No me he adentrado mucho, porque me
disgusta, y lo encuentro desagradable, pero tiene su gracia, aunque suene
contradictorio.
Me parecería muy mal que se metieran con
alguien, C.P. en ristre, por cosas de estas, pero me enteré el otro día, con
cierta sorpresa, leyendo el artículo correspondiente del C.P. 'de la
democracia', que esto es quizá perseguible, y supongo que de
oficio.
Pero bueno, ya cambiarán las leyes, que
para eso se hacen en función del consenso social, que hoy es, en materia
religiosa, muy distinto del de hace veinte o treinta años. Incluso diría, que
bastante distinto que hace diez.
Más que estas cosas digamos que
'irreverentes', yo lamento la falta de cultura religiosa en general, y la
cristiana en particular. Me parece, el sentimiento religioso, algo muy 'apegado'
al hombre y a su historia, y conocerlo bien es fundamental, porque es conocer un
aspecto importante del sentir humano. Eso, aparte de su importancia en la
arquitectura y en el arte, si bien esto lo veo menos relevante que su papel como
'motor histórico'; en ciertos momentos sobre todo, momentos clave en la
historia, con consecuencias importantísimas, como la persistencia de Lutero en
Worms, o el empuje incontenible de los portugueses de Albuquerque a principios
del s. XVI, que llegaron a plantearse arruinar a Egipto cambiando el curso del
Nilo (!) y capturar la Meca, nada menos. Igual que sucedía con los castellanos,
que estaban entonces conquistando continentes, el 'combustible' era el oro,
pero el impulso y la fe en la victoria, eran -pienso yo- fundamentalmente
religiosas. De religión cristiana. Aunque ni en sus más exagerados sueños habría
entrevisto Pablo de Tarso unos destinos tan
desmedidos.
Saludos
Javier Susaeta
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