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[escepticos] RE: Instintos
Instinto de agresividad
Mercader sostiene en su argumentación algunos conceptos que en mi opinión no
son acertados.
En primer lugar tiene una concepción de la Selección natural como una
especie de ente con un plan determinado que exige unas capacidades y que
tiene unos fines. Eso me recuerda a aquello que se le atribuía a Darwin, la
supervivencia de los más fuertes, cuando en realidad lo que decía era lo de
la supervivencia de los más aptos. La selección natural no posee un plan
preconcebido sino que se improvisa según ocurren los acontecimientos. Del
mismo modo, la evolución humana no es una rama de un mismo árbol, sino más
bien, un matorral con infinidad de ramas que vamos conociendo poco a poco.
Me suena a darwinismo social.
Mercader considera que la agresividad es un elemento clave de supervivencia.
Si analizamos un poco la prehistoria y la historia podríamos deducir lo
siguiente:
La mayor o menor agresividad no tiene por qué ser un factor que beneficie la
supervivencia en un momento determinado. Sólo lo hará si resulta que esa es
una cualidad que se precisa en ese momento, si no es así, perecerá como el
resto de especies.
Los protohomínidos que salieron de las selvas miocénicas para iniciar la
evolución de nuestra especie en África no parece que destacaran por su
agresividad. De hecho, destacaban por su bipedismo (más o menos imperfecto),
su constatable voluntad de buscarse la vida en un medio desconocido como la
sabana, su capacidad de cooperar socialmente y alguna otra cosa que se me
escapa. Más bien fue la última condición la más importante pues permitió, al
estilo de los babuinos, defenderse de especies más agresivas y fuertes
(leones y tigres con dientes de sable). No se necesitaba una excesiva
agresividad, sino una capacidad de cooperar. Seguramente individuos más
agresivos y poderosos salieron solos a la sabana y perecieron. Nuestros
ancestros no.
Más tarde, podemos ver que El Australopithecus africanus (utilizaba
herramientas y se le atribuyó canibalismo) no era un homínido pacífico y se
extinguió del mismo modo que el A. Robustus y el boisei, mucho más grande y
fuerte que el Homo habilis. Del mismo modo, la agresividad y la fuerza
física característica de los neandertales no parece haberles sido de mucha
ayuda para no extinguirse.
Si seguimos adelante observamos que ya en el Neolítico las culturas que
existían no eran violentas, al menos al principio. Podemos ponernos místicos
y hablar de sentimientos u opiniones, pero si vamos a los hechos hemos de
decir que el neolítico no fue una periodo violento, lo que queda demostrado
por la escasez de armas y la inexistencia de murallas que protegiesen
enclaves urbanos durante siglos.
Si seguimos avanzando observamos que la agresividad en forma de guerras
empieza en el momento en que una serie de territorios son disputados por
diferentes grupos humanos. La disputa y el incremento demográfico en un
momento en que la agricultura no producía más de lo necesario y dependía de
la climatología, provocaba los enfrentamientos, especialmente en Oriente
Medio.
Si avanzamos más observamos que no siempre los más agresivos han salido
victoriosos. Muy agresivos eran los alemanes en sendas guerras mundiales, y
ambas las perdieron a favor de otros pueblos considerados más pacíficos. Los
japoneses no resistieron los embates de los imperios coloniales occidentales
por ser agresivos sino más bien por claudicar y aceptar las influencias
americanas y europeas. De hecho, cuando olvidaron esto fueron masacrados por
los americanos.
Así podríamos seguir indefinidamente. Por mas que lo analizo no encuentro en
la Historia, resumen de las acciones de los hombres, que la agresividad sea
algo que promueve por sí misma la evolución de tal o cual elemento. Más
bien se observa que las conductas agresivas son producto de situaciones de
crisis que obligan a los individuos a buscar salidas violentas. Es por
tanto, en opinión del que esto escribe, un factor cultural el que promueve
la agresividad y no algo biológico.
Lo de identificar con sentido del humor obvio, el fútbol y las partidas de
los abueletes con el instinto agresivo no me parece adecuado. También sus
reacciones son explicables por motivos culturales, de aprendizaje la mayoría
de las veces. ¿Por qué en occidente los hombres viven menos que las
mujeres?, ¿Por fortaleza biológica?, No me hagan reír.
Pero podemos seguir. Espero que Mercader me conteste. Por cierto, a R.
Ardrey es un autor muy famoso en su momento qu eme obligaron a leer en
primero de carrera. Sostenía los mismos ejemplos sobre la agresividad y el
deporte como canalización de la misma. Lo del mono asesino no lo decía por
los chimpancés, sino por nuestros ancestros. Creo que R. D también estaba en
la misma onda.
Solicito la disculpa a los entendidos en historia si me salto épocas o
generalizo demasiado. Esto no da más de sí; he de resumir lo más posible.
-----Mensaje original-----
De: owner-escepticos en dis.ulpgc.es [mailto:owner-escepticos en dis.ulpgc.es] En
nombre de Francisco Mercader Rubio
Enviado el: sábado 25 de julio de 1998 17:41 p.m.
Para: escepticos en CCDIS.dis.ulpgc.es; escepticos en CCDIS.dis.ulpgc.es
Asunto: [escepticos] Brutalidad.
[Rafael Díaz]
> Considero que es esta discusión primero habría que acordar qué
> es un instinto. Si entendemos como tal una pauta de comportamiento
> que obliga a todos los individuos de una misma especie a actuar
> de manera similar ante un estímulo similar, no puedo más que
> dudar del instinto agresivo del que habla mercader. Existen
> elementos culturales que permiten explicar las acciones
> violentas en la mayoría de los casos, al mismo tiempo que la
> agresividad no es nota común de todos lso indivioduos, ya que
> existen personas radicalmente pacíficas por naturaleza
> (o como dicen algunos,m por carecer de ella).
[Mercader]
Gracias, hombre. Acabas de abrirme los ojos sobre la posible causa de la
dificultad que casi toda esta corrala encuentra en admitir la
importancia de los instintos en el comportamiento humano.
Creo que, como tú dices, la imagen que se tiene de un instinto es de
algo que obliga a comportarse uniformemente a todos los individuos de
una especie ante determinado estímulo. Eso es correcto entre las
hormigas o entre los galápagos. El comportamiento de una actinia cuando
se le acerca un dedo es tan previsible que podría uno apostar su sueldo
del mes, sin riesgo alguno. No hay actinias con 'personalidad' tan
definida que vayan a tener un comportamiento distinto al de sus
congéneres, ante ese estímulo. Pero según va uno examinando a los
animales más complejos, esas pautas van quedando más disimuladas y más
entrecruzadas. Llega uno a la especie humana y ya no puede apostar su
sueldo por la previsibilidad de un comportamiento, porque nos
encontramos ante la especie en que sus individuos son más heterogéneos.
El margen de comportamientos ya es algo más ancho que el de una actinia.
Supongo que el tamaño del cerebro tendrá algo que ver en ello.
Desde que nuestro cerebro es capaz de analizar -en cierto grado-
nuestro propio comportamiento, podemos influir en él, sólo por esa
posibilidad (igual que se interfiere en la trayectoria de una partícula
subatómica sólo por intentar observarla). Así que podríamos creer en la
facilidad de conducir nuestro comportamiento a golpe de batuta. Añádase
a esto una curiosa soberbia antropocéntrica (Que no parece lógica en
un círculo escéptico y mayoritariamente ateo) y tendremos la consabida
resistencia a admitir que las raíces de nuestros comportamientos tengan
un porcentaje de coincidencia con el de nuestros primos los bichos,
parecido a ese noventa y tantos por ciento que se admite sin reservas en
cuanto a la genética de nuestro 'físico'.
Naturalmente que, entre las personas, hay multitud de individuos
pacíficos por 'naturaleza' entre otros que no lo son. Esa variabilidad
puede haber sido debida al cambio de forma de vida, favorecido por la
explosión cultural del último medio millón de años. La Selección ya no
ha necesitado eliminar a esos individuos pacíficos que podían sobrevivir
en condiciones sociales impensables hasta entonces, al abrigo del grupo
o refugiadas en asentamientos agrícolas pero que habrían sido barridos
sin misericordia, si la especie hubiera tenido que seguir defendiéndose
de los depredadores en campo abierto. (enseñadme a un babuino pacífico,
queriendo hacer las paces con los leopardos, que durase más de diez
segundos).
Pero al lado de los humanos pacíficos están los tipos que, enjaulados en
ciudades y manteniendo intacta toda la predisposición violenta de que la
Evolución les dotó con fines utilitarios, tienen que ejercerla -a falta
de guerras de conquista- en la caza del zorro, las corridas de toros,
los insultos al árbitro en el fútbol, o las carreras de motos a las
dos de la mañana.
Creo, firmemente, que el deporte más pacífico no es más que una
sublimación del instinto violento, reconducido por los vericuetos más
insospechados.
Y si no, escuchad los golpes de las fichas del dominó contra el mármol,
en cualquier casino de abueletes.
[Rafael Díaz]
>Vuelvo a decir que lo del mono asesino al estilo de R. Ardrey
>estaba pasado de moda.
[Mercader]
No he leído a Ardrey pero, si lo que dice es que nuestra especie es más
asesina que algunas de monos, no dejaría de ser una 'boutade'. Los
chimpancés, por ejemplo, pueden capturar a otros monos más débiles y
comérselos a pedazos tan ricamente, igual que debieron de hacerlo
nuestros antepasados no demasiado lejanos cuando tenían hambre. Además,
meter con calzador elementos éticos como el del 'asesinato' me parece
una sonora valoración antropomórfica, útil para vender ejemplares de
libros.
Saludos.