La aparición en EEUU de la obra "1421", que afirma que los chinos
llegaron a América 70 años antes que Colón, despierta notable interés en
este país y ha convertido a su autor, Gavin Menzies, en uno de los más
solicitados del momento. El lanzamiento de"1421: El año en que China
descubrió América", publicado por William Morrow, ya está en marcha.
Menzies no ha cesado de explicar en diarios, emisoras de radio y canales
de televisión sus hallazgos sobre la odisea de una majestuosa flota china
que a comienzos del siglo XV habría dado la vuelta al mundo.
Reflejo también de la expectación causada es que, en el único acto
público organizado en Nueva York, el auditorio de la Asia Society se quedó
pequeño el jueves para albergar a cuantos deseaban oír el relato de
Menzies. Empleados de esa entidad no cesaron durante el evento de
desalojar de las escaleras laterales a numerosos asistentes que no
tuvieron la fortuna de encontrar asiento, y muchos de los cuales
aguantaron después una larga cola para pagar los 27,95 dólares que cuesta
el libro, eso sí, con la firma de su autor.
De pie en el escenario y con la ayuda de un puntero luminoso con el que
describía las diapositivas, este ex oficial de la Marina Real británica
explicó, con tono profesoral aunque ameno, sus fascinantes hallazgos y la
extensa investigación que le ha llevado por más de cien países y a visitar
más de 900 museos y bibliotecas. Contó que se sintió cautivado por ese
periodo de la historia de China, un país al que ha regresado con
frecuencia, cuando en 1990, junto a su esposa, Marcella, viajó a Pekín
para celebrar sus 25 años de matrimonio y visitaron la Gran Muralla.
La investigación
Les informaron de que aquella sección que visitaban se completó en
1421, así como la Ciudad Prohibida, lo que desató el instinto investigador
de Menzies para comprobar después que aquella había sido una etapa de
atractivos acontecimientos en el país. El proyecto inicial, sin embargo,
varió de rumbo tras conocer más detalles acerca de la vida de un
legendario almirante de la época, Zheng He, famoso por sus expediciones
marinas. El 8 de marzo de aquel año una flota de 800 juncos, de mayor
tamaño que las carabelas de Cristóbal Colón y con una tripulación de un
millar de hombres cada uno, se hizo a la mar bajo el mando de almirantes
eunucos, entre ellos Zheng He, leales al emperador Zhu Di, según este
autor.
Su misión, explica el libro, era "llegar hasta los confines de la
tierra para recabar tributo de los bárbaros más allá de los mares" y unir
al mundo en la armonía que predicaba Confucio. Durante su travesía de
más de dos años, la flota habría explorado partes de Africa, del Norte y
Sur de América, Australia y Nueva Zelanda e incluso la Antártida, y
crearon asentamientos. Menzies afirma que la temprana presencia china en
esas regiones está corroborada por numerosas evidencias que van desde
objetos de cerámica y piedras talladas que se han encontrado en Africa
hasta restos de barcos hundidos, descubiertos en EEUU, Australia e
Indonesia. También se han descubierto formas de cultivo de arroz o nombres
de poblaciones de origen chino en el Sur de América y en otras regiones,
que son anteriores a la llegada de descubridores europeos.
Sólo siete barcos regresaron a China, en octubre de 1923, pero se
encontraron con un país sumido en un gran caos económico y social después
del derrocamiento del emperador Zhu Di, y los barcos fueron destruidos y
con ellos los diarios de sus viajes. Las investigaciones de Menzies, que
afirma que exploradores europeos, incluido Colón, realizaron sus travesías
con ayuda de mapas realizados sobre las experiencias chinas, no satisfacen
a todos los historiadores, pero han fomentado el interés de editoriales y
televisiones de todo el mundo, ávidos de hacerse con una buena
historia.
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