[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

[escepticos] Hamelín-cruzada de los niños



Title: Hamelín-cruzada de los niños
Ando yo dando vueltas a un tema que me lleva por la calle de la amargura (ya será menos) que es, y sin quererme extender mucho, hallar cuántos lazos de unión tiene un cuento infantil, El flautista de Hamelin, con una leyenda europea del siglo XII.

Datos:
siglo XIX: El escritor Marcel Schwob escribe un pequeño relato "La cruzada de los niños". La historia narra en capítulos cortos contados siempre en primera persona por diferentes personajes, unos niños, el papa, un leproso, etc. la historia de un grupo numeroso de niños franceses y alemanes que se unieron en peregrinación con la intención de llegar a Tierra Santa. No llegaron, y lo que es peor, acabaron de pena penita pena. El relato es una preciosidad, lo leí de chavalina y siempre lo he tenido, de una manera u otra, cerca de mí. Borges se refiere a él y cuenta que está basado en una historia real del siglo XII, en otros textos me aparece como simple leyenda. Siglo XII, faltaba un puñado de años para que Jacobo de la Vorágine escribiera su leyenda dorada.

sinopsis (y me repito):
Un buen grupo de niños se une en peregrinación y van todos en filita, por un motivo importante, el rescate del sepulcro en tierras lejanas. Muchos perecen ahogados, intentando cruzar el mar (como esos animalillos, esos perritos de las praderas, que cuando les da el yuyu se lanzan en grandes grupos al mar sin saber nadar, y, claro, mueren); otros niños caen en manos de piratas y maloshombres y acaban, en el mejor de los casos, como esclavos.

EL FLAUTISTA DE HAMELIN (lo que viene ahora tras la línea de separación es el cuento, lo he encontrado en internet y no parece muy fiable, pero valga para refrescar ideas. Quién se lo sepa de pé a pá, que no se lo lea)
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera ciudad de Hamelín, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus gordos y satisfechos habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas partes, devorando, insaciables, el grano de sus repletos graneros y la comida de sus bien provistas despensas. Nadie acertaba a comprender la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquietante plaga. Por más que pretendían exterminarlos o, al menos, ahuyentarlos, tal parecía que cada vez acudían más y más ratones a la ciudad. Tal era la cantidad de ratones que, día tras día, se enseñoreaba de las calles y de las casas, que hasta los mismos gatos huían asustados. 
Ante la gravedad de la situación, los prohombres de la ciudad, que veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones". Al poco se presentó ante ellos un flautista taciturno, alto y desgarbado, a quien nadie había visto antes, y les dijo: "La recompensa será mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín". Dicho esto, comenzó a pasear por las calles y, mientras paseaba, tocaba con su flauta una maravillosa melodía que encantaba a los ratones, quienes saliendo de sus escondrijos seguían embelesados los pasos del flautista que tocaba incansable su flauta. 
Y así, caminando y tocando, los llevó a un lugar muy lejano, tanto que desde allí ni siquiera se veían las murallas de la ciudad. Por aquel lugar pasaba un caudaloso río donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista, todos los ratones perecieron ahogados. Los hamelineses, al verse al fin libres de las voraces tropas de ratones, respiraron aliviados. Ya tranquilos y satisfechos, volvieron a sus prósperos negocios, y tan contentos estaban que organizaron una gran fiesta para celebrar el feliz desenlace, comiendo excelentes viandas y bailando hasta muy entrada la noche. 
A la mañana siguiente, el flautista se presentó ante el Consejo y reclamó a los prohombres de la ciudad las cien monedas de oro prometidas como recompensa. Pero éstos, liberados ya de su problema y cegados por su avaricia, le contestaron: "¡Vete de nuestra ciudad!, ¿o acaso crees que te pagaremos tanto oro por tan poca cosa como tocar la flauta?". Y dicho esto, los orondos prohombres del Consejo de Hamelín le volvieron la espalda profiriendo grandes carcajadas. Furioso por la avaricia y la ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que hiciera el día anterior, tocó una dulcísima melodía una y otra vez, insistentemente. Pero esta vez no eran los ratones quienes le seguían, sino los niños de la ciudad quienes, arrebatados por aquel sonido maravilloso, iban tras los pasos del extraño músico. Cogidos de la mano y sonrientes, formaban una gran hilera, sorda a los ruegos y gritos de sus padres que en vano, entre sollozos de desesperación, intentaban impedir que siguieran al flautista. Nada lograron y el flautista se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos que nadie supo adónde, y los niños, al igual que los ratones, nunca jamás volvieron. En la ciudad sólo quedaron sus opulentos habitantes y sus bien repletos graneros y bien provistas despensas, protegidas por sus sólidas murallas y un inmenso manto de silencio y tristeza. 
Y esto fue lo que sucedió hace muchos, muchos años, en esta desierta y vacía ciudad de Hamelín, donde, por más que busquéis, nunca encontraréis ni un ratón ni un niño. 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

supuesta sinopsis del final del cuento: Un buen grupo de niños se une en peregrinación y van todos en filita, siguiendo la música mágica de un flautista. No se sabe su final, pero es bien probable que los niños perezcan o acaben vendidos como esclavos.

Bien, el fondo del cuento es, aparentemente misoneísta (o lo que es lo mismo, el miedo irracional a las ideas nuevas). Mejor que no nos vengan los de fuera, aunque sean más avanzados, que seguro que nos quitan algún mal pero nos meten otro peor. Así que mejor que nos quedemos como estamos.

Tengo dudas sobre la literalidad del cuento, y no sé muy bien si el flautista se lleva a los niños por la cosa del dinero o es más bien porque sí... no conozco al autor o recopilador de este cuento. He buscado en los Hermanos Grimm y no me aparece. Tiene pinta de ser un cuento europeo, y por el nombre, alemán ¿alguien conoce al autor? ¿en qué siglo aparece?

El cuento describe al flautista extranjero como "taciturno, alto y desgarbado", y en la imaginería popular aparece con un aspecto parecido a Robin Hood=hombre verde=diablo con aspecto de guardabosques de los Cuentos de Canterbury de Chaucer. Imagino que es la relación más directa: el demonio engaña al pueblo dándoles un bien rápido pero al final se lleva consigo lo más querido. Me aventuraría mucho si pensara que el cuento del flautista fuera una crítica representación de la iglesia del momento, esa teoría está pillada por los pelos, aunque en el fondo me daría la razón en cuanto al tema flautista de hamelin-cruzada de los niños.

¿Puede haber relación entre el flautista de Hamelin y la cruzada de los niños? ¿es posible que se base este cuento en la leyenda de la cruzada?
¿algún texto que narre la historia de la cruzada?
¿al final no tendrá nada que ver y no es más que una de mis empanadas?
ay!

Saludos.

María.