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Re: [escepticos] ?Quien invento los OVNIs?



Miguel Angel Velilla Mula wrote:

> Talvez hables del telescopio de Monte Palomar, pero si lees una
> revista
> Astrnomy cualquiera veras la enorme propaganda de telescopios
> pequenhos
> y binoculos de observacion apenas un poco mas potentes que los
> caseros,
> y son MILLARES de personas y astronomos usandolos todas las noches...
> y
> nunca han reportado nada.

Es que no das una. :-) Tambien hay reportes de gente con
binoculares,aunque menos con telescopios (?) pequeños, por la sencilla
razon de que
estos ultimos no son idoneos para la observacion aerea . De hecho lo que

se usa en las torres de vigilancia en los aereopuertos son binoculares.

> Mismo en los grandes observatorios con grandes telescopios, centenas
> de
> astronomos miran todas las noches a ojo el firmamento y nunca ven
> nada,
> y tambien usan pequenhos telescopios de ajuste que abarcan muchos
> minutos de arco y tampoco nada.

Vale. Eres peor que tu 2º apellido :-)) Te sugiero que leas el documento
queenvio atacheado.

> Los satelites militares son una excelente fuente PARA USTEDES los
> ufologos, pues deben estar "cargados de datos", pero claro, el
> gobierno
> como siempre esconde la informacion.
>

Lo siento, ufologo es el individuo que se dedica en forma profesional o
amateura la investigacion del fenomeno. Yo ni siquiera le daba
importacia al tema , hasta
que me encontre en un foro de discusion con un esceptico.

Saludos

Angel Vazquez.

AVISTAMIENTO DE UN OVNI
desde el Observatorio Astrofísico de Calar Alto


Observatorio de Calar Alto (Almería)

Dada mi condición de astrofísico, al menos una semana al año la empleo en observaciones en los grandes observatorios estudiando los objetos celestes.

Por eso, la pregunta favorita de mis amigos es sobre el «tema OVNI».

Se supone que ya que estoy tanto tiempo mirando el cielo algo extraño debería ver, si existiera.

Hay que explicar a los no informados que la observación astronómica profesional tiene poco que ver con la contemplación relajada del cielo tumbado en la playa.

Antes de llegar al gran observatorio has tenido que competir con otros colegas para la adjudicación del tiempo de telescopio que es un bien escaso.

Tu propuesta de investigación es sometida a un comité de asignación de tiempos que debe rechazar, basándose en criterios de calidad científica, cuatro de cada cinco peticiones aproximadamente. El investigador afortunado debe preparar su campaña de observación (dos o tres noches en la mayoría de los casos) con meticulosidad ya que siempre te parece poco tiempo.

La estampa clásica del astrónomo con el ojo pegado al telescopio ha pasado a la historia. Actualmente la observación con los grandes telescopios es menos romántica: el observador se encuentra en una sala de control rodeado de terminales de ordenador y pantallas de televisión.

De hecho ni siquiera está viendo como se mueve el telescopio en su cúpula; en algunos casos hasta tiene que pedir permiso para que le enseñen el telescopio. Los ingenieros dicen que el telescopio se conserva mejor cuanto más lejos se encuentre el astrónomo, y la tendencia actual es construir telescopios con control remoto: el telescopio en Namibia y el observador en Roma, por ejemplo.

Imaginemos entonces a una pareja de observadores intentando aprovechar su tiempo hasta el limite. Nada más cenar a las cinco de la tarde, salen disparados al telescopio para abrir la cúpula. Con esto se consigue ventilar su interior y evitar corrientes convectivas que arruinan las imágenes. A continuación realizan observaciones de calibración cuando todavía no es noche cerrada y finalmente empiezan a observar los objetos de su interés.

Para ello se ayudan de instrumentación auxiliar que pueden ser cámaras de imagen directa o espectrógrafos con detectores de estado sólido como los CCD de las cámaras de video. Al amanecer vuelven a tomar imágenes de calibración y finalmente cierran el telescopio alrededor de la nueve de la mañana: han pasado entre 12 y 15 horas en el edificio del telescopio y están materialmente destrozados. En este ejemplo los astrónomos se van a la cama contentos, pero si el tiempo atmosférico es malo no se observa y te desesperas, ya que este tiempo perdido no se recupera.

Durante una de estas observaciones en el observatorio Hispano-Alemán de Calar Alto (Sierra de los Filabres, Almería) me encontraba realizando espectros de galaxias compactas azules.

Son éstas una clase de galaxias en las que la formación de estrellas está teniendo lugar a un ritmo inusitadamente elevado. El telescopio de 2.2m (diámetro de su espejo principal u objetivo) se controlaba en aquellos tiempos (diciembre de 1988) desde una sala contigua a la cúpula en la que se pasaba un frío inhumano, ya que no estaba aislada y no podíamos encender estufas. Siendo los tiempos de exposición de cada observación del orden de una hora, mi compañero y yo nos turnábamos cada cierto tiempo para bajar al edificio principal y tomarnos algo caliente.

En observaciones similares realizadas en verano apetece darse una vueltecita por la terraza para observar el cielo, pero ahora, a bajo cero y con humedad y viento, no nos atrevíamos ni a asomar la nariz.

El cielo que nosotros veíamos entonces estaba limitado al campo de las cámaras de TV que permiten comprobar que has apuntado al objeto de tu interés y que el telescopio lo sigue en su movimiento. Este campo era en este caso de una parte por cada 10 millones de divisiones de la semiesfera celeste que se encontraba por encima del horizonte.

Aun así no es extraño que algún satélite o avión se cruce por delante. Nuestra situación dista mucho de ser entonces la ideal para colaborar en una «alerta OVNI».

A las 0h 41m del día 19 de Diciembre lanzamos la primera exposición de Mkr 8.

Como nuestra intención era exponer durante una hora, aproveché para bajar a la cafetería a cenar. En aquellos tiempos gloriosos, que por desgracia no volverán, el observatorio disponía de un cocinero nocturno para atender las peticiones de los pobres observadores. El cocinero solía dormitar en el salón contiguo al comedor esperando las órdenes de los astrónomos. Le saludé, hablamos un poco de la liga de fútbol, le hice el pedido y entré en el servicio para lavarme las manos.

Cuando salí lo encontré excitadísimo: una luz potentísima había iluminado el salón. Hasta tal punto era intensa, que pensó que un coche se empotraba a través de la cristalera. En ese momento suena el teléfono y me llama mi compañero para decirme que ha cortado la exposición porque algo ha ocurrido y las cámaras de TV se han saturado.

Esto sí que era raro. Si alguien ha visto algo, serán los observadores del telescopio 1.23m cuya consola se encuentra en la misma cúpula. Les llamo y me dicen que la cúpula se ha iluminado por dentro durante tres segundos y que sus fotómetros estaban saturados.

Subí inmediatamente al telescopio (fastidiado por haberme perdido el espectáculo) e iniciamos otra observación similar de una hora de exposición. La repetición de las observaciones es práctica habitual para facilitar el procesado de las imágenes espectroscópicas.

Estas imágenes contienen un espectro (energía recibida a diferentes longitudes de onda) con resolución espacial: se puede determinar qué fotones llegan de cada zona de la galaxia a la que se apunta y también del fondo de cielo.

Si nuestra suposición era correcta, el espectro de este fondo de cielo debería mostrarnos un exceso debido al OVNI. Por eso grabamos la primera exposición de 2500s para comparación posterior con esta segunda.

Mientras exponíamos llamó una persona que había observado desde Aguadulce cómo una luz intensa se desplazaba a gran velocidad por el firmamento. Para un astrofísico la explicación sencilla era clara: una estrella fugaz o bólido había producido la luz. En esta época del año tiene lugar una lluvia de estrellas, llamada las Gemínidas porque su radiante está en la constelación de los Gemelos.

De vuelta a la universidad comencé el procesado de las imágenes y pude extraer el exceso de emisión producido por el OVNI.

Esta emisión quedó claramente registrada en la primera imagen y contenía multitud de líneas. Los investigadores que nos dedicamos a la Astrofísica estamos tan especializados que mis conocimientos sobre espectros de posibles bólidos eran, y son, realmente reducidos.

Como me preocupaba que esta información que yo poseía se perdiera, localicé a un investigador checo que se dedicaba a este tema. Le envié un mensaje por Internet y me contestó enseguida muy interesado en las observaciones, ya que era la segunda vez que un gran telescopio había registrado el espectro de un bólido.

Efectivamente, una vez analizados los datos se comprobó que las líneas de emisión correspondían a Na, Mg, Ca, Mn, Fe y Ni.

Mi colega checo, con el que nunca he hablado en directo, demostró que este bólido, de naturaleza condrítica, alcanzó el máximo brillo a 50-60 Km de altura y que se movió lentamente: 15 Km/s.

Las emisiones detectadas en el rojo (por encima de 660 nm) eran las primeras que se obtenían de un bólido y demostraron la existencia de Li. Por otra parte, un espectro sintético obtenido a partir de modelos con una temperatura de 3850 K y suponiendo abundancias de Fe y otros elementos, coincidía bastante bien con el observado, salvo en unas bandas moleculares de FeO que no fueron incluidas en el modelo.

El resultado de esta investigación fue presentado en un congreso internacional y publicado en un artículo: The spectrum of fireball light taken with 2-m telescope, Jirí Borovicka & Jaime Zamorano. Earth, Moon and Planets 68, 217 (1995).

Muchos pensarán que es una lástima que no fuera una nave tripulada por alienígenas, otros incluso querrán ver en nuestros resultados la composición de la nave extraterrestre entrando en nuestra atmósfera.

Para nosotros fue una gran alegría y satisfacción poder no sólo esclarecer la naturaleza del OVNI, sino contribuir, en pequeña medida, a la ampliación de nuestro conocimiento del cosmos.

Dr. JAIME ZAMORANO