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[escepticos] Re: [escepticos] ¿Sueñan las moscas con ... eléctricos?



Hola,
el jueves, 14/08/2003 a las 0:45, Alejandro Agostinelli escribió:


> Hola!

> En  EL  PAIS  del  4  de  agosto  pasado,  en  la  sección  "Ciencia
> recreativa",  página 4, Javier Sampedro publicó un artículo titulado
> "¿Con  qué  sueñan  las  moscas?" Si alguien se lo ha bajado, ¿me lo
> enviaría?  No  soy  suscriptor del diario y necesitaría consultarlo.
> ¡Gracias!

http://www.periodistadigital.com/object.php?o=17425


Ciencia recreativa / 4 - JAVIER SAMPEDRO

¿Con qué sueñan las moscas?


EL PAÍS - 04-08-2003  
 
La  razón  de  que su cuerpo, lector, esté dividido en cabeza, tórax y
abdomen,  en  lugar  de  consistir  en  una  monótona  repetición  de,
pongamos,  13  estómagos en fila india enjaulados en un horrible túnel
de  costillas  falsas, es una hilera de diez genes, los genes Hox, que
se  descubrieron  en  la  mosca  del vinagre, Drosophila melanogaster.
Toque  un pelín un gen de la fila y la mosca tendrá cuatro alas en vez
de  dos,  el  humano doce vértebras dorsales en vez de seis. Los genes
que fabrican los sagaces ojos del lector también se descubrieron en la
mosca,  y  los  que  generan sus piernas y sus brazos vienen a ser los
mismos  que  construyen  las patas y las antenas del volátil. Hasta el
gen  que  hace el ano compartimos con el insecto. Lo de Kafka, más que
una  metamorfosis fue una sutil modulación del sistema genético en que
se  basa  el  diseño  de  todos los animales de este planeta. El matiz
podía haberlo titulado.

Pero ésas, se dirá usted, son las servidumbres del cuerpo. La mente es
otra cosa, ¿no? Ahí sí que no hay perro que nos ladre ni mosca que nos
zumbe.

Ralph Greenspan, del Instituto de Neurociencias de San Diego, presentó
el mes pasado en Melbourne los siguientes resultados. Cuando un objeto
móvil  pasa  por  delante  de  una mosca, no sólo se activan las áreas
cerebrales  del  insecto  que  procesan  la  información  visual, sino
también otras situadas en su lóbulo frontal (que en la mosca recibe el
oprobioso  nombre  de cuerpo seta, pero que muestra notables parecidos
con el lóbulo frontal de nuestro cerebro, donde residen nuestras altas
funciones mentales).

Greenspan hizo después un experimento que podríamos denominar la mosca
de  Pavlov:  cada  vez  que  el  objeto  pasa por delante de la mosca,
Greenspan  le  inflige  al  bicho un desagradable choque térmico. Tras
repetir  esto  unas cuantas veces a intervalos regulares, las neuronas
del  cuerpo  seta aprenden a predecir cuándo van a venir mal dadas: de
hecho,  se  disparan  medio  segundo antes de que pase el objeto (y el
choque térmico).

Greenspan  ha  podido determinar que ese efecto pavloviano requiere la
activación  simultánea  y  coherente  de  los  cuerpos seta y de otros
circuitos  distantes  a  los  que  podríamos  llamar  emocionales, con
perdón:  circuitos relacionados con la atención, con la percepción del
peligro,   con   el  recuerdo  de  otras  experiencias  placenteras  o
dolorosas. Emociones, vaya.

La  activación  coherente  de  los módulos cerebrales de la razón y la
emoción  es  el fundamento de la consciencia humana, según científicos
como  el premio Nobel Gerald Edelman. Como dice Greenspan: "Cuando una
persona  está percibiendo algo conscientemente, su cerebro experimenta
una explosión de coherencia".

En  mitad  de  la  noche, las moscas experimentan algo muy parecido al
sueño  profundo,  y  en ese estado sus cuerpos seta ya no responden al
objeto  que  pasa  frente  a ellas (aunque sus ojos sin párpados sí lo
ven),  ni establecen conexiones pavlovianas con las áreas emocionales.
Unas y otras neuronas se activan de vez en cuando, pero han perdido la
coherencia que caracteriza a la percepción consciente. Felices sueños,
mi querido insecto.

Usted  siga  despierto,  que  le tengo que contar una teoría de Ernest
Hartmann,  de  la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts. Dice
así:  si  ahora  mismo se declara un incendio en su casa y usted logra
escapar,  esta  noche  soñará  con  fuego,  y lo experimentará como un
trauma.  Dentro  de  unos  días  seguirá  soñando  con  fuego, pero su
conexión  con el trauma se habrá debilitado, y en sus sueños empezarán
a  aparecer  otros  acontecimientos  difíciles  de  su pasado, también
traumáticos  en  su  momento, pero ya integrados en los dominios de lo
aceptable.  Su  cerebro  está  intentando  archivar  el incendio en la
carpeta  correcta,  pero  para  eso  tiene  primero  que  debilitar la
coherencia  del  fuego con el miedo. Ya puede dormirse. Recuerdos a su
cuerpo seta.

-- 
Saludos,
«Mauricio»