Estimados amigos: Les mando copia de la carta firmada por V.J. Ballester Olmos que acaba de ser publicada en el número de octubre de Enigmas, dirigida a su director F. Jiménez del Oso. Estaremos atentos al mes que viene.
Estimado amigo:
Tu revista ha logrado, en su número de junio, convertirse en un festival de los despropósitos. Porque, de verdad, ni tú mismo te crees eso de las "filtraciones, enchufismo y sobres bajo cuerda". Lo escribes porque va bien al hilo de las demás sandeces de ese número, merecedoras de un tomo de contrarréplicas (sin contar los innumerables insultos, impropios e indignos de los que debes avergonzarte como responsable de la publicación). No pretendo entrar al trapo, mi tempo me lo marco yo, pero sí quiero pedirte te atrevas a publicar íntegra esta carta para demostrar que miente Juan José Benítez cuando proclama que el Ejército del Aire oculta información ovni a sabiendas. Él sabe que hay informes que se han "deslocalizado", perdido, quemado o traspapelado, llámese como se quiera, por el paso de las décadas. Fundamentalmente, se dieron sucesos, sí, que nunca arribaron a los archivos centralizados del Cuartel General del Aire, en los que se custodiaba el resto de la información ovni desde 1962. Lo que no llegó al depósito central, no podía estar en 1992 cuando los documentos se trasladaron al MOA para iniciar el proceso de desclasificación, finalizado por fin en mayo de 1998. Lo que no se tiene no se puede desclasificar, esto es de sentido común, ¿no es cierto? La tesis hecha pública por Benítez es que el Ejército del Aire tiene razones determinadas para ocultar, por ejemplo, los casos EVA-5, julio 1975; Talavera, noviembre 1976; y vuelo del Mirage F-1 del capitán Cámara, noviembre 1979. Un breve inciso sobre los hechos de Talavera. Hubo un amplio informe, en efecto, de los dos incidentes ocurridos en la Base Aérea de Talavera la Real en noviembre de 1976 (digo dos, porque primero aconteció un incidente de cariz seudoterrorista y horas después ?con un guardia en estado de gran alteración nerviosa a resultas de aquello- se dio la alucinación de Trejo, un pobre chico aquejado de problemas mentales desde su niñez). El primer episodio involucró varias irregularidades administrativas militares de gravedad, por lo que se quiso mantener gran discreción sobre todo el asunto, de ahí que el informe del juez se mantuviese sin divulgar, pero en absoluto por el componente "extraterrestre" (más bien psiquiátrico) del mismo. Benítez lo sabe, pero no lo dice. Tampoco cuenta cómo recientemente propuso a Trejo escribir juntos un libro sobre el tema, pero no hubo acuerdo, entre otras cosas, porque Benítez iba a contarlo "a su manera". Y también está la falsa historia de una grabación magnetofónica, con la que se pretende crear un misterio inexistente. En su momento, diré lo que sé para poner las cosas en su lugar. Para demostrar a los lectores que es falso que se conozcan esos expedientes en el Mando Aéreo de Combate (MACOM), responsable exclusivo de la gestión de las informaciones ovni y de su desclasificación, que es falso también que el Ejército del Aire español tenga razones para ocultar esos informes del conocimiento público, y por último, que quien aquí está realmente ocultando información ovni a los ojos de los investigadores es el propio J.J.Benítez, le reto públicamente a que entregue copia de esos expedientes a un oficial de inteligencia del MACOM para que se proceda a su inmediata desclasificación (el directo de Enigmas y yo mismo podríamos actuar como testigos). Afirmo que, si así se hace, seguidamente todos esos documentos serán declasificados íntegramente, siguiendo la política de apertura del Ejército del Aire en esta materia. ¡Qué fácil es demostrar que estoy equivocado! Simplemente hay que entregar los documentos y ver que siguen en la sombra. Pues bien, verán ustedes qué mil excusas aparecen para no hacerlo. ¿Por qué? Porque mientras esos papeles no sean del dominio público, se puede comerciar con ellos, no así cuando todo el mundo los conozca. Esto último ha sido, por el contrario, el objetivo y lo que se ha logrado con la desclasificación, proceso iniciado a partir de mis gestiones personales (véase, como elemento informativo, mi libro "Expedientes insólitos", Temas de Hoy, Madrid, 1995). Lo anterior supone la prueba de ocho. Yo les digo que esa información no se desclasifica simplemente porque no la conoce el MACOM. Y afirmo más: esa información carece de relevancia alguna para al Defensa Nacional y carece de interés para nuestro Ejército del Aire. Y voy incluso más lejos: estoy convencido de que cuando le sea conocida, será trasladada sin dilación a la opinión pública. Así la gente no tendrá que gastarse la pela en un libro para acceder a la misma. De ahí que me tema que quien la tiene no la soltará. ¿Quién censura información aquí, entonces, querido lector? ¿Y por qué? Reflexione... y abra los ojos de una vez por favor.
Vicente Juan Ballester Olmos. Asesor General Cuadernos de Ufología. Vicepresidente Fundación Anomalía . Director de Investigaciones, CEI. Representante, The Mutual UFO Network, Inc.
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