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[escepticos] Linux, la ciencia y el Atletico de Madrid
FRUSTRACION
Una vez más, con el ánimo templado y plena disposición, me dispongo a
afrontar el reto máximo en mi carrera como aficionadillo a los ordenadores:
instalar Linux en mi portátil. Nueva distribución, nuevos ánimos. Pero no;
en esta ocasión el modem no se configura y, al reiniciar el sistema, el
disco duro se ha negado a montarse. Abandono y vuelvo a Windows 98. La
frustración es patente en mis ojos.
LO OPUESTO
Y es en estos momentos cuando uno empieza a preguntarse: ¿es tan bueno
Linux? ¿Vale la pena formatear el disco duro una y otra vez en busca de ese
momento diferente que tal vez no llegue? ¿No es mejor confiar de por vida en
el viejo y buen Windows 9x, siempre dispuesto a buscar los puertos de tus
accesorios?
Me doy cuenta, con la mucha o poca experiencia que me dan mis casi
treinta años, que en cualquier aspecto de la vida podemos encontrar dos
grupos: el dominante y el minoritario; o, dicho de otro modo, el de la
mayoría y el alternativo. Siempre existe un "algo" -un objeto, una actitud,
una idea- seguida por la mayoría, y luego está ese otro "algo" al que unos
pocos se adhieren, más que nada como muestra de oposición al "mainstream",
que dicen los anglosajones; podríamos llamarlo el "Síndrome del Atlético de
Madrid" (SAM).
Déjenme los atléticos que me explique: todo buen aficionado a este club
tiene como seña de identidad la adversión desaforada hacia el Real Madrid.
El Vecino. El Poderoso. No creo que exista un atlético que no sea, por
encima de todo, antimadridista. Y eso que el Atleti se ha ganado
merecidamente el apodo del "Pupas", así que (como acontecimientos recientes
lo demuestran), hay que ser un verdadero héroe sufriente para seguir a los
rojiblancos, no es tarea sencilla. Y ahí esta la clave: es muy fácil ser del
Madrid (*), y mucha gente lo es. Por ello, ser del Atlético es un acto de
reafirmación, de "singularidad", de reacción ante lo que la masa opina. Y
esa reacción ante los gustos mayoritarios es casi siempre (no sé por qué, no
soy psicólogo) radical.
Pero, ¿qué tiene que ver eso con Linux? Pues que, como mi experiencia
personal me ha enseñado, éste no es el sistema operativo maravilloso que nos
quieren vender sus partidarios. Pero es la única alternativa real a la
dictadura de Microsoft. Y por ello alguna gente, harta del omnipresente
Windows, prefiere hacer campaña por activa y por pasiva a favor de un
sistema operativo que, asumámoslo, acabará antes en las manos de alguna gran
compañía que del gran público.
Como resumen, ni Windows es tan malo ni Linux tan bueno, aunque la
ventaja del segundo es que provoca el SAM, y eso, como los programas de
radio y televisión alternativos, asegura una fiel audiencia.
Aunque pudiera ser que estuviese equivocado...
LO FACIL Y LO DIFICIL
Alguien dijo en una ocasión que Linux era el sistema operativo de los
escépticos. Y tal vez sea verdad, tal vez se trata de un sistema para
aquellos que no se quedan con lo primero, con lo fácil, que buscan algo más
estable aunque sea más difícil de instalar. Y en ese sentido me parece que
Linux y Windows son como la ciencia y las pseudociencias: "instalar" en la
cabeza de uno la duda constante, el pensamiento racional, el "segundo
vistazo" a lo que parece claro desde un principio no es tarea fácil, pero es
un requisito "sin equa non" de cara a una actitud científica, racionalista.
Para la mayoría de la gente, por otro lado, es mucho más cómodo instalar
en sus mentes todo un sistema de creencias en que los sucesos ocurren por la
voluntad de Dios o debido a misteriosas fuerzas paranormales; así, en lugar
de esforzarse en conocer el origen, causa y consecuencias de los fenómenos
de nuestro mundo, basta con asumir que "hay cosas en el universo que no
podemos comprender", y por lo tanto no hace falta molestarse en entenderlas.
Metes el CD-ROM y el sistema se instala sin que tú sepas cómo.
Así pues, el deber para conmigo mismo como científico, como escéptico y
como lo inconformista que me debería exigir a mi mismo ser, me obliga a
seguir intentando instalar Linux en mi portátil, aún a pesar de que Windows
detecta incluso mi web-cam; hay veces en que entiendo a los magufos...
Saludos
Mario
(*) Me desdigo parcialmente a mi mismo: los aficionados madridistas hemos
tenido temporadas verdaderamente lamentables. Por cierto, aunque no he
tenido ocasión -ni interés- de leer a K. Neville, desde el miércoles pasado
"El Ocho" es uno de mis favoritos, aunque sea sólo por asociación de ideas.