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[escepticos] Re: [escepticos] El manifiesto de la Gran Vía
Remo Tamayo escribió:>>Este Manifiesto ha sido enviado (supuestamente)
por redactores y trabajadores de la Cadena SER a distintos medios de
comunicación. Entre otros, lo podéis leer en peiodistadigital.com y en
elsemanaldigital.com. Los enlaces a estos documentos van al final del
texto. [...]
Hola Remo!
... bueno lo de tu apellido Tamayo espero que no tenga que ver con lo de
la asamblea de Madrid ;)... en fin bromas a parte, me parece falsa y
demagoga la carta que envias, si hubo manipulacion no fue en la Ser sino
por parte del gobierno y de los medios de comunicacion que controlaba y
sigue controlando el PP (Antena 3, LA COPE, El mundo, TVE, TVE2...), y
si es cierto, que no lo creo, que esta carta fue escrita por periodistas
de la ser, seria una excepcion ... y ya puestos a mandar cartas,
permitirme que publique la que recibí yo por e-mail... que acontinuacion
reproduzco...y que representa el pensamiento mio asi como el de una gran
parte del pueblo Español, frente a la manipulacion del PP. Además que
yo sepa la Ser no se oye fuera de España, y yo leia la prensa de
francia, lobdres, new york... por Internet y en todos los medios
apuntaban al integrismo islamico cuando aqui se apuntaba a ETA, si que
dudo que la gente de la ser fuese presionada, ese trato es mas propio en
este pais de la derecha que de la izquierda...
...es un texto de un conocido que estuvo el sábado frente a la sede del
PP pidiendo la verdad. No le convocó ninguna asociación, ningún partido
político, ningún sindicato, ningún medio de comunicación. Simplemente
pasó por la calle Génova y vió que no era el único indignado. Mucha
gente hizo como él, sentía la necesidad de pedir la verdad. Seguir
diciendo ahora que esas manifestaciones espontáneas de la gente fueron
preparadas por otros grupos políticos debería dar vergüenza. Lo que pasó
el sábado por la noche fue una revolución pacífica contra toda la
violencia que hemos sufrido por parte de dos bandos con los que ninguno
teníamos que ver, pero que nos han matado a todos en su absurda lucha.
El texto es largo, pero vale la pena:
>Así terminaba el mensaje que recibí en torno a las tres de la tarde
>anunciando una concentración silenciosa por la verdad frente a la sede
del
>PP en la calle Génova. Así comenzaba algo que con el paso de las horas
iba
>difundiéndose minuto a minuto. Por cada mensaje que la gente recibía, se
>enviaban diez, quince, veinte mensajes más. Hubo gente que recibió hasta
>diez mensajes de grupos de gente diferente: familia, trabajo, lugar de
>estudios, gente del colegio, del barrio, y esos mensajes se multiplicaron
>hasta el infinito, propagándose, como las llamas de un incendio por
efecto
>del viento. A las seis de la tarde un despliegue policial protegía la
sede
>del partido y sus efectivos pedían la documentación a todo
manifestante que
>llegaba. Media hora después, sin embargo, la concurrencia de tantos
>madrileños sobrepasó la capacidad policial y una hora más tarde la
> calle Génova era un hervidero de gente gritando de rabia y pidiendo
>explicaciones al gobierno de la nación. Había gente que lloraba, otros
>expresaban su indignación a gritos, mentirosos, asesinos, te dijimos
no a la
>guerra; vuestra guerra, nuestros muertos; no estamos todos, faltan
>doscientos; mentirosos, vosotros tenéis chofer, nosotros cercanías; lo
sabe
>todo el mundo menos nosotros; los muertos no se utilizan, basta de
>manipulación, y queremos salir en La Primera.
>
>La prensa que se encontraba tras el cordón policial era mayoritariamente
>extranjera, y había un gran despliegue de antenas parabólicas de cadenas
>televisivas europeas. De las calles adyacentes y bocas del metro salía
cada
>vez más gente de todas las edades y razas que se unían a la
concentración,
>que de silenciosa al final no tuvo casi nada porque se nos hacía difícil
>permanecer callados cuando se pretendía celebrar un minuto de
> silencio.
>
>Siempre alguien lo rompía con algún grito: mentirosos, asesinos. Las
>lágrimas y la indignación se propagaban de igual modo que la
información. La
>gente estaba pegada a sus transistores y los móviles sonaban sin parar
para
>transmitir información a la gente, que a su vez propagaba las
noticias, que
>corrían de boca en boca. Cuando Rajoy declaró a los medios que la
>concentración era ilegal e ilegítima, y acusó a sectores del PSOE de
haberla
>organizado, la multitud rugió y contestó: "nos han convocado los
>asesinados", y "la voz del pueblo no es ilegal". Cómo íbamos a ser
ilegales,
>cuando el gobierno seguía mintiendo, ocultando información y violando los
>derechos más elementales del pueblo: el derecho a la libertad de
expresión y
>al derecho a la información. En TVE 1, Cine de Barrio.
>
>En Génova pasaban las horas y los ánimos se iban encendiendo
> cada vez más. Seguía llegando gente, y no se veían banderas de partidos
>políticos ni sindicatos.
>
>Sólo pancartas improvisadas con cartones y bolígrafos. Tampoco la gente
>cantaba; todo eran gritos de dolor e indignación. El jefe antidisturbios
>confesaba a un reportero de la SER que no podían disolver la
concentración
>por la fuerza porque éramos ya más de 5 mil personas y no era cuestión de
>cargar contra la muchedumbre donde había ancianos y niños. Cada vez que
>algún miembro de la sede se asomaba a la ventana la gente rugía y
pedía la
>verdad, y mientras, seguían llegando noticias de concentraciones
espontáneas
>en todas las ciudades de España.
>
>Las nueve de la noche y nadie se movía de allí, pese al frío. Nos
llegó una
>nota que circulaba en manos de todo el mundo: A las doce en Sol.
> Pásalo.
>
>De pronto otra noticia que se propaga entre la gente: dos hindúes y tres
>marroquíes detenidos por su relación con los supuestos asesinos en
Lavapiés.
>Los servicios de inteligencia por un lado y el gobierno por otro.
>
>Españoles en el extranjero, amigos de todos los puntos del planeta
seguían
>mandando noticias de las principales cadenas televisivas del mundo: Bush
>lamenta que el apoyo de España a su guerra contra Irak haya tenido estas
>consecuencias para Madrid. En cambio, el gobierno no lo lamenta, sino que
>oculta toda la información y llama a la calma, e insiste en que en la
>jornada de reflexión el pueblo no puede salir a la calle para expresarse.
>Rugimos más aún: no nos vamos, sal al balcón, da la cara, PP
responsable, PP
>culpable, vuestra guerra, nuestros muertos, vosotros tenéis chofer,
nosotros
>Cercanías, vosotros, fascistas, sois los
> terroristas. Diez de la noche y la gente sale hacia Sol tomando las
calles
>sin permiso.
>
>Yo me voy a Lavapiés para cenar un poco y ponerme algo de abrigo
porque ya
>no siento las manos del frío. La plaza está vacía, y al llegar a la calle
>Cabeza nos encontramos con una chica joven que, en la puerta de su casa,
>aporrea una cacerola con la cabeza alta y el semblante grave.
>
>Tímidamente salen a los balcones vecinos que salen a aporrear las
cacerolas.
>
>Primero es un suave tintineo, después comienzan a abrirse los balcones de
>todas las calles y comienza un zumbido ensordecedor que se expande por
todo
>el barrio.
>
>Bajamos a la plaza, que comienza a llenarse de gente que aporrea sus
>cacerolas, sartenes e instrumentos con fuerza.
> Aparece una cámara de televisión alemana, mientras la plaza y las
calles
>están llenas de gente protestando sin palabras, y en un momento precioso
>hasta parece que seguimos todos el mismo ritmo. Un ritmo fúnebre y
>contundente, seco, duro, lleno de rabia y solemnidad. Y marchamos todos
>hacia Sol, donde ni siquiera podemos entrar porque Madrid está en la
calle.
>Siguen volando las noticias, siguen multiplicándose los mensajes de
>solidaridad con las protestas de otras ciudades, siguen propagándose las
>noticias. La policía ha cargado contra la gente en Zaragoza y en
Barcelona.
>Están estudiando suspender las elecciones, ha aparecido en manos del
PP, de
>repente, un vídeo en el que Al Qaeda reivindica el atentado, y la gente
>comenta asombrada e indignada que no salimos en los medios. En la SER
>comentan que pese a la toma de las calles por parte de la ciudadanía,
no van
>a seguir retransmitiendo para mantener la calma y no calentar los
ánimos. La
>censura del siglo XXI. Las cámaras, los
> micrófonos, y las luces desaparecen; solo quedan los reporteros
alemanes
>que trabajan a destajo, y nosotros gritando, y todas las calles que
>desembocan en Sol colapsadas. No hay banderas, no hay partidos, no hay
>magnetófonos, no hay organizadores, no hay órdenes. La multitud avanza
>espontáneamente hacia Atocha y la policía se retira discretamente. La
calle
>es nuestra y caminamos por donde queremos, cortando el tráfico. Nadie
rompe
>cristales, nadie destroza el mobiliario urbano, Madrid avanza
cívicamente y
>Ansuátegui ordena invisibilidad. La policía apaga las sirenas, y las
>lecheras apenas son percibidas. "Veniros con nosotros", grita alguno
a los
>uniformados, que no se atreven ni a mirarnos a los ojos. La rabia está
en el
>grito, en las palabras. La gente exige que el gobierno informe, que los
>medios informen, la gente exige que el gobierno asuma su
responsabilidad, y
>que deje de mentir a un país entero, que a través de Internet y los
> teléfonos móviles va conectándose con el mundo entero. Los medios
>nacionales ningunean la protesta y dejan claro de qué lado están. La
gente
>alza sus móviles para que los que escuchan al otro lado perciban el
ambiente
>que hay en Madrid.
>Más de un millón de personas bajan hacia Atocha por la calle del Prado
y por
>la calle Atocha. Y circula otro papel: a las dos en punto cinco
minutos de
>silencio. Pásalo.
>
>
>
>Todos al suelo. Silencio sepulcral. No hay cámaras.
>
>
>Miles de velas encendidas, y se rompe el silencio con el grito lleno de
>orgullo: viva Madrid, y todos gritamos, viva, viva Madrid. Aznar
escucha, el
>pueblo está en lucha, y las riadas humanas avanzan hacia el Congreso.
>
>
>En la radio solo se oye música y resúmenes del partido del Real
Madrid. Las
>voces ya cascadas por el paso de las horas, los pies doloridos, y no hay
>miedo, no hay policía, solo el helicóptero rugiendo encima de nuestras
>cabezas, y una sensación de euforia al ver que somos tantos, que somos
>incontables.
>
>"También estuvimos en la manifestación de ayer", decían algunos
cartones a
>modo de pancarta. Frente al congreso, las lecheras protegiendo el recinto
>sagrado donde unos cuantos toman las decisiones sin preguntar. La gente
>vuelve a gritar, dijimos no a la guerra, dijimos no a la guerra, vuestra
>guerra, nuestros muertos, un pozo de petróleo por un pozo de sangre,
>embushteros, tve= nodo, Urdaci nazi, queremos la
> verdad.
>
>
>
>Pasamos el congreso, llegamos a la Gran Vía, seguimos por Hortaleza.
>La gente sale de los bares, los pubs y las discotecas. Unos se unen,
otros
>provocan preguntando qué pasa y por qué tomamos las calles, y Madrid
avanza
>imparable bajo la atenta mirada del helicóptero. Los porteros de las
>discotecas desde las que sale música evasiva y alegre nos miran
alucinados,
>tratando de proteger los imperios del alcohol y la música; entretenida.
>Llegamos a la sede del PP de nuevo, y la gente, pese al cansancio, sigue
>aullando.
>
>
>Cuatro, cinco de la mañana, y la gente grita hoy protestamos, mañana os
>cesamos, a la hora de votar se tiene que notar, asesinos,
> mentirosos.
>
>Agotado regreso a casa. En Sol hay cientos de velas encendidas, y
decenas de
>ramos de flores y carteles, cartas, gritos de papel donde la gente
demuestra
>su solidaridad y su cariño. La gente se arrodilla, enciende más velas, y
>todo está en silencio. Siguen las pancartas colgando de todos los
rincones
>de la Puerta del Sol; los servicios de limpieza esta vez respetan el
dolor
>de una ciudad entera que llora a sus muertos. Banderas de todas partes
del
>mundo, y escritos en árabe, no al terrorismo, PP responde, mensajes de
las
>familias de los fallecidos, basta de horror, queremos la verdad,
televisión
>manipulación, y cuatro mendigos apoyados contra la pared, rodeados de
velas,
>en silencio. El pueblo llora, el gobierno miente. Lucía no te olvidaremos
>nunca. Papá te quiero. Esta no es nuestra guerra. Agotada, no puedo ni
>moverme de allí. Porque si la gente expresaba la rabia ante la mentira
en la
>calle Génova,
> allí se concentra el dolor, el silencio, velas encendidas y flores
>congeladas del frío que hace.
>
>Esto es lo que sucedió en Madrid la víspera de las elecciones. Y si en
los
>medios no se quiso recoger esta toma de las calles por parte del pueblo
>madrileño, por lo menos que se difunda por la Red lo que pretende ser
>acallado y ocultado. Porque algo ha cambiado desde anoche: ya no tenemos
>miedo. Ni en Madrid, ni en el resto de las ciudades, ni los pueblos.
>
>Y no necesitamos partidos políticos que organicen manifestaciones: ya
>sabemos que Internet y los móviles cuentan lo que no cuentan los medios
>oficiales, y ya sabemos que tenemos una herramienta de comunicación,
la del
>boca a boca, para expresarnos. Se nos han negado los derechos
fundamentales
>que reconoce nuestra Constitución, y el pueblo ha pagado caro la
incursión
>de su gobierno en una guerra por
> petróleo. Un pueblo que nunca ha tenido problemas con el mundo
árabe, un
>pueblo que se indigna ante la mentira y los insultos del candidato a la
>presidencia de España. Madrid demostró que está llena de gente de
todas las
>nacionalidades, edades y condiciones sociales que son sensibles, y fue
>anoche la verdadera democracia, la de la soberanía del pueblo, en la
que la
>gente se expresaba libremente.
>
>
>Arrancaron nuestros frutos,
>cortaron nuestras ramas,
>quemaron nuestro tronco,
>pero no pudieron matar nuestras raíces
(Se omite el autor)