osa imaginar ni
esperar otro mejor. El inconformista es, en cambio, el hombre que usa su
razón empezando por afinar la propia conciencia. Esperanza que puede
relacionarse con una utopía o imagen de un orden perfecto en el cual el
inconformismo dejaría de tener sentido y el conformismo no sería ya ni
siquiera mera conformidad sino propiamente ajuste. Pero ajuste penúltimo,
porque todo ajuste está acechado por la corrupción.
Pero cuidado. La utopía puede representar una fuga. Sabido es que la utopía
fue género literario en las épocas en que nadie creía poder transformar la
sociedad históricamente dada. De otra parte, querer demasiado -querer mucho
más de lo objetivamente posible- puede equivaler a no querer nada. La
utopía, pues, es un indicador ético, a veces de gran fuerza, pero el
inconformismo genuino concede prelación a la crítica rigurosa de la
situación que se rechaza, porque él la rechaza, y claro es, a la acción
consecuente a esa crítica. El inconformista, pues, será activo o no será
inconformista. Lo cual nos da, por contraposición, otra nota esencial del
conformismo: la pasividad.
El conformista no es el reaccionario, ni siquiera el conservador. El
conformista pasivo, el genuino, acepta simplemente. Y, si acaso actúa, lo
hace por obediencia a los poderes dominantes de la situación a la que se
siente acomodado. Ni siquiera es necesario que esa situación le convenga. A
la gran mayoría conformista que se da en cualquier situación podría
convenirle más otra situación. Pero, o bien no lo cree, o bien se ha dejado
adormecer, con el espíritu crítico, las facultades de creer y esperar.
Al hablar de conformismo ha saltado al papel la palabra mayoría. La mayoría
en efecto, tiende generalmente a la acomodación y a la pasividad, a la
imitación recíproca, a la desconfianza de las novedades, incluso a la forma
arcaica del conformismo que se llama resignación.
El conformismo comporta, pues, al menos, estas notas: mimetismo rutinario,
sobreestimación de lo habitual, desesperanza sobre el progreso y pasividad
en los asuntos públicos.
La acción, o dicho de otro modo, la conducta, es en definitiva la que
caracteriza de verdad tanto al conformista como al inconformista. Ser
conformista es permanecer pasivo. Ser inconformista es luchar.
¿Quién es, en definitiva, el inconformista? Alguien que cree y espera en la
posibilidad de mejorar el mundo de los hombres y la justicia de su
comunidad, alguien que identifica esa esperanza con el trabajo de
construirse a sí mismo. Alguien que se deja guiar por el compromiso moral,
exigiendo una coherencia entre lo que él mismo consigue dentro de sí y lo
que desea objetivar para todos. En términos simples podría decirse que el
inconformista es, en definitiva, un amante de la libertad, que se considera
agente obligado de un dinamismo histórico perfectivo y sin término y que,
entre la crítica severa y la utopía conductora no pierde nunca de vista ni
la realidad del campo a trabajar ni el destinatario de todas las
transformaciones sociales y políticas. Y como dice una copla de esta vieja
tierra del Sur: ?Vivir no es solo soñar, / ni tampoco estar despierto: / es
aparejar la vela / para navegar el sueño?.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias en arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
Aviso: Se ruega a todos los inconformistas pongan en su web el banner de
Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:
http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias
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