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[escepticos] 'Milenarismo vasco. Edad de Oro, etnia y nativismo'
Hojeando el periódico "El Correo" de hoy me he
encontrado con este artículo que considero no tiene
desperdicio.
En principio no me cuesta suscribir lo que se postula
en el, así que... espero que os guste.
«En democracia, las legitimaciones históricas están de
sobra»
Aranzadi apunta algunas claves para comprender el
llamado 'problema vasco' con motivo de la reedición de
su libro 'Milenarismo vasco. Edad de Oro, etnia y
nativismo'
Luis Sala / Bilbao
La editorial Taurus acaba de reeditar 'Milenarismo
vasco. Edad de Oro, etnia y nativismo', un conjunto de
ensayos que Juan Aranzadi escribió hace casi veinte
años en los que trata de resituar el estudio de los
movimientos nacionalistas, y del nacionalismo vasco en
particular, más allá del ámbito estrecho en el que los
ha recluido la ciencia política. El resultado no es
propiamente un texto de historia, ni de antropología,
ni de filosofía, sino una mezcla de todas estas
disciplinas.
-Usted mismo, en el prólogo, define este libro como
una 'divagación de diletante'. Cuando se escribe sobre
nacionalismo ¿es posible hacer otra cosa?
-Bueno, yo he tratado de estudiar el trasfondo
simbólico, religioso y antropológico del nacionalismo,
iluminándolo a través de una comparación con
movimientos a veces alejados como el milenarismo. En
realidad, es un intento de llevar a la gente que está
demasiado obsesionada con su propio problema, sobre
todo en Euskadi, a interesarse por otros problemas
análogos. Un objetivo que, claramente, no conseguí en
su día.
-Cuenta también que, mientras Tejero permaneció en el
Congreso, el manuscrito del libro estuvo enterrado
entre dos chopos en el jardín de su casa.
-Sí, me pareció importante reflejar en el nuevo
prólogo el contexto en el que se escribió el libro.
Por eso cuento ese episodio, que me parece muy
relevante, o el número de muertos en atentados de ETA
que había entonces o el clima político en el que
vivíamos.
-¿Es una forma de ser optimista en los tiempos que
corren?
-Sí, efectivamente. Una forma de poner sordina a esa
idea de que en el País Vasco las cosas están peor que
nunca. Ciertamente, no es así. Las cosas están mucho
mejor de lo que han estado. Sobre todo en un aspecto
crucial que es el de los muertos.
-Y en el creciente rechazo social a los asesinatos.
-Exacto. La escisión social ha existido siempre y lo
único que ocurre ahora es que los que estaban callados
han empezado a hablar.
Afectos familiares
-Cuestionar la autoridad de los 'popes' de la
antropología vasca, como Barandiaran o Caro Baroja,
¿sigue estando mal visto?
-Sí. Aunque las últimas generaciones de antropólogos
vascos se han distanciado bastante de sus
planteamientos teóricos, no deja de ser curioso que
quienes siguen manteniendo una ideología nacionalista
o etnista tiendan a salvarlos de las críticas. Lo que
siento es que siempre se resalte la crítica, cuando
hay otros aspectos etnográficos de la obra de
Barandiaran por los que tengo bastante aprecio.
Incluso afectos familiares, porque al fin y al cabo
fue discípulo de Telesforo de Aranzadi, que fue tío
abuelo mío y con el que también tengo un trato crítico
bastante inmisericorde.
-Parece que las academias se han convertido en
guardianes de la ortodoxia.
-A mí lo que más me sorprende de la grotesca polémica
que ha generado el informe sobre la enseñanza de la
Historia es que la gente haga caso a este tipo de
instituciones. Yo creo que la Real Academia de la
Historia, como el resto de las reales academias de
este país, el mejor servicio que podían hacerle a la
democracia era disolverse. Desde su fundación son
instituciones absolutamente politizadas,
propagandísticas y en concreto la RAH tiene un
larguísimo historial homologable a lo que critica en
ese informe.
-¿Qué aspectos concretos del informe critica: su
contenido, su oportunidad o el diagnóstico que hace de
la enseñanza de la asignatura?
-Lo que me parece más grave es que refleja las
limitaciones ideológicas de cómo se entiende la
democracia en nuestro país. Las reivindicaciones
políticas en democracia se fundan única y
exclusivamente en la voluntad de los ciudadanos y
ellos pueden perfectamente decidir enmendar la
historia, alterarla o arreglarla. Es perfectamente
democrático que el nacionalismo vasco reclame la
independencia, aunque históricamente el País Vasco
nunca haya sido independiente. Las legitimaciones
históricas en democracia están absolutamente de sobra
y cuando aparecen es porque algún elemento de carácter
romántico, historicista, tradicionalista o conservador
está latente. Lo democrático, y disculpe la
vulgaridad, es pasarse la historia por el forro de los
cojones.
-De todas formas, ¿no cree que la enseñanza de la
historia en la escuela influye en la formación,
digamos, del 'espíritu patriótico'?
-Sí, sí, por supuesto. Que la enseñanza de la historia
en la escuela pública, en Euskadi, en Cataluña y por
supuesto en España, es un instrumento de propaganda
nacionalista es obvio. Pretender ocultarlo es absurdo.
La educación está estructurada y organizada por los
estados que la financian y promueven en función de sus
intereses patrióticos.
-Y a la iglesia ¿qué papel le corresponde?
-Un papel absolutamente nefasto en la historia de la
península ibérica. Me parece que la iglesia vasca
tiene un grado de responsabilidad extraordinario en el
surgimiento del terrorismo de ETA, análogo al que la
iglesia española tuvo en la 'cruzada' de Franco.
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Saludos escépticos desde Bilbao.-((;.¬D))))
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Marco Tulio Cicerón -"Dubitando ad veritatem pervenimus"-
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