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En inter‚s de los cazadores de ovn”logos (u "ovn”locos), he salteado una parte
sobre el profesor Immanuel Velikovsky y otra sobre Charles Fort. Si
posteriormente les interesan, las mandar‚. Tengan en cuenta que no tengo
scanner, sino que las estoy dactilografiando...

Lo aclaro porque hay partes del art”culo que se refieren a I.V., hablando, por
ejemplo, de "cat strofes velikovskianas".

ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ

#*_’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’_*# ’
#*_’LOS’NUEVOS’APOCRIFOS’_*# ’
#*_’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’’_*# ’

(Gu”a de ciencias extra¤as y creencias ocultistas)

por John Sladek.


#*/’MIRE’ESTE’ESPACIO’/*# ’

#’2ś’INVOcando’OVNIs’# ’

En la d‚cada del 50, los norteamericanos se obsesionaron de golpe con la
seguridad nacional. Cuesta decidir si la obsesi¢n les ven”a del miedo a la
bomba at¢mica o de la prosperidad de posguerra o el tedio, pero se
transformaron en propietarios, aseguradores y defensores vigilantes contra un
enemigo no especificado. En 1948 el Congreso public¢
/La’estrategia’y’t ctica’del’comunismo’mundial/. En 1949 los norteamericanos
pudieron leer /1984/. Palabras como *invasi¢n*, *infiltraci¢n*, *subversi¢n* y
*lavado’de’cerebro* se volvieron parte del vocabulario m s chato o
period”stico.

Oficialmente la ‚poca comenz¢ cuando Joe McCarthy agit¢ su lista de lavander”a
en el Senado ("Tengo aqu” los nombres de ochenta y siete personas del
Departamento de Estado afiliadas al Partido Comunista"); termin¢ con el ascenso

del Sputnik al cielo y con norteamericanos que constru”an febrilmente refugios
antiat¢micos. Entretanto, los distra”an con veintenas de pel”culas de ciencia
ficci¢n paranoide: cat strofes velikovskianas e invasions aterradoras. Los
primeros platos voladores aparecieron en 1947; y fueron inmediatamente
identificados como invasores, de Marte o de Rusia, pero resueltamente
/hostiles/.

Los objetos voladores no identificados, como se denomin¢ a los "platillos", se
hab”an visto durante siglos. En 1561 los residentes de Nremberg vieron el
cielo cubierto de bolas azules, negras y rojas, cruces rojas, una esfera negra
y varios tubos transparentes. Se pusieron a combatir entre s”, luego cayeron y
se  evaporaron.

Se public¢ un bando celebrando el acontecimiento. Cinco a¤os m s tarde, los
habitantes de Basilea tuvieron una experiencia similar (1).

En 1947, el empresario Kenneth Arnold volaba en su avioneta privada sobre las
Cascade Mountains, buscando los restos de un avi¢n desaparecido. Cerca de Mount
Rainier vio una flotilla de objetos met licos brillantes volando en fila india.

Eran nueve: ocho discos y una medialuna. Estim¢ su velocidad en unos 2500 km/h
(m s tarde la corrigi¢ y redujo a 1800) y su tama¤o en el equivalente de nueve
aparatos DC-4. Rodeaban los picos monta¤osos con "movimientos esquivos y
err ticos".

Despu‚s de aterrizar en una pista a‚rea, Arnold cont¢ la historia a unos
amigos. Luego despeg¢ rumbo a otra pista a‚rea, donde lo recibieron unos
excitados reporteros. Dijo que los objetos volaban como "platos de postre" o
"platillos patinando sobre el agua". La expresi¢n /flying’saucers/ ("platos
voladores" o "platillos volantes" o "plat”volos") se incorpor¢ a la lengua, y
la naci¢n fue invadida por titulares.

La visi¢n de platillos se propag¢ como una epidemia de posesi¢n demon”aca en
EE.UU., Canad , Inglaterra y Austrialia, y m s tarde en todo el mundo
civilizado. Los reporteros quer”an visiones, verificadas o no, y el p£blico los
complaci¢ con objetos voladores como discos, roscas, anillos, cigarros
llameantes, bolas incandescentes, huevos de fuego, esferas zumbantes, monedas,
l grimas y cucuruchos.

Aqu” se comentar n dos casos cl sicos; aparecen m s en el cap”tulo siguiente.
Son "cl sicos" porque involucran algo m s que el mero contacto visual. Algunos
efectos adicionales parecen corroborar la historia: un hombre calcinado, un
avi¢n estrellado, un coche detenido. Cada cl sico queda sin explicaci¢n por un
tiempo, durante el cual genera los rumores m s descabellados. A menudo ‚stos
persisten mucho despu‚s de que el caso se explic¢ reiteradas veces.

En enero de 1948, habitantes de varias zonas de Kentucky dieron parte de un
objeto grande y refulgente en el cielo. El capit n Thomas Mandell y otros dos
pilotos ya estaban volando en aviones peque¤os cuando la torre les orden¢
buscar
el objeto.

Pronto Mantell inform¢: "He avistado la cosa... parece de metal y tiene un
tama¤o tremendo".

Los otros dos pilotos no vieron el objeto o lo perdieron de vista y regresaron
a
la base. Mantell sigui¢ adelante, trepando entre jirones de nubes hasta
altitudes mayores: unos siete mil metros.

Horas m s tarde, las cuadrillas encontraron su cad ver y el avi¢n destrozado.
Un
rumor m¢rbido dijo que el cuerpo estaba cocinado como si hubiese sufrido una
radiaci¢n intensa. Otro dijo que el cr neo estaba prolijamente cercenado por
encima de los ojos.

> Recientemente, en 1970, apareci¢ la siguiente versi¢n, en la cual he
> subrayado una informaci¢n err¢nea:

> "_Hubo_una_tremenda_explosi¢n_, y el avi¢n del Capit n Mantell se
> estrell¢. [...] Mantell _no’hab”a’enviado’ning£n’mensaje’por’radio_,
> _fue’muerto’instant neamente_. ØEn este caso el OVNI era un arma secreta
> y Mantell muri¢ porque su avi¢n se acerc¢ demasiado al objeto extra¤o?
> Hasta el d”a de hoy, nadie puede responder a esa pregunta."

> (Dennis Barden, /Mysterious’Worlds/, Londres, Fontana, 1972, p.237)

Ahora parece probable que Mantell haya perseguido un globo de altura de la
Marina. Estos enormes globos de helio, utilizados para investigaci¢n de gran
altitud, eran un secreto de la Marina en el momento; ni Mantell ni el p£blico
pod”an saber de ellos. Parec”an objetos enormes y met licos. Cabe presumir que
Mantell, cuyo avi¢n no ten”a equipo de ox”geno, vol¢ demasiado alto, se desmay¢
y se estrell¢.

El otro cl sico es el Caso del Scout Quemado. En agosto de 1952, el jefe de
scouts de Florida, D.S. Desvergers, regresaba a casa con tres j¢venes despu‚s
de una reuni¢n de boy scouts cuando avistaron una luz peculiar centelleando en
un bosque cercano. Desvergers dej¢ el coche y fue solo a investigar. Como a los
veinte minutos no hab”a regresado, los muchachos fueron a pedir ayuda a una
granja cercana. El jefe de scouts fue hallado en condiciones de ligero
aturdimiento, con quemaduras leves en los antebrazos y la cara y un chamusco en
la gorra. La historia era as”:

Camin¢ hasta un claro a cincuenta metros de la carretera, donde not¢ una
elevaci¢n de la temperatura y un olor raro y punzante. Mirando hacia arriba,
vio un disco enorme, gris met lico, revoloteando a diez metros del suelo. El
borde estaba equipado con aletas y toberas, y la cima era cupular. Oy¢ un
sonido en la c£pula, "como al abrirse la puerta bien aceitada de una caja
fuerte", luego una  bola de fuego o niebla roja se abalanz¢ sobre ‚l, y perdi¢
el conocimiento. cuando lo encontraron estaba consciente.

Los boy scouts declararon que hab”an visto a Desvergers desde el coche,
apuntando la linterna hacia algo, y atacado por una bola de fuego rojo. La
investigaci¢n de la Fuerza A‚rea demostr¢ que los muchachos no pod”an haber
visto una luz en el claro, ni siquiera desde el techo del auto. Las quemaduras
de Desvergers eran ”nfimas, similares a quemaduras de sol. Un m‚dico, a modo de

demostraci¢n, se infligi¢ quemaduras similares con un encendedor. La luz
centelleante que hab”an visto al principio fue causada por un granjero de la
zona que estaba soldando. El resto del caso depende del testimonio del mismo
Desvergers.

No era un ciudadano modelo, pues ten”a antecedentes criminales y una reputaci¢n
local por sus bromas pesadas. Poco despu‚s del incidente, contrat¢ a un agente
de prensa y empez¢ a afirmar osadamente que "‚l [...] y la Fuerza A‚rea sab”an
lo que ‚l hab”a visto, pero no pod”a decirlo porque crear”a un p nico nacional"
(2)

Queda una pista inquietante. La Fuerza A‚rea tom¢ muestras de hierba del claro,
y encontr¢ ra”ces chamuscadas. Esto impresion¢ tanto al oficial investigador
que m s tarde escribi¢:

> La propulsi¢n de los OVNIs se comprende con m s facilidad cuando uno
> recuerda la teor”a de campo unificada del doctor Einstein, que alude a
> la relaci¢n entre el electromagnetismo y la gravedad. (3)

Pero un "campo gravitatorio" tan fuerte como para calentar el suelo del claro
por cierto habr”a calentado las monedas o llaves de los bolsillos de
Desvergers, derriti‚ndolas, y habr”a da¤ado las pilas de la linterna. Cuando
nos enteramos de que las muestras de hierba fueron descuidadas por el oficial
investigador durante varios d”as ÄÄlas dej¢ en una base de la Fuerza A‚rea
mientras volaba a  otraÄÄ, la explicaci¢n de la onda gravitatoria resulta menos
convincente. Hasta  este oficial al fin tuvo que concluir que el caso era un
fraude.


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(1) C.G.Jung, Flying Saucers, a Modern Mith of Things Seen in the Sky (New
York,
New American Library, 1969), pp. 102-4.

(2) E.J. Ruppelt, "The Florida Scoutmaster", en The Flying Saucer Reader, ed.
Jay David (New York, New American Library, 1967), pp. 247-8

(3) Ibid., p. 251.
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ


 #’Llamando’a’todos’los’ ngelesśrobotsśenanos’y’abejas’gal cticas’# ’

Donald E. Keyhoe, un piloto retirado de la infanter”a de marina, condujo su
propia investigaci¢n sobre OVNIs (4). Descubri¢ que el proyecto Bluebook de la
Fuerza A‚rea, aparentemente organizado para investigar los informes, en realiad
estaba encarado para ocultar al p£blico una terrible verdad.

La verdad que ve Keyhoe es desde luego una invasi¢n desde el espacio. Sus
libros citan casos similares al anterior (v‚ase L.N.A. 3) como evidencia
contundente, y de una respuesta absolutamente parca a su carta a la Fuerza
A‚rea, deduce una "admisi¢n oficial de la Fuerza A‚rea de que los platillos
ven”an del espacio" (5)

En otra parte cita dos p rrafos de un informe de la Fuerza A‚rea que dicen que
hay probabilidades de que once estrellas vecinas tengan criaturas que dominan
el viaje espacial. Estos dos p rrafos no figuran en el informe original. (6)

En /Detr s’de’los’platos’voladores/, publicado en 1951, Frank Scully afirmaba
que los platillos usaban "propulsi¢n magn‚tica", ven”an de Venus, pod”an viajar
m s r pido que la luz, y estaban tripulados por hombrecillos de un metro de
estatura. Ten”a informaci¢n confidencial de que una de esas naves se hab”a
estrellado y la Fuerza A‚rea ten”a seis diminutos cad veres bajo custodia. El
OVNI estaba fabricado con un metal nuevo y resistente, invulnerable a los
taladros de diamante. En vida, los peque¤os "venusinos" escrib”an con s”mbolos
pictogr ficos, com”an obleas nutritivas, y ÄÄf”jense en ‚staÄÄ beb”an "agua
pesada". Todos conocemos a /esos/ venusinos: se peinan con ondas de choque,
viven muchos a¤os luz, visten cinturones de Van Allen y suman el dinero en
contadores Geiger...

Raymond Palmer y Richard Shaver relacionaron los platillos con Lemuria, que
seg£n declararon (al principio en un cuento de ciencia ficci¢n, pero m s tarde
como un hecho) estaba dentro de nuestra Tierra hueca. Lemuria est  habitada por
una raza de enanos conocidos como los abandondero, "dero" para abreviar. Como
los nibelungos, son malignos, locos y degenerados. Adem s de pilotear platos
voladores, provocan guerras, accidentes, desaparicioens e incluso pesadillas
(usando un rayo especial llamado "sue¤omec"). Parecen haber lanzado un "ataque
con gas" sobre el hogar de un uf¢logo en 1967 (7).

Gerald Heard, un devoto de la percepci¢n extrasensorial, autor de m s de diez
libros sobre la plegaria y traductor de un libro que explica c¢mo la luz de
color cura enfermedades, cree que los ocupantes de los platillos son abejas
marcianas, muy superiores en inteligencia al mero /homo/ presuntamente
/sapiens/ (8).

En noviembre de 1952 George Adamski conoci¢ un visitante de Venus en el
desierto de California y habl¢ con ‚l. El ven‚reo era un caballero fr gil, de
un metro sesenta de estatura, cabellos largos y rubios y ojos verdes. Vest”a un
traje marr¢n de paracaidista y zapatillas rojo oscuro. Como Adamski, cre”a en
la telepat”a, as” que no hubo problemas de comunicaci¢n. Explic¢ que todos los
planetas de nuestro sistema est n habitados por hombres como nosotros, y que
muchos venusinos se pasean por aqu” disfrazados de humanos.   Como las abejas
de Heard, estaba preocupado por nuestros experimentos nucleares. Su nave era
impulsada por fuerzas magn‚ticas tipo [Frank] Scully.

El extra¤o parec”a saber poco sobre el planeta Venus; nada, en realidad, que
Adamski no hubiera conjeturado en un cuento de ciencia ficci¢n. Adamski pudo
tomar fotos del platillo, pero el artero alien”gena se las ingeni¢ para que al
revelarse parecieran trucajes baratos. (9)

George Hunt Williamson, un amigo de Adamski, m s tarde descubri¢ que pod”a
hacer
contacto con alien”genas en sus platillos por medio de una tabla ouija de los
espiritistas. Aqu” habla la planchuela, comunicando la sabidur”a de "Regga de
Masar":

’’’> Debo decirte algunas cosas de inter‚s. Estos hechos verdaderos quiz 
’’’> te sorprendan, pero son as”. Muchos de tus semejantes en la Tierra
’’’> saben que son ciertas. Tu Sol, que es tambi‚n nuestro Sol, no es un
’’’> cuerpo caliente en llamas. Es un cuerpo fr”o. [...] Piensas que tu
’’’> Sol irradia mucho calor porque puedes "sentirlo". Ciertas fuerzas
’’’> vienen del Sol y cuando entran en el campo magn‚tico de la Tierra
’’’> este campo resonante causa fricci¢n. Y de la fricci¢n surge el calor.
’’’> (10)

"Masar" result¢ ser un error ouijogr fico por "Marte". Regga luego sugiri¢ que
el grupo que sesionaba con Williamson tratara de establecer contacto radial.
Consiguieron la asistencia de un comprensivo radioaficionado que alcanz¢ a o”r
unos puntos y guiones de lo que tom¢ por un extra¤o C¢digo Morse
interplanetario. Aunque lo desconoc”a, logr¢ dominarlo en pocos minutos,
recibiendo los mensajes ZO y AFFA. Volvieron a la tabla, que les revel¢ que
esos eran los nombres de un par de amigos de Regga.

Albert K. Bender se top¢ con un alien”gena menos amistoso, si hemos de dar fe a
su /Los’platos’voladores’y’los’tres’hombres/, 1963. Su plan era lograr que
todos los socios de su club de plat”volos se concentraran en el env”o de un
mensaje telep tico £nico a los cielos. En un estilo seco de memor ndum, plagado
de giros como "lo cual nosotros denominar”amos" y "proced” a tomar parte", el
libro explica c¢mo se realiz¢ el experimento. Bender compuso el mensaje
salm¢dico que  enviar”an:

’’> ­Llamando a todos los ocupantes de naves interplanetarias...! Por
’’> favor venid en paz y ayudadnos a solucionar nuestros problemas
’’> TERRESTRES. Dadnos alguna se¤al de que hab‚is recibido nuestro
’’> mensaje. Sed responsables de la creaci¢n de un milagro en nuestro
’’> planeta para despertar a los ignorantes a la realidad. Enviadnos
’’> noticias vuestras. Somos vuestros amigos. (11)

La respuesta fue una aterradora experiencia religiosa. Despu‚s de recostarse,
cerrando los ojos y repitiendo los mensajes tres veces, Bender tuvo lo que creo
que quienes sufren de epilepsia y jaqueca conocen como aura: un potente olor
sulfuroso y luces azules y centelleantes. Hablando con un estilo seco de
memor ndum, una voz le advirti¢:


’’> Hemos estado observ ndoos a vosotros y vuestras actividades. Por favor
’’> dejad de sondear los misterios del universo. Si desobedec‚is haremos
’’> una aparici¢n. (12)

Creo que el pobre se¤or Bender acept¢ el consejo.

En /La’Tierra’Hueca/, 1964, Raymond Bernard parece haber combinado las teor”as
sobre los deros de Palmer, las historias de la Atl ntida, y la idea de un
te¢sofo brasile¤o de que existe una tierra subterr nea llamada Agharta,
llegando a la conclusi¢n de que los platillos son tripulados por alemanes de
los abismos. Pero Gavin Gibbon, en /La’llegada’de’las’naves’espaciales/, 1956,
ubic¢ la patria de los plat”colas en un desaparecido "d‚cimo planeta", hoy
cintur¢n de asteroides. W. Gordon Allen, en
/Naves’Espaciales’de’allende’las’tres’dimensiones/, consider¢ que la cuarta
dimensi¢n era un lugar razonable donde estacionar los OVNIs cuando no estaban
asustando a los pilotos. La desaparici¢n de los platillos cuando los
persegu”an, la falta de espec”menes derribados, la aparente inexistencia de una
base, pr cticamente todo puede explicarse con la cuarta dimensi¢n, alias el
limbo.

Fue Allen quien public¢ una foto de dos hombres estrech ndole la mano a un
enano, con esta leyenda:

’’> El "tripulante de un platillo", muy parecido al hombre (o esp”ritu) de
’’> la Luna descrito por Swedenborg en sus escritos sobre los habitantes
’’> de diferentes planetas. [...] Esta fotograf”a es de Alemania (n¢tense
’’> los capotes largos y los tipos n¢rdicos europeos) pero el "tripulante"
’’> es de un OVNI que se estrell¢ cerca de la Ciudad de M‚xico; los
’’> cad veres fueron enviados a Alemania para su estudio. ØLa base estaba
’’> en la Luna? (13)

Nunca hubo la menor evidencia sobre este OVNI estrellado excepto la foto de
Allen. Los cient”ficos que trabajaban en el Informe Condon le pidieron m s
informaci¢n al respecto, pero les exigi¢ un precio exorbitante y perdieron todo
inter‚s. Nadie m s en Alemania o M‚xico parece haberse enterado.

En /Platos’voladores’a’trav‚s’de’los’siglos/, 1965, Paul Thomas sugiri¢ que la
aparici¢n de la virgen Mar”a en F tima quiz  haya sido en realidad el
aterrizaje de un OVNI. No especific¢ si consideraba que la virgen era un OVNI,
o el mero piloto de un OVNI (virgen en ridiculeces).

El aspecto profano tambi‚n est  cubierto en /Platos’voladores/:
/la’estremecedora’experiencia’de’la’invasi¢n’del’espacio’exterior/, de Coral
Lorenzen, publicado en 1962 y 1966. All” figura la historia de la mujer del
OVNI y el hijo del granjero. Parece que un huevo espacial aterriz¢ en una
granja brasile¤a, y emergieron hombrecillos. El granjero derrib¢ a pu¤etazos al
primero, pero los otros lo sometieron y lo llevaron a borg. Conferenciaron,
hablando sobre ‚l con aullidos perrunos. Tras un examen t‚cnico, conoci¢ a su
compa¤era:

’’> El prop¢sito de la mujer fue evidente de inmediato. Se acerc¢ (al
’’> granjero) frot ndole la cabeza contra la cara. No intent¢ comunicarse
’’> por ning£n medio salvo los gru¤idos y aullidos, similares a los
’’> proferidos por los "hombres". Tuvo lugar una relaci¢n sexual muy
’’> normal, y despu‚s de nuevas caricias ella consinti¢ de nuevo [...]
’’> (14)

Y as” sucesivamente, como en todas estas historias. La se¤ora Lorenzen tambi‚n
repiti¢ otras descripciones de alien”genas: hombrecitos de negro, hombretones
con trajes de pl stico, b”pedos gn¢micos de ojos relucientes, y los robots que,
eructando humo somn”fero, persiguieron a un hombre hasta un  rbol y lo tuvieron
all” toda la noche. Parece que el humo somn”fero no pudo doparlo. Quiz 
debieron leerle un poco de literatura sobre OVNIs, garantizada para hacer
dormir a cualquiera.

Punto para los testigos oculares solitarios. Aceptemos o no sus relatos, es
obvio que los OVNIs no pueden ser piloteados simult neamente por todas esas
criaturas fant sticas. Aun si conciliamos la criatura que habla fluidamente el
portugu‚s en F tima con la que emite aullidos y gru¤idos en Brasil, hay cientos
de otras variantes en la vasta literatura ovnil¢gica.

Informes aparentemente m s sustanciales, realizados por un equipo de
cient”ficos para la Fuerza A‚rea de los Estados Unidos, se discuten en el
cap”tulo siguiente.

(Pr¢ximamente: #’’3ś’El’informe’Condon’’# )


ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
(4) Donald E. Keyhoe, /Flying’Saucers’From’Outer’Space/ (Londres, Tandem, 1970)
(5) Ibid., p. 244.
(6) Ibid., p. 40
(7) Brad Steiger y Joan Whritenour, /New’UFO’Breakthrough/ (Londres, Tandem,
1969), p. 14
(8) Gerald Heard, /Is’Another’World’Watching/? (New York, Harper, 1951)
(9) George Adamski y Desmond Leslie, "Visitor’from’Venus", en
/Flying’Saucer’Reader/, pp. 61-80.
(10) George Hunt Williamson, "Contract by Automatic Writing", en
/Flying’Saucer’Reader/, p. 83.
(11) Albert K. Bender, "By Mental Telepathy", en /Flying’Saucer’Reader/, p. 83.
(12) Ibid., p. 91.
(13) W. Gordon Allen, /Spacecraft’from’Beyond’Three’Dimensions/ (New York,
Exposition Press, 1989), ilust. frente a p. 98
(14) Coral E. Lorenzen, /Flying’Saucers/:
/Startling’evidence’of’the’Invasion’from’Outer’Space/ (Nueva York, New American

Library, 1966) (t”tulo original: _/’The’Great’Flying’Saucer’Hoax’/_, 1962), p.
70.
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ


G^is la revido!

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