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[escepticos] "La ciencia suele bajarse del burro bastante antes que otros sistemas de pensamiento"



    Esta Entrevista a Javier Armentia, director del Planetario de
Pamplona y presidente de ARP-SAPC, creo que puede ser interesante pues
se tratan en ella algunos temas que últimamente hemos discutido en la
lista.
    Espero que os guste. A mí por lo menos en su momento me pareció
que mostraba ciertos puntos de vista interesantes y, tras releerla,
creo que siguen siendo plenamente vigentes.

Saludos escépticos desde Bilbao.-((;.¬D))))
P.Data1: En este momento en el Planetario de Pamplona tienen un
montaje sobre los viajes de Humboldt digno de ser visto (además los
sillones reclinables de que gozan son un disfrute para el cuerpo y el
espíritu sobre todo después de una buena comida).
P.Data2: Javier, a ver si puedes explicarnos un poco el tema ese del
mensaje que envié sobre el libro "FIN" de Frank Close y en particular
sobre la luna de Urano llamada Miranda y a la explicación que da a su
particular geología.
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Marco Tulio Cicerón-"Dubitando ad veritatem pervenimus"-

ARTÍCULO/ENTREVISTA:
"La ciencia suele bajarse del burro bastante antes que otros sistemas
de pensamiento"
* Traducción al español del original en euskera
Marta Guruziaga Reparaz

    El cielo no proporcionará ninguna escenografía apocalíptica.
Contradiciendo más de un vaticinio, la entrada en el año 2000 se
producirá bajo un firmamento de lo más normal. De formación
astrofísico y de profesión responsable del Planetario de Pamplona,
Javier Armentia acostumbra en sus predicciones a discordar de no pocos
pronosticadores. De hecho, podría decirse que buena parte de su
actividad consiste en cuestionar teorías, a tenor de su prolífica
faceta de comunicador social y de su especial predilección por la
crítica. Aunque califica de "científicamente analfabeta" la sociedad
en que vivimos, Armentia se muestra "razonablemente optimista", sobre
todo por la extensión de centros divulgadores próximos a los
ciudadanos. El que dirige en la capital navarra, un "teatro del
espacio" con vocación de foro cultural, acaba de cumplir seis años.

- ¿Podría adelantarnos la agenda del cielo para este fin de año?
La gente asocia los espectáculos celestes con los meses de verano,
cuando resulta que tenemos un cielo de invierno precioso. Hay
estrellas muy brillantes. Puede verse Sirio. Está la constelación del
León, la del Toro, las pléyades... A excepción de algún cometa que se
ha descubierto recientemente y que se verá bien el próximo año, no
tendremos estos meses ningún fenómeno especial. Sin embargo, hay un
montón de objetos que pueden apreciarse de forma muy sencilla y que,
curiosamente, la gente desconoce.

- ¿Para qué sirve un planetario?
Circulan conceptos erróneos muy curiosos. Muchos piensan que esto es
una especie de observatorio donde se mira el cielo o que es un sitio
al que hay que venir con una afición previa a la astronomía. Y el caso
es que no es ni lo uno ni lo otro. Aquí no tenemos estrellas de
verdad. Aquí lo que tenemos son estrellas "de lata". Digamos que esto
se parece a un teatro del espacio, incluso más que a un cine, porque
en la sala de proyección se combinan el video, los efectos especiales,
la proyección de diapositivas... Bajo una cúpula de 20 metros, el
público presencia un espectáculo audiovisual que se asemeja a lo que
vería si tuviera los mandos de la tierra y pudiera moverla,
desplazarse de uno a otro de sus extremos o, incluso, si pudiera
acelerar el paso del tiempo. Se intenta hacer algo más que una
descripción del universo. Es un lugar donde se puede mirar y aprender
cosas, sin tener que ser un tostón donde se hace un examen final al
visitante. Aquí contamos historias, historias que tienen que ver con
la luna, con los eclipses o, por qué no, con burros astrónomos, como
el del cuento "Asto bat hipodromoan" . Este relato de Bernardo Atxaga
o, por ejemplo, el Universo de Lorca, han inspirado dos de los últimos
montajes exhibidos en el Planetario.

- ¿Quiénes lo visitan?
Tenemos un público muy heterogéneo. Hay que tener en cuenta que,
además, es un centro cultural, donde hay entre 15 y 20 exposiciones
anuales, más de un centenar de actos entre conferencias, coloquios,
teatro, congresos. Tenemos unos 150.000 visitantes cada año. Una
tercera parte son escolares de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca,
de Aragón y de La Rioja, que vienen a la "Escuela de Estrellas", una
iniciativa que se concreta en 12 programas educativos diferentes en
castellano y euskara. Además, está el público de fin de semana y otro
que va en auge: el de la tercera edad y los colectivos de tiempo
libre.

- En el debate ciudadano sobre las infraestructuras culturales de
Pamplona, se ha querido establecer una disyuntiva entre el futuro
auditorio y el ya existente planetario. ¿Qué opinión le merece este
planteamiento?
Creo que ese debate ya se ha superado. Es normal que al principio
surgieran preguntas, porque el Planetario nació de una decisión
política del Gobierno de Navarra, de un apuesta "aparte del" y no
"enfrentada al" auditorio. Lo que ocurre es que el tiempo ha ido
pasando y el auditorio sigue sin construirse. Por otra parte, no había
una demanda social. La gente no iba por ahí pidiendo un planetario y
había dudas acerca de su utilidad. Algunos pensaban que habría que
cerrarlo a los dos años porque aquí no iba a venir nadie. Pero el
hecho es que hemos cumplido ya seis y, a día de hoy, somos, muy por
delante, la infraestructura más visitada. Dentro del marasmo que es la
cultura en Pamplona, es un centro muy dinámico y su oferta, aunque
modesta y nada aparatosa, es importante. Por otra parte es una
dotación que nos diferencia de otras regiones y está visto que para
atraer al público hay que buscar precisamente eso, aportar algo
diferente.

- Al margen de su labor profesional al frente Planetario, es conocida
su actividad pública, especialmente beligerante hacia lo que denomina
"pseudociencias". ¿Cómo define éstas?
Mira, todo el mundo entiende que las predicciones del pastor del
Gorbea sobre el tiempo que tendremos son cultura popular, tradición...
y nadie llama a esto "meteorología alternativa", sencillamente porque
no utiliza métodos científicos. Sin embargo, es muy común el uso del
término "medicina alternativa" aplicado a prácticas que son
precientíficas, acientíficas o, en ocasiones, anticientíficas, como el
curanderismo, gran parte de las "medicinas" holísticas que nos vienen
de Oriente, la homeopatía... Pseudociencia es falsa ciencia. La
diferencia entre ambas la puedes establecer si te haces las preguntas
adecuadas. Cuando viene alguien diciendo "los platillos volantes son
naves extraterrestres", a mí se me ocurren unas cuantas preguntas.
Algunas de esas preguntas eliminan directamente el 96 o 98 por ciento
de las hipótesis. Es más, normalmente aportan no pocos datos sobre la
psicología de la percepción, sobre el marco sociológico en el que se
sitúa el asunto de los platillos volantes o sobre el fenómeno de la
comunicación que lleva asociado. Imagínate qué fácil sería para las
empresas conocer el perfil de una persona averiguando su signo del
horóscopo o viendo qué aspecto tiene su firma... no harían falta
disciplinas como la psicología del trabajo. Lo peor y lo mejor del ser
humano es, en definitiva, esa capacidad de hacerse preguntas.

- Sin embargo, se reprocha a los científicos el ser igual de
dogmáticos que los defensores de posturas irracionales.
Lo que ocurre es que los científicos no pueden estar cuestionándose
todo todos los días, entre otras cosas porque si no, no podrían
avanzar en sus estudios. La propia especialización del científico
trabaja en contra de eso o a favor de que la ciencia es un nuevo
conventillo en el que uno sólo puede entrar con el título de doctor.
En general, los científicos estarían encantados de bajarse del
pedestal. Lo que ocurre es que les gusta estar bien considerados. La
ciencia, como cualquier otra actividad humana, tiene sus problemas.
Pero una de sus potencialidades es la capacidad que tiene de reconocer
sus errores. El científico se está autoevaluando y autocriticando
continuamente. De hecho, lo cierto es que, normalmente, la ciencia se
baja del burro bastante antes que otros sistemas de pensamiento.

- Alguien dijo que la inseguridad genera neurosis en los humanos, para
añadir a continuación que el exceso de seguridad provoca neurosis
todavía más agudas.
Lo que ocurre con la ciencia es que no proporciona certezas. La
ciencia te da soluciones aproximadas, que, además, suelen ser
temporales. La mecánica de Newton hubo que tirarla y sustituirla por
la mecánica cuántica. Lo que no quiere decir que se invalide, por
ello, todo el trabajo de los siglos pasados.

-¿Cuál es nuestro nivel de cultura científica?
Somos analfabetos científicos. Pero eso no es culpa de la gente, sino
del sistema educativo. Los políticos tampoco dan muy buen ejemplo. Tú
le preguntas a cualquiera por las leyes de Newton y te dirá
tranquilamente "no, es que yo soy de letras". La gente usa las
matemáticas para saber cuánto es el quince por ciento en los
descuentos de las rebajas. Sin embargo, se da la paradoja de que
vivimos en una sociedad cada vez más preocupada por los temas
científicos, que empieza a valorar la ciencia como algo importante.

-¿Es posible el entendimiento entre prensa y ciencia?
España no cuenta con una tradición fuerte de comunicación científica,
como la de Francia o, muy especialmente, la de Gran Bretaña. Aquí
hemos tenido una intelectualidad "de letras", siempre más relacionada
con la filosofía, el pensamiento político... De todas formas, creo que
esto está cambiando. La tercera pata del sofá es la comunicación de
los científicos sobre la propia ciencia, que de momento falla, pero
que irá llegando. Hay que tener en cuenta que los científicos de por
aquí está ligados a la universidad o a la empresa privada. Los que más
investigan lo hacen en instituciones públicas y para medrar, no
necesariamente tienen que comunicar hacia el exterior lo que están
haciendo. La divulgación no se barema a la hora de optar a una plaza,
no se considera una parte del trabajo obligada. En Estados Unidos, en
cambio, toda persona que investiga con dinero público tiene que
invertir un tanto por ciento de su tiempo en comunicar públicamente
sus acciones. Por otro lado, es cierto que suele darse una falta de
entendimiento entre científicos y periodistas, porque sus lenguajes
son muy diferentes. Pero no son necesariamente contrapuestos. Yo
tiendo a ser razonablemente optimista, sobre todo por la proliferación
de museos de la ciencia, que desempeñan un papel importantísimo. En
ellos se pueden aprender muchas cosas y de una forma muy atractiva. En
cualquier caso, creo que se debería premiar o incentivar el rigor de
los medios de comunicación en el tratamiento de los temas científicos,
puesto que la gente está aprendiendo a través de ellos. Por un lado,
tiene que haber un sector de la ciencia que divulgue, pero, por otro,
tiene que ser la propia prensa la que se mueva, para evitar así
efectos perversos como los que pueden verse en Estados Unidos por la
presión de los lobbyes.

-La apuesta por la divulgación científica es, dicen, una apuesta por
la democracia real. ¿No es, quizás, una idea un poco utópica?
Yo creo que no. Iniciativas como la "Semana europea para la cultura
científica" apuestan por esta idea, partiendo de que el ciudadano
moderno, para ejercer sus derechos democráticos, tiene que estar
informado. El caso contrario lo podemos ver muy claramente en los
sistemas totalitarios, del estilo, por el ejemplo, de la Unión
Soviética, donde no había buenos físicos cuánticos porque se entendía
que la física cuántica era un invento burgués. Anteponían la ideología
a la investigación, y así les iba. En este sentido, creo que una
sociedad alcanza su mayoría de edad cuando surge la opinión
científica. Las cosas hay que criticarlas.

-Recomiéndenos un libro a quienes queramos ahondar en el contencioso
ciencia-sociedad
Recientemente he leído uno de Edward O. Willson. Se titula
"Conscilience", lo que podría traducirse por algo parecido a
"convergencia". Este autor defiende que conocimientos muy diversos
pueden converger y dar lugar a un nuevo conocimiento. Esto lo estamos
viendo en la medicina. Cada vez tiene que ver más con la genética; la
genética, a su vez, con la bioquímica; la bioquímica con la física...
Para O. Willson, esa convergencia puede darse también en otras ramas
del conocimiento. Es un libro muy atrevido.

-¿Y para los profanos en astronomía?
Hay una obra divertidísima, que dio origen a una serie televisiva del
mismo nombre: "Cosmos", de Carl Sagan. La obra de este hombre
constituye un buen ejemplo de labor divulgativa. Antes de morir, Sagan
hizo un auténtico alegato sobre la necesidad de apostar por la ciencia
para asegurar la democracia y el futuro de la humanidad.


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Fotografías: Euskaldunon Egunkaria


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Euskonews & Media 58.zbk (1999 / 12 / 10-17)