TORABE escribió, entre otras cosas:
En uno de sus
libros, "Destejiendo el Arco Iris", Dawkins reflexiona
sobre este tema
(él habla de "estupidización" de la ciencia).
Transcribo un pequeño fragmento
por si te puede interesar. Dice entre
otras cosas lo siguiente:
"...
Me
preocupa que esta promoción de la ciencia como algo divertido,
juguetón y
fácil almacene problemas para el futuro. La auténtica
ciencia puede ser dura
(o mejor desafiante, para expresarlo más
positivamente), pero, como leer a
los clásicos o tocar el violín,
merece la pena. Si se atrae a los niños a la
ciencia, o cualquier otra
ocupación que valga la pena, con la promesa de
diversión fácil, ¿qué
harán cuando finalmente tengan que enfrentarse a la
realidad? Los
anuncios de reclutamiento para el ejército, con buen criterio,
no
prometen un picnic: se dirigen a jóvenes lo bastante diligentes
para
mantener el paso. "Diversión" emite un mensaje incorrecto y
puede
conferir a la ciencia un atractivo engañoso. .... Como los
estudios
literarios legítimos, la ciencia puede ser dura y desafiante,
pero,
como los estudios literarios legítimos, la ciencia es maravillosa.
La
ciencia puede pagarse el viaje, pero, como el gran arte, no
debería
tener que hacerlo. Y no debería hacer falta personajes excéntricos
ni
explosiones divertidas para persuadirnos del valor de una vida
dedicada
a investigar por qué existe la vida..."
Antonio M. Sánchez
Pérez responde:
Yo no lo
llamaría "estupidización". Popularización es más adecuado. Y yo sí estoy a favor
de eso. Clásicos Populares no estupidiza la música, la acerca al gran público,
que es sensible e inteligente -aunque a veces parezca que muy en el
fondo-.
Despertar en el niño el
interés por la ciencia mediante experimentos sencillos, divertidos, no es
engañarle. Cuando sea mayor, si se quiere dedicar a esto en serio, ya verá las
dificultades y sabrá enfrentarse a ellas, como ocurre con todo en la vida. Poco
a poco, a medida que pasa de la primaria a la secundaria, la universidad etc.
irá viendo las cosas cada vez más "en serio" -pero mientras sea niño, que sea
eso, niño, que se divierta y que sienta de algún modo
interés.
Además, la gente tiene
derecho a saber de qué va la ciencia, en qué se basa su método y en qué
consisten sus logros y no se puede pretender que todo el mundo curse dos o tres
carreras universitarias, así que algún método de popularización debe de haber
-sin perder el rigor, naturalmente, ni caer en la payasada o el ridículo, ni en
el error de suponer al público bobo- y sin perder de vista los objetivos:
enseñar, informar, despertar el
interés.
Yo me metí en la ciencia
no por mis profesores del instituto -ellos más bien me quitaron las ganas- sino
por los documentales de Carl Sagan y los libros que leía por mi cuenta. Con
ellos descubrí que la física es algo más que calcular ad tedium tiros
parabólicos y el tiempo que tarda en caer un ladrillo desde un edificio de 15
metros. La física, la ciencia toda, es un medio para arrancar a cuentagotas
respuestas a la naturaleza -y de paso, salen aviones, curas contra el cáncer y
armas nucleares- y se pueden hacer experimentos sencillos para explicarla.
Además no estoy deacuerdo en que la ciencia no sea divertida: si a lo que cuesta
sacar la carrera no hubiese nada divertido en extraer información de una imagen
astronómica o estudiar el espectro de una muestra en un espectrofotómetro, creo
que no valdría la pena.
Es cierto
sin embargo, que mucha gente va a los museos de la ciencia como si fuera a un
parque de atracciones, sin entender ni prestar atención a lo que implica cada
experimento y es cierto que ahí falla
algo.
Pero el conocimiento de la
ciencia, como el del arte, la música, etc. debe ser popular, nada de élites
cultas y acaparadoras del saber. Nada de pedantería academicista. He dicho
popular, no vulgar. A lo mejor así tendríamos una sociedad más culta, y por
tanto más libre.
En mi opinión lo que sí
acarrearía problemas para el futuro, y graves, (léase "El mundo y sus demonios",
de Carl Sagan, o "El miedo a la ciencia" de Robin Dumbar) es la difusión de esa
imagen de la ciencia que la muestra como algo esotérico, fuera del alcance de
los simples mortales, algo ajeno a la sociedad, y la del
científico encerrado en la torre de marfil de su laboratorio
y desligado de lo que pasa en el mundo, como un ser
sobrenatural.
Yo no
veo nada malo en decir que gracias a los trabajos de un escocés del siglo XIX
hoy podemos ver la champions en directo desde cualquier parte del mundo, y cosas
por el estilo.
Escépticos saludos desde
Tenerife