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[escepticos] Serbia



Iba a escribir sobre transgenicos, pero se me han ido las ganas cuando he
oido las noticias sobre el nuevo *danyo colateral* que ha perpetrado la
OTAN. Os envio, mejor, el articulo de opinion que publica hoy *el pais* y
que me parece muy interesante.

Saludos.

Jose March



>MANUEL CASTELLS
>
> El bombardeo de Yugoslavia es una sinrazón que puede desembocar en una
sinrazón de mayor calibre, la de una guerra terrestre. Que el régimen de
Milosevic es una dictadura racista y ultranacionalista que ha practicado y
practica la  limpieza étnica  y el terrorismo de Estado como formas de
dominación está fuera de toda duda. Pero la guerra desencadenada por la OTAN
es una sarta de dislates. Pretendiendo ayudar a los kosovares se ha agravado
considerablemente su suerte, permitiendo y estimulando su expulsión masiva.
Tal vez Milosevic estuviera planeando algo semejante, aunque parece dudoso:
su estrategia parecía encaminada más bien al exterminio del pequeño núcleo
resistente y a la reorganización administrativa de Kosovo. Pero eso nunca lo
sabremos porque la historia no se reescribe. Lo que sí sabemos es que los
kosovares se han convertido en desplazados y refugiados y que su retorno al
hogar es problemático, puesto que implica la costosa ocupación militar de
Kosovo durante largo tiempo. Otra sinrazón: los bombardeos de objetivos
civiles en Yugoslavia además de los daños colaterales (o sea víctimas
civiles) de los ataques a objetivos militares, que han causado cientos de
víctimas y causaran muchas más. Con esta lógica, si la televisión, los
puentes y las centrales térmicas son objetivos militares, la casi totalidad
de las infraestructuras del país debería ser destruida -y probablemente lo
será-. El castigo así infligido a toda una ciudadanía ha creado un abismo de
rencor entre los serbios y el resto de Europa. Si el objetivo era debilitar
o destituir a Milosevic, las hazañas bélicas de la OTAN han conseguido lo
contrario. De momento, ni siquiera han podido destruir a las fuerzas
yugoslavas, entrenadas desde hace 50 años exactamente para este tipo de
guerra, primero contra los nazis, luego en previsión de una invasión
soviética. Lo esencial era separar a Milosevic del pueblo serbio. Es obvio
que se ha conseguido lo contrario. Nunca Milosevic había conseguido encarnar
la identidad serbia como hasta ahora. Y nunca hubiera soñado con alcanzar un
tal nivel de popularidad: un pueblo bajo las bombas no rechaza a sus
dirigentes -se agrupa en torno a ellos-. Pero la sinrazón va más allá de los
Balcanes. Tras una década de esfuerzos para integrar a Rusia en el sistema
de seguridad occidental, alejando para siempre el fantasma de una
confrontación con quien es todavía el segundo poder militar nuclear del
planeta, unas semanas de ceguera política (o de arrogancia irresponsable)
han bastado para suscitar una masiva ola antioccidental en la opinión
pública rusa, un rasgo que se constituye en dato fundamental y duradero de
la política interior y exterior rusa, en el preciso momento en que se abre
la sucesión de Yeltsin. Si esta Rusia de la triste figura no está en
condiciones económicas ni militares de oponerse a la OTAN/FMI en estos
momentos, la política occidental del trágala no será olvidada. La historia
recordará probablemente como esta guerra fue el momento en que Rusia sentó
las bases para su reconstrucción como potencia militar operativa. La alarma
rusa ante la nueva agresividad de la OTAN es compartida en la opinión
pública de muchos países, y en algunos gobiernos, alrededor del planeta.
China ha dejado clara su oposición a esta intervención militar, sobre todo
si se la argumenta en términos de derechos humanos y de minorías nacionales.
¿O es que el Tíbet es menos que Kosovo? Y en América Latina, por ejemplo, en
Colombia, se suscita la pregunta de quién es el próximo, el día en que, por
ejemplo, a alguien se le ocurra resolver a bombazos el problema de la
narcoguerrilla. Pero tal vez la mayor sinrazón, a corto plazo, es el
callejón sin salida en que se ha metido la OTAN y, de paso, nos ha metido a
todos. Tan sólo si Milosevic negocia, con la mediación de Rusia y de la ONU,
se puede evitar el desastre, porque la OTAN ha proclamado que se juega su
credibilidad (esencial para una alianza militar disuasoria) y, por tanto, no
va a dar su brazo a torcer. Pero, a menos de sufrir una derrota militar
total, Milosevic no va a ceder más allá de una autonomía provincial
supervisada por Naciones Unidas, con un contingente ruso, tras haber
desarmado a la guerrilla kosovar. Algo que hubiera podido obtenerse sin
guerra. La imposición de otra solución a Milosevic pasa por la destrucción
de Yugoslavia desde el aire y/o la invasión terrestre de Kosovo. El coste
humano de ambas opciones será enorme y el resultado último es enquistar en
suelo europeo una situación de tensión y violencia semejante a la que existe
entre Israel y Palestina desde hace medio siglo. O sea que la hipótesis
deseable, por absurda que sea, es la de una salida formalmente honrosa para
todos que deje las cosas más o menos como estaban. ¿Cuáles son las razones
de una tal sinrazón? La primera es la incompetencia profesional de nuestros
dirigentes políticos y de sus servicios de inteligencia y estrategia
militar. Creyeron poder asustar a Milosevic con un bombardeo limitado en el
tiempo y en el espacio, algo así como la operación que puso fin a la guerra
de Bosnia. ¿Cómo pudo pensarse que Milosevic, que había subido al poder en
base a su defensa de los serbios en Kosovo, pondría en cuestión su soberanía
de facto  sobre el lugar que es la Covadonga de los serbios? ¿Cómo se puede
seguir menospreciando la fuerza de la identidad, reducida a atavismos
irracionales por unas élites que han olvidado lo que existe más allá de sus
modelos informáticos?

>

>La decisión del bombardeo se tomó a la ligera y en medio de distracciones
políticas, tales como el proceso de destitución contra Clinton, como ha
documentado  The New York Times en un extraordinario reportaje. Y como
Milosevic no se rindió, sino que había preparado sus fuerzas para la
resistencia, la guerra aérea contra las fuerzas serbias en Kosovo se hizo
inoperante. Como los satélites y misiles pueden destruir más fácilmente lo
que se ve desde arriba y lo que no se mueve, ésa fue la estrategia. Castigar
a la élite serbia a bombazos contra edificios. Como si sus cuentas en Suiza
y sus acciones en Wall Street fueran vulnerables a las explosiones. La
ignorancia de cuáles son las fuentes del poder en una economía globalizada
de redes hace que el instrumento cree la función. O sea, como lo único que
se puede es bombardear, hay que bombardear lo que se puede. ¿Es la razón la
defensa de los derechos humanos, como creo que cree sinceramente Javier
Solana? Si eso es así y si a esos principios hay que sacrificar la soberanía
de los países, las consecuencias de dicha política serían la
desestabilización del mundo, porque el mundo está repleto de abusos de
derechos humanos y de pisoteo de los derechos de las minorías étnicas o
nacionales, desde Chiapas al Tíbet, pasando el Kurdistán (territorio OTAN).

>

>Por eso se restringe la esfera de intervención a Europa. O sea, que la
OTAN, de ahora en adelante, se encargará de que toda Europa respete unos
principios. Los peligros de ese principio sobre los principios (una vieja
historia del expansionismo revolucionario de Napoleón) son inmensos.
Imagínese un País Vasco o una Catalunya que, por referéndum mayoritario en
sus territorios, aprueban la independencia de Madrid y empiezan a ejercer el
autogobierno de forma pacífica. Imagínese un Gobierno de Madrid que se pone
duro y elimina las instituciones regionales/nacionales temporalmente.
Imagínese que una nueva ETA, con mayor apoyo popular, inicia una guerrilla
urbana. ¿La OTAN debería entonces intervenir? ¿En favor de quién? ¿Dónde se
establece la línea divisoria? ¿Por qué un Estado como el yugoslavo,
reconocido internacionalmente, ve retirado su poder de decisión autónomo?
¿Por ejercer la limpieza étnica? Pero entonces, antes de construir una
policía internacional (la OTAN), hay que establecer un tribunal
internacional reconocido (¿el de La Haya?), con poder vinculante de sus
decisiones. Y una legislación internacional de derechos humanos que pueda
aplicar dicho tribunal. Lo contrario es darle a la policía el poder de
decidir a quién le pega, cuándo, cómo y por qué. En último término, las
razones de la sinrazón son simples, viejas y tristes. El ejercicio del poder
por quien lo tiene para evitar que otros levanten la cabeza. La Unión
Europea, el gigante económico-cultural con complejo de enano
político-militar, fue humillado por la atroz guerra de Bosnia y decidió que
nunca más. Estados Unidos tiene que buscar uso a su máquina militar, sin
enemigo real que lo justifique, y si los europeos le siguen pidiendo
protección contra Yugoslavia, como antes contra la Unión Soviética, tanto
mejor. Así queda claro quién manda.

>

>Y las fuerzas armadas de todos los países están felices de poder al fin
hacer la guerra, que es su oficio, con sus nuevos videojuegos. Se trata de
un ejercicio de poder intimidatorio que calculó mal la jugada y ahora no
quiere perder esa capacidad de intimidación. No hay proyecto estratégico, ni
designios imperiales, ni mucho menos imperativo categórico de la defensa de
los derechos inalienables de los kosovares. Lo que hay es ignorancia,
torpeza, pequeñas ambiciones políticas. Pura miseria humana. Y un enorme
déficit democrático entre la vida nuestra de cada día y las decisiones
irresponsables que se toman en nuestro nombre.
>
>Manuel Castells es autor de  *El poder de la identidad*.
>