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[escepticos] ¿Asunto de corcheas?
En las últimas semanas, Francisco Mercader y yo hemos cruzado una serie de
mensajes sobre cuestiones en las que el proceso histórico de la música se
erigía en protagonista.
En ninguna de ellas se han discutido "cuestiones de corcheas" sino, única y
exclusivamente, hechos históricos de cuya interpretación mítica o racional
se derivan importantes implicaciones para el escepticismo.
En ninguna de ellas he puesto en duda las habilidades de Mercader como
músico multiinstrumentista y no he dudado en remitir a sus explicaciones
sobre cuestiones gramaticales o de técnica instrumental puesto que gozan de
la virtud de la claridad y de la concisión. Sin el menor ánimo irónico
declaro mi convencimiento de que Mercader hubiera sido capaz de hacer sonar
el "didjeridú" mucho antes y con mucho menor esfuerzo de los que yo tuve que
emplear, Mercader toca el trombón y hubiera podido modificar fácilmente su
técnica de embocadura para hacer sonar el "didjeridú" que, al fin y a la
postre, es un rudimentario trombón.
Lo que he discutido y refutado es el conocimiento de Mercader sobre los
procesos históricos de la música y la calidad de la bibliografía que
utiliza, así como la manifiesta tendencia tendencia irracional de sus
modelos de explicación sobre los procesos históricos. Estos temas han sido:
1. Los orígenes del jazz en relación con el rol social de la prostitución y
la segregación racial en Nueva Orleans ca. 1900
2. Los orígenes del lunfardo (y del tango) en relación con la estructura
social de Buenos Aires y las tensiones sociales entre criollos y emigrantes
en los años de la Gran Guerra.
3. Los orígenes del blues en relación a la composición étnica de la dinámica
de poblaciones en Africa a causa del mercado de esclavos con América.
4. La música de Stravinsky para el ballet *Le sacre du primptems* y su uso
como paráfrasis de los versos davídicos: *La piedra que fuera despreciada
por el cantero, fue la piedra angular del templo del Señor".
Sea por mi incapacidad para explicarme, sea por la tendencia de Mercader a
entender la disidencia como afrenta personal, sea (lo más probable) por
ambos motivos, en ninguno de los casos he logrado el debate que buscaba
provocar. El debate sobre la instrumentalización del "mito de la cultura" al
servicio del irracionalismo (animismos, esencialismos, historicismos,
redentorismos, etc.). Mea culpa.