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[escepticos] Divulgar la ciencia y la tecnología
Este es otro artículo, también aparecido en el periódico el País
de fecha 26 de 04 de 2000, que tanto por su temática, tantas veces
tratada en nuestra lista, como por su exposición considero que puede
ser de interés. Espero que así sea.
Saludos escépticos desde Bilbao.-((;.¬D))))
P.Data: Como posible inicio de una linea de discusión sobre este tema
de la posible dicotomía ideológica entre ciencia y cultura ¿que
opinaís de la aseveración realizada por el autor cuando afirma que
"Los humanistas piensan que la ciencia y la tecnología no ayudan a que
el hombre se explique mejor a sí mismo"?
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Divulgar la ciencia y la tecnología
LUIS A. MARTÍNEZ SÁEZ
( 26-04-00)
El Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación
Tecnológica 2000-2003 tiene como una de sus premisas fundamentales la
necesidad de hacer más fluida e intensa la relación entre el ámbito
científico y tecnológico y el conjunto de la sociedad española. Con
estas palabras arranca un documento en el que se diseña, en el marco
del nuevo plan nacional, una acción estratégica titulada Divulgación
de la ciencia y la tecnología, cuya finalidad es el fomento de las
actividades de difusión cultural de la ciencia y la tecnología
implicando decididamente a los centros de investigación y a los
propios investigadores.
El hecho de que el plan nacional incluya entre sus objetivos la
transmisión de los avances científicos y tecnológicos al gran público
supone una iniciativa de considerable importancia. En efecto, nuestra
sociedad (educadores, políticos, empresarios, comunicadores y público
en general) vive de espaldas al mundo de la ciencia y la tecnología. Y
ello no sólo porque haya sido insuficiente el esfuerzo llevado a cabo
en I+D, sino, también, porque aún el gran público no percibe el papel
decisivo que la ciencia y la tecnología desempeñan en la solución de
nuestros problemas.
Por otra parte, la sociedad no reconoce los valores culturales de la
ciencia. Para la mayoría de los ciudadanos, ciencia y cultura son
términos que se contradicen y excluyen mutuamente. Nuestra incultura
no es fruto únicamente de la ruptura del saber unitario que se produce
en toda Europa con la primera revolución científica ni de la
tradicional falta de apoyo e interés de quienes deberían haber
impulsado la investigación dentro de nuestras fronteras. También
habría que buscar profundas raíces en la actitud de muchos científicos
que, subidos en sus torres de marfil, han realizado su trabajo en
guetos, a espaldas de la sociedad y con una manera de entender su
labor más propia de la mística pitagórica que de una visión moderna y
social de la investigación.
En 1959, el científico y escritor Charles Percy Snow publicó el texto
de la Conferencia Rede que pronunció en Cambridge bajo el título The
two cultures (Las dos culturas) y que se ha convertido en referente
obligado cuando se habla de este tema. En un pasaje, Snow describe con
ironía a sus contertulios, los "intelectuales literarios", que "cuando
oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante
de la literatura inglesa sueltan una risita entre burlona y
compasiva". Y añade: "Una o dos veces... he preguntado a la
concurrencia cuántos de ellos eran capaces de enunciar el segundo
principio de la termodinámica. La respuesta fue glacial; fue también
negativa. Y, sin embargo, lo que les preguntaba es más o menos el
equivalente científico de ¿ha leído usted alguna obra de
Shakespeare?".
El problema de no aceptar la dimensión cultural de la ciencia y de
limitar la noción de cultura para identificarla exclusivamente con los
conocimientos de carácter humanístico, literario o artístico estriba
en que, además de llevar a una grave ignorancia a la población sobre
lo que los científicos se traen entre manos y de consolidar una
sociedad colonizada a través de la tecnología y la innovación, genera
una incapacidad para interpretar desde la ideología las profundas
transformaciones sociales que produce la tecnociencia. Los humanistas
piensan que la ciencia y la tecnología no ayudan a que el hombre se
explique mejor a sí mismo. Pero sin la ciencia ese mismo hombre
seguiría pensando que vive en el centro del universo y carecería de
las herramientas para entender su evolución.
No entender la ciencia incapacita además para entender el mundo en el
que nos ha tocado vivir. La Enciclopedia recopiló y puso al alcance de
la burguesía todo el saber de su época. Fue una iniciativa cultural
llena de contenido ideológico. Ahora se trata de encontrar y
desarrollar cauces eficaces para ilustrar al gran público en el saber
científico y técnico. Snow, en un nuevo enfoque del citado texto y
publicado cuatro años más tarde, observa el despertar de una tercera
cultura. John Brockman utiliza este término (The third culture, 1995)
en un libro en el que reúne a un elenco de nuevos intelectuales,
científicos y humanistas capaces de entenderse entre sí.
Esta tercera cultura que parece emerger no debe quedar reducida, no
obstante, a una élite de pensadores y hombres cultos. El gran desafío
es extender esta nueva cultura integradora. Y conseguir que la gente
corriente, lejos de mantener un temor reverencial a la ciencia, la
sepa comprender, valorar y utilizar.
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Luis A. Martínez Sáez es jefe del gabinete y responsable de la
comunicación y divulgación del Instituto de Astrofísica de Canarias
(IAC).