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[escepticos] Manuel Vicent, Serbia y Mercader



En la edicion electronica de "el Pais" de hoy, domingo, viene este articulo
de Manuel Vicent, uno de los mejores escritores en lengua castellana.
Leyendolo, uno diria que se escucha al amigo Merca  ;-)

Saludos

Jose March



> La crueldad humana es un misterio. Está aun por dilucidar en qué punto de
las entrañas reside ese impulso que obliga a las personas a exterminarse, un
raro honor que sólo compartimos con las ratas. El placer sádico de la
tortura, la atracción festiva de la muerte, el rito religioso instituido en
torno a la matanza de seres de la misma especie sólo se da en los humanos.
Es una propiedad exclusivamente nuestra. 
>
>Las ratas también se autoaniquilan pero, al contrario que los hombres, no
toman esa característica como un hecho cultural o timbre de gloria ni
jalonan ese largo camino de sangre, que se llama historia, con estatuas de
héroes y mártires. Habrá que aceptar humildemente que la crueldad humana es
algo natural, efecto de una descompensación de minerales en algún bulbo del
cerebro. Al parecer la humanidad está a medio cocer todavía y se extermina
mutuamente en masa por etnias y creencias, no a causa de la comida, sino por
el oscuro deseo de ser reconocidas como distintas, pero cada día es más
difícil saber quiénes son realmente los nuestros. 
>
>Los soldados romanos se plantaban un plumero rojo sobre el casco para no
equivocarse con la lanza en medio del fregado de la batalla. Las tribus
salvajes se tiznan el rostro todavía con signos propios de cada clan, gesto
que repiten ahora los hinchas deportivos. La crueldad humana es un misterio
que no concede ninguna salida honorable. Llega un momento en que los poetas
que persiguen la belleza y los intelectuales que buscan la verdad tienen que
definirse frente a ese misterio y entonces se produce un espectáculo
deplorable. 
>
>En derecho penal se ha establecido la eximente de legítima defensa. En
derecho internacional se ha elaborado el concepto de guerra justa. Son
formas aceptadas para salvar la dignidad de la persona ante el escarnio de
la barbarie. Pero nunca como en el caso de este ataque de la OTAN contra
Serbia se había alcanzado tanta altura mística al consagrar el nuevo término
de guerra humanitaria. Los poetas militaristas están buscando ahora rosas de
sangre entre los escombros de Belgrado. Muchos intelectuales convertidos en
estrategas tratan de compaginar los misiles con la misericordia. Todos
deploran la guerra, todos lloran ante la tragedia de los deportados, todos
maldicen la limpieza étnica, todos buscan la solución: bombas, bombas, más
bombas. La crueldad humana es insondable. Las ratas no tienen estatuas. 
>