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Re: [escepticos] RE: [escepticos] Magufadas en Graus (Huesca). España



Arturo Bosque escribió:

> Los magufos, mueven ficha. Ninguno de los contraataques escépticos ha sido publicado. La verdad es que el periódico no reserva mucho sitio para las cartas de los lectores.     Ahí va la contestación del Alcalde de Graus. ¡Ojo, los aragoneses!, que el Sr. Miranda es también Asesor del  Consejero de Economía del actual Gobierno de Aragón (DGA). A ver si espabilamos, que, si nos descuidamos tendremos pronto brujos en vez de médicos en los hospitales.

Y yo digo:

Una vez más conviene ser cautos y precavidos al enfrentarse a la panda
de estafadores que están haciendo su particular agosto mediante cursos,
masters, postgrados y ceremonias varias con las medicinas alternativas
como bandera. Para enfrentarse a ellos no llega con tener razón; el
debate, y más el debate en los media, no depende sólo (y a veces ni tan
siquiera principalmente) de los argumentos, sino de la habilidad, de la
socarronería, del pillar al contrario en un renuncio y cebarse en él,
haciendo ver que el pequeño error se amplía a todo el texto,
convirtiéndolo en erróneo en su totalidad.

Claro, es fácil ser profeta a posteriori. Pero cuando leí la carta de
Arturo Bosque, al ver el párrafo "La medicina se enseña en las
Facultades y los médicos están organizados en Colegios. ¿En qué
Facultades se licenciaron y a qué colegio de médicos pertenecen los
profesores que se cita en el artículo "Medicina Holística" del día 1 de
julio?", pensé: "Vaya punto débil que has metido. Te van a dar todas en
el mismo lado". Y así está siendo.

No sé si Arturo parte de la base de que todos los médicos son honrados,
o de que ningún farsante es titulado en medicina. Pero la respuesta está
ahí: en Zaragoza (podía ser en cualquier otra facultad). Y, agarrándose
a esta metedura de pata, el alcalde y los estafadores aprovechan para
eludir el resto del texto de Arturo, en el que se decían cosas muy
claritas y muy bien dichas, mientras se ceban en el argumento de
autoridad que Arturo les puso en bandeja.

Este asunto pone de manifiesto lo que más de una vez se ha comentado por
aquí: el problema no es que el personal pique, ni siquiera que piquen
los alcaldes de pueblo, o los políticos del PSOE andaluz. El problema es
que las instituciones que deberían proporcionar garantía científica,
cual son facultades y colegios profesionales, están hoy vendidas al
mejor postor y proporcionan cobertura académica a todo cuanto farsante
se les acerca con tal que presente el titulito que los acredita como
miembro de la hermandad corporativa.

Y ahí lo tenemos crudo. Creo que sería un error por nuestra parte
abordar estos shows de la pseudomedicina *con homologación científica
oficial* de la misma forma que los montajes de adivinos, astrólogos o
videntes. El primer caso, insisto, goza de protección académica, y
presenta el parabién de unas instituciones contra las que poco podemos
desde nuestra postura personal. En los medios pesa más el argumento de
autoridad que el argumento a secas, y tiene más autoridad la Facultad de
Tal o el Colegio Oficial de Cual que la licenciatura o doctorado en
medicina de Fulano o Mengano; no digamos ya que los argumentos de
Perengano, que luce algún título no relacionado con lo que se habla o
simplemente no luce título alguno aunque diga verdades como puños. Unas
verdades que se desvanecen ante la autoridad del Colegio o la Facultad.

Ya puestos, voy más allá: me parece de maravilla que el alcalde de tal
pueblo o el parlamento de cual autonomía solicite el informe técnico de
las instituciones que Juan Pueblo ha creado precisamente para eso. Si el
Colegio de Médicos y la Universidad avalan que las pseudomedicinas
funcionan, el político está cumpliendo con su obligación al aceptar esos
informes y obrar en consecuencia.

Estamos en un estado de derecho, en un estado de instituciones, de
división de poderes y de reparto de competencias. Si tenemos
instituciones para informar científicamente, esos informes van a misa.
No es coherente que nos valgan los informes académicos cuando dicen que
negar la existencia del virus del SIDA es una barbaridad, y que no nos
valgan cuando dicen que las pseudomedicinas son respetables. 

Quiero decir, por tanto, que los palos no deben ir, desde mi punto de
vista, a los alcaldes o parlamentos que obran de conformidad con lo que
dictaminan Universidades y Colegios Profesionales. Nuestro enemigo,
entiendo, son esas prestigiosas instituciones. 

Esa es la guerra en la que debemos pelear. Claro que el enemigo es
fuerte, tal vez invencible. Pero lo otro no es más que disimular y hacer
que hacemos. No tengo ni idea de cómo se puede plantear una estrategia
para esa guerra. Lo que sí tengo claro es que poco pueden hacer, en este
asunto, unas cuantas cartas al director de un diario de provincias.

Saludos

JM