[escepticos] niños y guerras (era " HormiguitaZ")

["javier susaeta" <javier.susaeta@...>]

-----Mensaje original-----
De: Victor R. Ruiz <rvr en idecnet.com>
Para: escepticos en CCDIS.dis.ulpgc.es <escepticos en CCDIS.dis.ulpgc.es>
Fecha: martes 8 de diciembre de 1998 1:23
Asunto: Re: [escepticos] HormiguitaZ


On Mon, 7 Dec 1998, Miguel wrote:

  Hola:

> son) asi de crueles, pero no creo que a un niño le entre en la cabeza
> cuando sea adulto que "no debe hacer la guerra" por que una vez vio una
> peli de hormiguitas muriendo salvajemente en una batalla, y ni va a

  Sobre todo cuando llega a casa y se traga los PowerRangers o se pone a
jugar al Quake, o al Carmagedón II (los de El Corte Inglés incluso lo han
retirado de sus tiendas). Vamos, que por una peli, no hay mucho que hacer.
Hoy en el ABC precisamente hablan de las estadísticas de violencia en las
horas infantiles y la impunidad que se tiene al respecto.

  Aunque la violencia televisiva no es sólo a la hora de los niños ¿cómo se
puede tragar la infame telebasura que nos echan a todas horas? El consejo
de Groucho está bien, vaya, jeje... pero en vez de ver un libro me conecto
a Internet y sale bastante caro ;) Si la televisión pública la pagamos
(¿apagamos?) todos, lo mínimo que podrían hacer es poner programas
culturales y no derrochar dinero en programas que poco tienen que decir.
Supongo que los directivos y políticos responsables del Ente tienen otra
visión.

  Saludos dsde Canarias,

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Víctor R. Ruiz                rvr en idecnet.com


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 Estoy de acuerdo. Tampoco me gusta a mí, pero la decisión de los de la
"tele", desde el punto de vista pecuniario, es acertada. Son los programas
que les gustan a los niños, y así tienen asegurada la audiencia y pueden
cobrar bien la publicidad. Y es que lo de los niños es difícil... Todo eso
les gusta mucho, y cuanto más bárbaro, más les gusta. No me extraña nada lo
del "carmaggedon", de cuya existencia me enteré el otro día por la radio.
Eso yo, claro, porque en el "cole" de mis chicos, ya debe ser cosa pasada...
 Yo pienso llevar a los dos míos, de 11 y 13 años a ver "...Ryan", para ver
si consigo que se horroricen lo bastante como para que aborrezcan la guerra
y hasta los juegos bélicos. Pero esto último lo veo muy difícil. Uno, como
ya no es joven, recuerda  las filmaciones de la guerra de Vietnam, y
que --como eran en blanco y negro-- no "impactaban" tanto, incluso escenas
brutales, como las del jefe de la policía de Saigón dándole un tiro en la
sien a un prisionero, con toda naturalidad y sin ningún pudor, no resultaban
tan duras, o a lo mejor uno era más joven, menos sensible, y no se lo
parecían. En cambio, muchas escenas de TV de la guerra de Bosnia, me dejaron
horrorizado y dolido, por ejemplo aquella tan terrible de la "cola del pan",
que tomaron las cámaras sólo segundos después de que una granada de mortero
cayese al lado de unas gentes que hacían cola ante una panadería. El color,
y la textura de la sangre, de los charcos de sangre en la acera, la
autenticidad casi palpable del sufrimiento, eran, claro, de un realismo
trágico y espeluznante. Ya quisieran los de los "efectos especiales" llegar
tan lejos. Con imágenes como estas, tan crudas, los periodistas gráficos,
especialmente los de la TV, están haciendo un importante servicio a la causa
de la paz. Lo malo es que la sensibilidad, como el olfato, se satura, o
fatiga, con más rapidez de lo que uno cree conveniente. ¿O tendrá esa fatiga
alguna ventaja reproductiva, y por eso ha aparecido y persiste?

 A los niños, esta sangre tan verdadera no parece afectarles demasiado.
Naturalmente, opino en base a las observaciones de mi entorno familiar
inmediato, de mis hijos y sobrinos, y soy consciente del riesgo de
generalizar cuanto percibo en ese microcosmos. Creo, sin embargo, que los
militares profesionales saben bien que, cuanto más barbaridades haya que
hacer, tanto más baja ha de ser la edad de la tropa. A veces, cuando veo
imágenes de esos niños-soldados, bastante habituales en esa guerra civil
permanente que persiste en África central, lo que más me inquieta es ver su
expresión de satisfacción. Nadie debe --temo-- obligarles a hacer la guerra.
Para ellos quizá sea un juego divertidísimo. Al no tener hijos, serán  menos
sensibles al sufrimiento de los más pequeños, y temo que capaces de las
mayores atrocidades. Bien que lo sabrán sus jefes, seguramente. Triste
destino este. Que no nos toque sufrirlo.

Saludos

Javier
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