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[escepticos] (4/6) ¿POR QUE LAS PSEUDOTERAPIAS PARECEN QUE FUNCIONAN?



4)  Síntomas supuestamente curados que  son  psicosomáticos.
Muchas aflicciones físicas pueden surgir tanto por afliccio- 
nes  psicosociales como ser aliviadas mediante apoyo y  con- 
suelo.  A  primera vista, estos síntomas (en  varias  épocas 
llamados "psicosomáticos", "histéricos", o  "neurasténicos") 
asemejan a esos síndromes médicos reconocidos. A pesar de la 
existencia de varias "ganancias secundarias"  (psicológicas, 
sociales y económicas) que se ajustan a aquellos que caen de 
esta  forma en "el papel de enfermos", no es necesario  acu- 
sarlos de invenciones conscientes ademas de señalar que  sus 
síntomas se mantienen por procesos psicosociales dudosos.

Los  curanderos  y similares son los que  complacen  a  este 
número  de "preocupados" quienes están equivocadamente  con- 
vencidos de que están enfermos. Sus dolencias son un ejemplo 
de  somatización, que es la tendencia de expresar  preocupa- 
ciones psicológicas en un lenguaje de síntomas semejantes  a 
los  de  las  enfermedades orgánicas.  Los  practicantes  de 
pseudoterapias  o curanderos ofrecen alivio a estos  indivi- 
duos  que por razones psicológicas necesitan que  los  demás 
crean  que existen etiologías orgánicas para  sus  síntomas. 
Frecuentemente con la ayuda de dispositivos de  diagnósticos 
pseudocientíficos,  practicantes fraudulentos  refuerzan  la 
convicción del somatizador de que las organizaciones médicas 
de  frío corazón y mente estrecha que no le encuentran  nada 
físicamente  mal, son a la vez incompetentes e  injustas  al 
negarse  a  reconocer una condición orgánica muy  real.  Una 
gran  parte  de esos diagnosticados  con  "fatiga  crónica", 
"síndrome de sensibilidad ambiental", y de varios trastornos 
por estrés se parecen mucho a los clásicos somatizadores. 

Cuando  a  través del rol de los rituales  de  "proporcionar 
tratamiento",  los falsos terapeutas proporcionan  consuelo, 
seguridad, y apoyo existencial que sus enfermos buscan, ésto 
es obviamente meritorio, pero todo ésto no es extraño a  los 
practicantes científicos quienes tienen mucho más que  ofre- 
cer.  Lo malo de todo esto es que alimentan el deseo de  los 
diagnósticos médicos por dolencias psicológicas que  promue- 
ven  pensamientos mágicos y pseudocientíficos  mientras  que 
aumenta indebidamente el por ciento de éxito de los curande- 
ros.  Lo más triste de todo es que perpetúa  el  sentimiento 
anacrónico  de que hay algo vergonzoso o ilegal en los  pro- 
blemas psicológicos.

Por  todo esto, de las enfermedades mentales,  el  curandero 
tiene  mejor  éxito con las neurosis que con  las  psicosis. 
Ejemplo de ello: neurosis histérica, neurosis de ansiedad. 

En los años 50 el Dr. Peter Denker de New York, al  estudiar 
cientos de neuróticos que fueron tratados por sus médicos de 
familia con medicamentos corrientes expendidos en la  farma- 
cia, añadiendo sus leales consejos e indicaciones se compro- 
bó que dos de cada tres neuróticos se restablecieron al cabo 
de dos años e igual sucede cuando al enfermo no se le somete 
a ningún tratamiento.

En 1960 el Dr. H. J. Eysenck de los Laboratorios de Psicolo- 
gía  del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de  Lon- 
dres, planteó que los enfermos neuróticos, en la mayoría  de 
los  casos experimentan mejoría sin relación alguna  con  el 
tratamiento a que se les somete, más el hecho se interpreta, 
tanto  por el enfermo como por el que lo trata, como  prueba 
de la eficacia del método. Cuanto más los enfermos se  mejo- 
ran, tanto más el que los trata se convence de la excelencia 
de  su sistema curativo. Iguales resultados se obtienen  con 
la imposición de manos, baños fríos, píldoras falsas, suges- 
tión, confesión, plegarias y psicoanálisis. Así todo  profe- 
sional  o curandero logra éxitos, a causa de que  sea  cual- 
quiera el remedio que se use. Se tiene ya la explicación del 
prestigio  de  la terapéutica empleada tanto entre  los  que 
aplican  estos  tratamientos, como entre los  enfermos;  los 
fracasos  se olvidan, y los éxitos se adjudican  al  método, 
sin  advertir el sofisma en que se incurre. Es por  esto  la 
imperiosa necesidad de aplicar el ensayo clínico controlado.


5) Por diagnóstico erróneo (por parte del paciente o por  el 
médico). Por el paciente: los hipocondríacos y otras  perso- 
nalidades  fácilmente impresionables pueden ser inducidos  a 
pensar  que ellos tienen enfermedades que realmente no  tie- 
nen.  Cuando estas personas saludables acuden a su médico  y 
luego le dice que no tienen signos orgánicos de  enfermedad, 
quedan  insatisfechas y frecuentemente acuden al  curandero, 
el cual casi siempre le encontrará algún tipo de "dolencia". 
Y si la "recuperación" se logra, otro convencido ha nacido.

Por el médico: los médicos entrenados científicamente no son 
infalibles,  pueden  dar un diagnóstico erróneo  y  si  este 
paciente acude a un santuario, curandero, o  pseudoterapias, 
se va a "curar" de una enfermedad que nunca existió.

Hay médicos, cuya  mala capacidad u otras circunstancias  no 
dieron  con  el diagnóstico adecuado, como ha  sucedido  con 
casos  de  histeria de conversión y  otras  neurosis.  Otros 
médicos  sobrevaloran  una enfermedad pasajera, banal  o  la 
confunden con otra que de todas formas iba a curar o mejorar 
por  sí  sola.  Diagnósticos presuntivos  no  confirmados  o 
verificados, errores de diagnosticología, como cánceres  que 
nunca lo fueron. 

También hay que señalar a médicos que no explican lo que  es 
un  diagnóstico presuntivo o posible, sin  confirmación,  se 
apresuran  a etiquetar. El paciente y/o sus familiares,  que 
no  saben qué es una sospecha diagnóstica,   lo  interpretan 
como  diagnóstico seguro dado por el médico. Al no  aparecer 
la  enfermedad  en los estudios de análisis, placas  u  otra 
investigación técnica refieren que ocurrió el milagro. 


6)  Exito del tratamiento médico en enfermos que  luego  han
asistido  al curandero o similares, pero el enfermo  refiere 
que el que lo curó fue el pseudotratamiento o el  curandero. 
Por  ejemplo,  cánceres  ya tratados por el  médico  ya  sea 
mediante la radioterapia, quimioterapia o inmunoterapia  los 
cuales  han mejorado, se han reducido, pero la  familia  del 
enfermo refiere que el cáncer fue curado por la  pseudotera- 
pia o el curandero. 


7)  Muchos  pseudoterapeutas,  curanderos  o  similares,  no
propagan su curandería o pseudotratamiento como una  posibi- 
lidad o alternativa más, sino como un complemento, haciéndo- 
se  propaganda de que ellos pueden expandir los efectos  del 
tratamiento  médico. De esta forma el enfermo  realmente  se 
cura por el tratamiento científico, pero cree que fue curado 
por el pseudotratamiento del curandero o del alternativista.


8) Remisión espontánea. Existen enfermedades reportadas como 
malignas  que curan espontáneamente. Cánceres que  son  casi 
siempre letales pueden desaparecer sin mucho tratamiento. Un 
oncólogo experto como Silverman, publicó en 1987 sobre  este 
fenómeno señalando que vio curarse a 12 de casi 6 000 casos. 
Aquí la curandería, pseudoterapias o la medicina  alternati- 
va,  pueden  resonar  con inmerecidas  aclamaciones  ya  que 
muchos  enfermos desesperados recurren a estos  pseudotrata- 
mientos cuando piensan que no tienen nada que perder.

Se  piensa  que  estas remisiones  espontáneas  ocurran  por 
mecanismos del sistema inmunológico u otro. La psiconeuroin- 
munología  estudia como las variables  psicológicas  afectan 
los  sistemas  nervioso, glandular e  inmunológico  actuando 
sobre la susceptibilidad y/o la recuperación de la  enferme- 
dad. Si los pensamientos, emociones, deseos y creencias, son 
estados  físicos del cerebro no existe nada místico  en  que 
los  procesos neurales afecten procesos celulares  glandula- 
res,  inmunológicos y otros, a través del cuerpo. Por  medio 
del  sistema límbico del cerebro, el eje hipotálamo  hipofi- 
siario y el sistema nervioso autónomo, las variantes  psico- 
lógicas  pueden dar amplios efectos psicológicos que  pueden 
tener impactos positivos o negativos sobre la salud. Pero es 
importante recordar que estos efectos son bastante  pequeños 
y representan tal vez un pequeño por ciento con la  varianza 
de las estadísticas de enfermedades.

La  tasa de remisión espontánea del cáncer está entre 1  por 
cada  10  000 y 1 por cada 100 000. Por  ejemplo,  desde  el 
siglo pasado cerca de cien millones de personas han visitado 
el  santuario  de  Lourdes en Francia. La  Iglesia  sólo  ha 
aceptado  la curación auténtica de 65 de las miles de  cura- 
ciones  alegadas, tres de ellas por cáncer.  Si  aceptáramos 
como  ciertas éstas, nos indica que la tasa de curación  por 
la Virgen es de 1 por millón, lo cual está muy por debajo de 
la tasa de remisión espontánea del cáncer. Sí sólo el 5 % de 
los  peregrinos  fueran a curarse de cáncer,  debería  haber 
entre  50  y 500 curaciones. Esto quiere decir que  hay  más 
probabilidades  de que su cáncer cure quedándose en su  casa 
que visitando el santuario.

(continuará...)

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