PRESENTADO EN
NAVARRA PAMPLONA.- El
Centro de Recursos Ambientales de Navarra acogió esta lunes la presentación del
activador del agua potable con la tecnología GIE del investigador alemán Peter
Gross. La tecnología GIE, afirmó, convierte agua químicamente muerta en agua
potable viva, de alto valor biológico y de alta calidad para uso humano,
agrícola y ganadero.
En el acto de presentación participaron Javier Asín, gerente del Centro de
Recursos Ambientales de Navarra, el propio Peter Gross, y Goyo Iturregui y
Marion Kuprat, representantes de la empresa comercializadora del nuevo aparato
en España.
El ingeniero alemán Peter Gross explicó que el citado aparato de uso
doméstico "puede convertir el agua corriente desestructurada y desenergetizada
en agua viva, estructurada, de gran valor biológico y notables cualidades
terapeúticas". Según dijo, el Activador GIE es un sistema de resestructuración,
revitalización energética y magnetización del agua que se fabricó por primera
vez en 1996.
La tecnología incorporada en el Activador GIE consigue, entre otras cosas,
que al pasar el agua por su interior se formen nuevas moléculas de agua que en
grupos de ocho se asocian luego para formar nuevas estructuras cristalinas
estables. "Es decir el agua tratada con el aparato tiene parámetros físicos
diferentes a los del agua corriente. Se transforma en un agua de mucha mayor
calidad biológica", dijo.
Luz en los alimentos
Gross apuntó que la baja calidad del agua corriente se debe a su escasa
radiación de biofotones. A este respecto, recordó que "está científicamente
demostrado en laboratorio que todos los alimentos, incluido el agua y los demás
líquidos almacenan luz, es decir información a través de biofotones". "Es
precisamente el contenido de la luz de nuestra comida y bebida, junto con su
orden interno, lo que determina su valor biológico vital", expuso.
Indicó que el agua "es un elemento tan extraordinario que, aún en las peores
condiciones, conserva al menos un 4 por ciento de la estructura residual de la
fase cristalina". "A partir de ese pequeño resto de agua viva se puede reactivar
el resto hasta devolverle su estructura vital y beneficiarnos de la vida que
sigue quedando en ella", aseguró.
Añadió que está demostrado que las personas que utilizan únicamente agua
GIE, tanto para beber y cocinar como para el aseo personal, terminan expulsando
a través de la orina las toxinas que durante años habían acumulado en su cuerpo
causando distintas molestias e, incluso, dolencias graves. "También hace que las
sustancias nocivas que tomamos con nuestra dieta diaria no se sigan acumulando y
sean directamente expulsadas por los mecanismo que dispone el cuerpo para
ellos", afirmó.
El aparato inventado por el ingeniero alemán Peter Gross activa el agua en
menos de medio segundo. Ese es el tiempo que tarda en entrar en su interior,
someterse a los mecanismos de activación y volver a salir. Sin electricidad ni
motores y con energía natural, por lo que no requiere mantenimiento ni comporta
gastos de ningún tipo. El aparato se vende al público a unos 2.500 euros.
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