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[escepticos] RE: [escepticos] Sobre Falange Española.



Hola... Temo que este asunto les resulte poco conocido a nuestros amigos de
la antigua América española. Y a más de un español, más joven que yo, que no
lo soy tanto, le "sonará a chino", creo. Pero es mi deber intentar sostener
mis razones.


 No parece haber sido, José Antonio, hombre amante del diálogo, hombre
dialogante. Tampoco lo era su tiempo. Como tuvo la ¿fortuna? de que le
tocara el destino que Plauto decía propio de los "amados de los dioses", nos
queda sólo, para saber de él, poco más que su escritura.

 En las obras completas del "Ausente", publicadas en Madrid en 1966, y que
tengo a la vista, la palabra "diálogo" no figura ni una sóla vez en el
índice temático y analítico. La palabra "dialéctica" aparece sólo en cinco
lugares. Advierto que se trata de un libro completísimo, de más de 1100
páginas, de las que ¡300! están dedicadas a índices históricos, de épocas,
procesos y fechas, temático y analítico, topográfico, sistemático, general
por etapas políticas... En fin, que recuerda casi uno de esos "nuevos
testamentos" para escudriñadores de la Escritura, donde el "aparato crítico"
supera, en volumen, al texto de que se trata. Lástima que esté impreso en
papel de baja calidad. No creo que le queden,. a este libro, más de veinte o
treinta años de vida. Luego, las páginas se caerán a pedazos.


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Vamos con los lugares donde se menciona la "dialéctica".


Uno se refiere a la dialéctica marxista, así que quedan cuatro. Otra vez
aparece en el seno de un largo e inflamado discurso (Circular a todas las
jefaturas territoriales, provinciales y de las J.O.N.S. de mayo de 1936.

 [...Pero en política activa, con este sentido preciso, poético y
combatiente, los primeros que proferimos la palabra "nacional" fuimos los
hombres de Falange Española.
 Y con ella, toda una dialéctica, toda una poética, todo un rigor formal
hecho, más que nada, de renuncias. Al principio éramos pocos y nuestra voz
débil...].

De las otras tres menciones, dos son de la "dialéctica de los puños y las
pistolas". Una, en el discurso fundacional, del 29 de octubre del 33:

[...Queremos que España recobre resueltamente el sentido universal de su
cultura y de su Historia.
 Y queremos, por último, que si esto ha de lograrse en algún caso por la
violencia, no nos detengamos ante la violencia. Porque, ¿quién ha dicho --al
hablar de "todo menos la violencia"-- que la suprema jerarquía de los
valores morales reside en la amabilidad? ¿Quién ha dicho que cuando insultan
nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres, estamos obligados
a ser amables? Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de
comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los
puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria...]

 La otra alusión a tan radical dialéctica es de un artículo de "Arriba" del
27 de junio de 1935:

[...¡Juventudes de España! ¡Juventudes nuestras y juventudes revolucionarias
marxistas, de cuyas filas vendrán muchos a nuestra revolución social y
nacional! Nosotros nos combatiremos de una manera trágica a veces, pero que
en su misma tragedia gana dimensiones de historia. Este Estadito liberal,
anémico, decadente, nos combate a unos y a otros con las medidas
angustiosas, chinchorreras e inútiles que le sugiere su inspiración
agonizante. ¡No importa! Esto pasará, y vosotros, o nosotros, triunfaremos
sobre las ruinas de lo que por minutos desaparece. Para bien vuestro y
NUESTRO --aunque ahora no lo creáis y aunque a veces hayamos dialogado a
tiros-- será nuestra revolución nacional la que prevalezca. ¡Arriba España!]
(las mayúsculas son las del original)

 La última entrada de la palabra "dialéctica" corresponde a un discurso suyo
en el parlamento, el 6 de junio de 1934, y habla de su padre [...Es posible
que el general Primo hubiese podido encontrar un poco más a tiempo el tono
intelectual, el tono dialéctico de los intelectuales...].

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 Quizá haya yo exagerado algo, pero no mucho, al decir que la dialéctica de
Falange Española era la de los puños y de las pistolas. No obstante, hay que
reconocer que era la forma de diálogo que más "le tiraba" al fundador,
que --por otro lado-- parece, a la vista de sus textos, haber sido un
excelente tribuno.

 Hablas de Anguita, un hombre que siempre me ha parecido que decía la
verdad, aunque sus ideas me parezcan inaplicables. Pues creo que alguna vez
ha citado a José Antonio.


Saludos

Javier




.Javier Susaeta escribió:

>  Hay algún otro indicio que me viene a la cabeza: Falange Española que,
para
> quien no lo sepa, fue un partido español, de carácter semifascista, que
> floreció en los turbulentos años 30 de una España terrible; ese partido,
> como otros "de su corte" estimulaba el trato franco entre sus miembros
--que
> estaban prácticamente obligados a tratarse de tú entre ellos-- y en
cuanto a
> diplomacia --o a dialéctica, para ser más precisos-- su fundador proponía
> "la de los puños y las pistolas".
>
> Saludos
>
> Javier

La camaradería entre los falangistas siempre ha sido una de sus divisas,
más allá de la "cortesía burguesa" se propicia un contacto más "primitivo",
más cercano a una república de hombres libres e "iguales". José Antonio
Primo de Rivera no proponía como única dialéctica "la de los puños y las
pistolas", era la segunda dialéctica, después de la habitual, la del
diálogo. Lógicamente los tiempos en los años 30, donde no sólo los
falangistas se reservaban el derecho a hacer uso de los puños y las
pistolas, son distintos a los de ahora, en los que, por otro lado, existen
todavía muchos primates sub-humanos partidarios de la esa dialéctica. Lo
peor de todo es que la debilidad del Estado les ha permitido hacer uso de
esa dialéctica: en una política de hechos consumados hay que ser más duro y
responder con igual fuerza, más allá de la mojigatería de los "derechos
humanos" y del vacuo discurso "antiviolencia". Por muchos soñadores y
pacifistas que haya por el mundo parece que algunos se siguen pasando esas
buenas palabras por donde les parece; y no hay peor cosa que darle a uno de
estos el estatus de humano, porque se lo cree. ¿Sentaríamos en una mesa a
dialogar al primate que mató al seguidor de la Real Sociedad? Yo no le
daría esa suprema ventaja.
Reducir a Falange Española a "la dialéctica de los puños y las pistolas"
parece excesivo. No, no lo parece, lo es. Aunque ahora nos pueda parecer su
ideario en muchos puntos erróneo (a mí me lo parece al margen de mi
admiración por la figura de Primo de Rivera, y esto lo digo aquí, donde
participan personas inteligentes y dialogantes, cosa que no se puede decir
en otros lugares, porque la libertad de opinión es, en el mundo real, papel
mojado), hay que ser lo suficientemente generoso para reconocerle a José
Antonio un discurso social válido aún hoy en día, al margen de su ferviente
catolicismo y discurso patriotero providencialista, al margen de que
tampoco me importa reconocer mi sentimiento de pertenecer a una nación
llamada España, "por encima" de la región en la que nací y vivo, y sentirlo
como mi segunda piel, no como quien lleva una camisa para presumir (azul o
de otro color). Soy así de raro. Parece que el único que no le ha dado
vergüenza reconocerlo fue en una ocasión Julio Anguita, un político
bastante más transversal y menos dogmático de lo que parece. Quizá por eso
asuste tanto a nuestros líderes de opinión
liberal-coñazo-componendas-mediocridades-mediáticas, y traten de
caricaturizarlo antes que ponerse a su altura.

Saludos libertarios.
Ricardo Campo.