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RE: Rama y el Halley



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De: Joaquin Franco <joaquin en interec.com>
A: Escepticos. <escepticos en correo.dis.ulpgc.es>
Asunto: Re: Rama y el Halley
Fecha: viernes 7 de marzo de 1997 0:45

en Marte afirmaron existian dos razas que vivian bajo tierra, una mas
"positiva" que la otra ( a lo ruso y americano
pero intergalactico ). 

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¡Qué poco originales! La historia de los ETs malos bajo tierra no sólo data
de los años 40, sino que está en el mismo origen del mito ovni. Lo que a ti
te contaron los chicos de RAMA en su época no es más que un burdo plagio de
una historia de ciencia ficción que fue publicada en Estados Unidos en
9145, dos años antes de la observación de Kenneth Arnold que inauguró lo
que los ufólogos denominan la era moderna de los platillos volantes
Raymond Palmer, director de la revista Amazing Stories, abrió las páginas
de la publicación a Richard S. Shaver, un desequilibrado mental que decía
recordar cómo Atlántida, Lemuria y Mu -los continentes míticos tan del
gusto de charlatanes de todas las raleas- habían sido colonizados por seres
extraterrestres en un remoto pasado. Según Shaver, los alienígenas habían
tenido que abandonar la Tierra hace miles de años, dejando en nuestro
planeta dos tipos de robots que desde entonces habitan en el subsuelo: los
teros, que hacen lo posible por ayudar a la humanidad, y los deros,
responsables de gran parte de las desgracias del ser humano.
	La historia cautivó a Palmer hasta tal punto que, en junio de 1947, dedicó
un número entero de Amazing Stories a lo que él denominaba el misterio
Shaver. En octubre, aseguraba en un editorial escrito durante el verano que
la observación de «misteriosas naves supersónicas, ya sean espaciales o
procedentes de cuevas», confirmaba la autenticidad de las narraciones del
mundo subterráneo. Los tripulantes de los platillos volantes eran
descendientes de los extraterrestres que habían colonizado nuestro planeta
en un pasado remoto. Palmer fue despedido de su trabajo. Su apoyo
incondicional a las estupideces propaladas por Shaver había incomodado a
los propietarios de la revista. El imaginativo promotor de basura
pseudocientífica entró entonces en contacto con Kenneth Arnold. 
	Un año más tarde, aparecía en los quioscos el primer número de Fate, que
con el tiempo se iba a convertir en «el principal abastecedor de tonterías
paranormales» de Estados Unidos. El artículo de portada de la nueva revista
era «I did see the flying disks» y, aunque estaba firmado por Arnold, había
sido escrito por Palmer. El autor había pasado por alto todas las dudas que
el testigo había reflejado en el informe al Ejército y las incongruencias
del relato, contradictorio en lo que se refería al tamaño y la velocidad de
los objetos volantes. Describía el suceso con un tono colorista y afirmaba,
entre otras cosas, que los discos habían suscitado en Arnold «un
sentimiento extraño». Al eliminar del relato original los elementos
incómodos e inventarse detalles inexistentes, Palmer se convirtió en el
primer ufólogo de la historia. 
	Y de ese polvo, vinieron los lodos que ahora padecemos en todas esas
publicaciones de quiosco, cuyos directores practican la misma política que
Palmer en la feroz lucha por incrementar la tirada de unas publicaciones
que, por desgracia, nunca habían gozado en España de mejor salud. Claro que
cada país tiene lo que se merece: Más Alla, Año Cero, Lina Morgan, Rociíto,
Nieves Herrero, Alvaro Baeza, Tico Medina, el periodista-criminólogo del
Mississippi y un largo, largo etcétera.
	En fin, como estoy empezando a desvariar. Me despido.
	Nada más por ahora.
	Saludos.

	Luis Alfonso Gámez
	vader en ctv.es