[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

Vida Europea!



ya que estoy locuaz esta mannana (y veo que andais todos -casi todos-
ausentes), aprovecho para mandaros el texto que maniana me publica EL
PAIS. Si parece que soy un tanto critico con tanta noticia esplendorosa
sobre la vida en otros mundos, pues es cierto. No niego la posibilidad,
pero me parece que tanta maravilla como nos estan / estamos vendiendo
tiene otros fines... mas bien publicitarios. (De paso, aprovecho para
quitarme un poco la mala imagen esa de aparecer tanto en la tele, como
algunos llegaron a insinuar, para promocionarme hablando de/con tarados
y extraterrestres; que lo que a mi me gusta es realmente hablar de
ciencia...)
Un saludo,
javier

------------------------------------
REFLEXIONES SOBRE LA VIDA EN EUROPA
------------------------------------
"Su superficie está cubierta por una intrincada red de líneas estrechas,
curvándose e inclinándose en todas las direcciones. De hecho, se parece
bastante a una foto de un libro de medicina mostrando la distribución de
venas y arterias. Algunas de las líneas tienen cientos (quizá miles) de
kilómetros de longitud; recuerdan a los imaginarios canales que Percival
Lowell y otros astrónomos de comienzos del siglo XX creyeron ver en
Marte. Pero los canales de Europa no son una ilusión, aunque
evidentemente no son artificiales. Más aún: contienen agua o, al menos,
hielo, pues esta luna está casi completamente cubierta por un océano que
en promedio tiene una profundidad de 50 kilómetros."
"Debido a su lejanía al Sol, la temperatura en la superficie de Europa
es muy baja, de unos ciento cincuenta grados bajo cero. Así que uno
podría suponer que ese océano único es un bloque sólido de hielo.
Sorprendentemente, no es así, porque el interior de Europa genera mucho
calor por las fuerzas de marea, las mismas que provocan los volcanes de
la cercana luna Io. Por ello, el hielo está continuamente derritiéndose,
rompiéndose y volviendo a congelarse, formando fracturas y líneas como
las que forman la banquisa en nuestras regiones polares."

Esta larga cita, una acertada descripción de Europa perfectamente
compatible con los recientes descubrimientos realizados por la sonda
Galileo en esta luna de Júpiter, está escrita justo ahora hace diez
años. La incluyó Arthur C. Clarke en su obra "2061: Odisea Tres" (1987),
la tercera parte de la ya tetralogía de este escritor de ciencia-ficción
sobre la colonización del espacio. Conviene releerla estos días en que
tanto revuelo ha despertado la existencia de agua en este mundo lejano,
aunque de nombre tan cercano a nosotros. Porque, como sucedió hace unos
meses con el meteorito antártico que parecía mostrar restos de seres
vivos originarios de Marte, las imágenes que la nave Galileo obtuvo el
pasado 20 de febrero durante el sexto vuelo de aproximación a esta luna,
han sido hábilmente empleadas para vendernos, una vez más, que
posiblemente la vida no es un fenómeno único de nuestro planeta.
Realmente, llevamos un año llenos de expectativas, auspiciadas por los
más adelantados instrumentos científicos y por los más reputados
investigadores. En esto, por lo menos, mejoramos lo presente, estos
cincuenta años de platillos volantes y extraterrestres que quieren
salvarnos de nosotros mismos, que llenan páginas en revistas
pseudocientíficas y colorean los más populares gallineros de las
televisiones.
Desde luego, no hay ninguna prueba científica de que la vida sea algo
único de la Tierra. Quien afirme lo contrario, miente. Lo que no
conocemos aún son las exactas condiciones que hicieron que hace más de
cuatro mil millones de años aparecieran los primeros seres vivos aquí.
Sin embargo, los científicos estiman necesaria la presencia de agua en
estado líquido, de una fuente de energía térmica, de un sustrato sólido
y de ciertas moléculas.
Las imágenes que ahora recibimos desde Europa parecen confirmar que un
escenario de este tipo existe en Europa. Bajo su superficie helada hay
posiblemente agua líquida, y barro. La luna tiene, además, energía
térmica proveniente del interior, como lo atestiguan los géiseres
fotografiados. Más aún, se trata de un mundo en constante cambio: esas
fracturas, los bloques de hielo, se desplazan y cambian la orografía en
unos pocos meses. Se trata, en definitiva, de un mundo activo, donde
podría haberse dado, o podría darse en el futuro, el primer paso de la
vida.
Pero fijémonos una vez más en las palabras de Clarke. No es que este
escritor sea simplemente un visionario, pues recogió en el año 87 las
expectativas que de Europa se tenían a partir de los datos obtenidos por
las misiones Voyager en 1979. La verdadera noticia es, por lo tanto, la
confirmación de que la idea que teníamos de Europa es correcta.
Sin embargo, todo el mundo se maravilla hoy de la posibilidad de la vida
en Europa sin recordar que esto ya se apuntó hace casi veinte años. En
la NBC el experto de la Universidad de Washington John Delaney comentaba
hace dos días: "Estoy seguro de que hay vida allí". Y no es el único,
casi todos los comentarios suscitados por estas imágenes van en esa
dirección.
Nos deberíamos, por lo tanto, preguntar por qué ahora el tema de la vida
en otros mundos se ha convertido en noticia continua. Me inclino a
pensar que no es algo casual, sino que responde a una estrategia que
permitirá que las misiones espaciales no se frenen en esta época de
importantes reducciones presupuestarias, especialmente en los Estados
Unidos. De la misma manera que en los años 60 fue el afán político de
Kennedy de "ganar" una carrera a los soviéticos el principal motor de la
llegada de humanos a la Luna, ahora lo que vende es la búsqueda de otros
seres vivos.
A las puertas del nuevo milenio, la humanidad sueña con otros iguales
más allá de nuestro planeta. Esa nueva epopeya, de colonización y
búsqueda, cuidadosamente presentada ante la opinión pública con una
incesante y atractiva lluvia de noticias "buenas" sobre el espacio, va a
marcar los próximos años. Y de paso, permite que los fallos, como los
problemas del vuelo del Columbia del fin de semana pasados, que
obligarán a demorar unos siete meses la puesta a punto de la estación
espacial Alfa, se olviden ante tanta fascinación. Es el marketing de
nuestro tiempo, aplicado al desarrollo científico, el signo de los
tiempos. Por eso, tampoco es cosa de rasgarnos las vestiduras. ¿Que la
vida extraterrestre vende? Pues aprovechémonos, que es por una buena
causa.

Javier Armentia
Astrofísico
Director del Planetario de Pamplona
----------------------------
PLANETARIO DE PAMPLONA; C/ Sancho Ramirez, s/n; E-31008 Pamplona (Spain)
Tel: +34-48-260004   Fax: +34-48-261919
Website: http://www.ucm.es/OTROS/Astrof/pamplona/pp-casa.html or
http://pamplonetario.base.org
E-mail: planetario en cin.es
----------------------------

---------- End of message ----------