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RE: [escepticos] Todavía sobre la astrología



Antoni Mont dixit:

> No parece que La Vanguardia vaya a publicar mi segunda carta sobre el
> tema.
[...]
> fin, ¿alguien se anima a tomar la alternativa?. ¡Esto no puede quedar
> así!.

Faltaria más, de mil amores }8<[>

La carta la mandaré el viernes, así que teneis un par de días para 
criticar, sugerir, rectificar, insultar o deshacerse en elogios (toda
clase de donativos también serán bien recibidos, excepto peines) ;-)

Saludos

Javier Marí
jamc en ctv.es
http://drive.to/jamc
http://www.ctv.es/USERS/jamc/
ICQ: 34487967 
Sinaptic en el IRC
PGP disponible
________________________________________________________________
"Tal vez no estemos aquí para alabar a dios, sino para crearlo"

      A. C. Clarke


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Sinceramente, hay que reconocer que el gremio de los así llamados 
"astrólogos" es, cuanto menos, un caso curioso. 
Parece ser que los astrólogos han estado enormemente ocupados los
últimos 4000 años y que tan absorbidos por sus obligaciones como
estaban, no han tenido tiempo para atender a algunas de cosas que han
ocurrido con el paso de los milenios. Según me contaba mi abuelo,
parece ser que eso de "Así como es arriba, también es abajo" (sic)
dejó de tener demasiado sentido cuando nos dimos cuenta que la Tierra
no era una planicie soportada por enormes tortugas que flotaban en un
mar infinito (créanme señores, se lo digo en serio), sino que es un
planeta, redondito él, que vagaba por la inmensidad del espacio en 
compañía de sus similares, y que lejos de haber enfadados dioses del 
trueno contemplando a los simples mortales desde sus altares en las 
afueras de la tierra e interfiriendo en las trifulcas domésticas de 
los honrados ciudadanos (una ocupación más bien aburrida para un dios,
dicho sea de paso) lo que había a una distancia respetable más allá de 
nuestras narices era un sorprendente, inmenso y extraordinariamente 
bello universo. Muchísimo más complejo y poderoso de lo que ningún 
astrólogo haya llegado a imaginar jamás. Pero claro, ya se sabe que 
no se puede tener todo, y los astrólogos han estado tan ocupados los
últimos milenios que no se han dado cuenta que al no ser la tierra 
plana y el centro del universo ni las estrellas puntos fijos en una 
esfera de cristal, es imposible que el fantástico espectáculo que de 
vez en cuando nos deja intuir la polución de las grandes ciudades, se 
repita un día tras otro exactamente igual que el anterior. A resultas 
de esto, la visión que tenemos desde la tierra de las constelaciones 
varia ligeramente año tras año, dando una vuelta completa cada 26.000 
años, y como los astrólogos no han tenido el detalle de tener esto en 
consideración, resulta ser que cuando un astrólogo dice que tú pareja 
te va montar una escena porque Marte se ha ido de alterne a la 
constelación de Virgo y  Júpiter  anda algo malhumorado estos días, si 
vas al campo y echas una mirada al cielo te das cuenta que Marte no 
está en la constelación de Virgo y que Júpiter está de un excelente 
humor, tan brillante y majestuoso como siempre. Pero al fin y al cabo, 
¿qué culpa tienen ellos de que el universo no se comporte como les 
gustaría? Ya tienen bastante trabajo ocupándose de buscar excusas para 
sus errores como para preocuparse de algo tan irrelevante para sus 
cuentas bancarias como la realidad. Además, ¿quién va a darse cuenta de 
que la astrología falla incluso en sus más importantes principios? La 
gran mayoría de la gente no conoce la posición de las constelaciones en 
el firmamento, y si se es lo suficientemente convincente se fiarán de 
su palabra. Claro que como es sabido, basta con que un niño se moleste 
en mirar para darse cuenta que el emperador va desnudo,  lo cual 
aprovecho para sugerir al gremio de los astrólogos que contraten con 
urgencia a un niño para que los ponga al día en cuanto a sus 
conocimientos sobre la posición de los planetas, estrellas y 
constelaciones.

Dicho esto, debería ser suficiente para dales unas palmaditas en la 
espalda a los astrólogos y desearles felices sueños. Pero no seamos 
malos, démosles una oportunidad, a ver si resulta que estos chicos, 
después de todo, van a tener algo a lo que agarrarse. 
Ultimamente, una de las dedicaciones favoritas de los estudiosos de 
la astrología es la de juguetear con los ordenadores para intentar 
sacarse de la manga algún dato que corrobore sus afirmaciones 
(parece ser que las propiedades mágicas de los pedruscos multicolores 
andan de capa caída últimamente y con estas cosas modernas del café 
instantáneo,  los posos del café en lugar de hablar de nuestro futuro,
insultan. Puede que sea esto por lo que gran parte de la comunidad 
paranormal se está pasando en masa a la informática. Pobrecitos, no 
saben donde se meten) El resultado de estos juegos es que según cuentan
los astrólogos, algunas personas que se suelen levantar de mal humor 
nacieron en el mismo momento en que Marte asomaba por el horizonte en 
Villarrobledo, lo cual según ellos es prueba innegable de que los 
planetas fuerzan a las personas a invadir Rusia en invierno, arruinarse 
en la bolsa, cometer asesinatos, divorciarse, o comer tortilla de 
patatas para cenar. Ya ven que desilusión, yo que siempre he sostenido 
que era la belleza de tus ojos lo que hacia Venus tan hermoso, y ahora 
resulta ser que me has estado engañando toda la vida, y era a Venus a 
quien debía de haber llevado a aquel apartamento junto al mar. Pero 
bueno, si lo dicen los astrólogos, verdad será... no creo que vayan a 
engañarnos por algo tan vulgar y poco espiritual como el dinero. ¿O sí?

Otra de las facetas fascinantes de los astrólogos es que poseen una 
capacidad que ya hubieran querido para si unos convecinos suyos, los 
alquimistas: la capacidad de transmutarse. Sin que se produzca ningún 
gasto aparente de energía, un astrólogo es capaz transmutarse en 
artista cuando sus especulaciones son puestas en duda por la ciencia,
eludiendo de este modo un detalle tan molesto como el que sean incapaces 
de mostrar ni la más mínima brizna de coherencia en sus afirmaciones, y 
al poco rato, cuando el científico se da la vuelta, asumir la apariencia
de este para adquirir frente a su clientela un halo de respetabilidad 
con el que pagar un taparrabos nuevo, una túnica multicolor, o las obras
de la piscina. Como salta a la vista, la piedra filosofal que los 
astrólogos utilizan para esta transmutación no es otra que la moderna 
quintaesencia, el dinero.

En fin, un caso curioso este de los astrólogos y la astrología. Y sin 
lugar a dudas, uno de los mayores logros del arte escénico de todos 
los tiempos.

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