4) Síntomas supuestamente curados que son psicosomáticos. Muchas aflicciones físicas pueden surgir tanto por afliccio- nes psicosociales como ser aliviadas mediante apoyo y con- suelo. A primera vista, estos síntomas (en varias épocas llamados "psicosomáticos", "histéricos", o "neurasténicos") asemejan a esos síndromes médicos reconocidos. A pesar de la existencia de varias "ganancias secundarias" (psicológicas, sociales y económicas) que se ajustan a aquellos que caen de esta forma en "el papel de enfermos", no es necesario acu- sarlos de invenciones conscientes ademas de señalar que sus síntomas se mantienen por procesos psicosociales dudosos. Los curanderos y similares son los que complacen a este número de "preocupados" quienes están equivocadamente con- vencidos de que están enfermos. Sus dolencias son un ejemplo de somatización, que es la tendencia de expresar preocupa- ciones psicológicas en un lenguaje de síntomas semejantes a los de las enfermedades orgánicas. Los practicantes de pseudoterapias o curanderos ofrecen alivio a estos indivi- duos que por razones psicológicas necesitan que los demás crean que existen etiologías orgánicas para sus síntomas. Frecuentemente con la ayuda de dispositivos de diagnósticos pseudocientíficos, practicantes fraudulentos refuerzan la convicción del somatizador de que las organizaciones médicas de frío corazón y mente estrecha que no le encuentran nada físicamente mal, son a la vez incompetentes e injustas al negarse a reconocer una condición orgánica muy real. Una gran parte de esos diagnosticados con "fatiga crónica", "síndrome de sensibilidad ambiental", y de varios trastornos por estrés se parecen mucho a los clásicos somatizadores. Cuando a través del rol de los rituales de "proporcionar tratamiento", los falsos terapeutas proporcionan consuelo, seguridad, y apoyo existencial que sus enfermos buscan, ésto es obviamente meritorio, pero todo ésto no es extraño a los practicantes científicos quienes tienen mucho más que ofre- cer. Lo malo de todo esto es que alimentan el deseo de los diagnósticos médicos por dolencias psicológicas que promue- ven pensamientos mágicos y pseudocientíficos mientras que aumenta indebidamente el por ciento de éxito de los curande- ros. Lo más triste de todo es que perpetúa el sentimiento anacrónico de que hay algo vergonzoso o ilegal en los pro- blemas psicológicos. Por todo esto, de las enfermedades mentales, el curandero tiene mejor éxito con las neurosis que con las psicosis. Ejemplo de ello: neurosis histérica, neurosis de ansiedad. En los años 50 el Dr. Peter Denker de New York, al estudiar cientos de neuróticos que fueron tratados por sus médicos de familia con medicamentos corrientes expendidos en la farma- cia, añadiendo sus leales consejos e indicaciones se compro- bó que dos de cada tres neuróticos se restablecieron al cabo de dos años e igual sucede cuando al enfermo no se le somete a ningún tratamiento. En 1960 el Dr. H. J. Eysenck de los Laboratorios de Psicolo- gía del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Lon- dres, planteó que los enfermos neuróticos, en la mayoría de los casos experimentan mejoría sin relación alguna con el tratamiento a que se les somete, más el hecho se interpreta, tanto por el enfermo como por el que lo trata, como prueba de la eficacia del método. Cuanto más los enfermos se mejo- ran, tanto más el que los trata se convence de la excelencia de su sistema curativo. Iguales resultados se obtienen con la imposición de manos, baños fríos, píldoras falsas, suges- tión, confesión, plegarias y psicoanálisis. Así todo profe- sional o curandero logra éxitos, a causa de que sea cual- quiera el remedio que se use. Se tiene ya la explicación del prestigio de la terapéutica empleada tanto entre los que aplican estos tratamientos, como entre los enfermos; los fracasos se olvidan, y los éxitos se adjudican al método, sin advertir el sofisma en que se incurre. Es por esto la imperiosa necesidad de aplicar el ensayo clínico controlado. 5) Por diagnóstico erróneo (por parte del paciente o por el médico). Por el paciente: los hipocondríacos y otras perso- nalidades fácilmente impresionables pueden ser inducidos a pensar que ellos tienen enfermedades que realmente no tie- nen. Cuando estas personas saludables acuden a su médico y luego le dice que no tienen signos orgánicos de enfermedad, quedan insatisfechas y frecuentemente acuden al curandero, el cual casi siempre le encontrará algún tipo de "dolencia". Y si la "recuperación" se logra, otro convencido ha nacido. Por el médico: los médicos entrenados científicamente no son infalibles, pueden dar un diagnóstico erróneo y si este paciente acude a un santuario, curandero, o pseudoterapias, se va a "curar" de una enfermedad que nunca existió. Hay médicos, cuya mala capacidad u otras circunstancias no dieron con el diagnóstico adecuado, como ha sucedido con casos de histeria de conversión y otras neurosis. Otros médicos sobrevaloran una enfermedad pasajera, banal o la confunden con otra que de todas formas iba a curar o mejorar por sí sola. Diagnósticos presuntivos no confirmados o verificados, errores de diagnosticología, como cánceres que nunca lo fueron. También hay que señalar a médicos que no explican lo que es un diagnóstico presuntivo o posible, sin confirmación, se apresuran a etiquetar. El paciente y/o sus familiares, que no saben qué es una sospecha diagnóstica, lo interpretan como diagnóstico seguro dado por el médico. Al no aparecer la enfermedad en los estudios de análisis, placas u otra investigación técnica refieren que ocurrió el milagro. 6) Exito del tratamiento médico en enfermos que luego han asistido al curandero o similares, pero el enfermo refiere que el que lo curó fue el pseudotratamiento o el curandero. Por ejemplo, cánceres ya tratados por el médico ya sea mediante la radioterapia, quimioterapia o inmunoterapia los cuales han mejorado, se han reducido, pero la familia del enfermo refiere que el cáncer fue curado por la pseudotera- pia o el curandero. 7) Muchos pseudoterapeutas, curanderos o similares, no propagan su curandería o pseudotratamiento como una posibi- lidad o alternativa más, sino como un complemento, haciéndo- se propaganda de que ellos pueden expandir los efectos del tratamiento médico. De esta forma el enfermo realmente se cura por el tratamiento científico, pero cree que fue curado por el pseudotratamiento del curandero o del alternativista. 8) Remisión espontánea. Existen enfermedades reportadas como malignas que curan espontáneamente. Cánceres que son casi siempre letales pueden desaparecer sin mucho tratamiento. Un oncólogo experto como Silverman, publicó en 1987 sobre este fenómeno señalando que vio curarse a 12 de casi 6 000 casos. Aquí la curandería, pseudoterapias o la medicina alternati- va, pueden resonar con inmerecidas aclamaciones ya que muchos enfermos desesperados recurren a estos pseudotrata- mientos cuando piensan que no tienen nada que perder. Se piensa que estas remisiones espontáneas ocurran por mecanismos del sistema inmunológico u otro. La psiconeuroin- munología estudia como las variables psicológicas afectan los sistemas nervioso, glandular e inmunológico actuando sobre la susceptibilidad y/o la recuperación de la enferme- dad. Si los pensamientos, emociones, deseos y creencias, son estados físicos del cerebro no existe nada místico en que los procesos neurales afecten procesos celulares glandula- res, inmunológicos y otros, a través del cuerpo. Por medio del sistema límbico del cerebro, el eje hipotálamo hipofi- siario y el sistema nervioso autónomo, las variantes psico- lógicas pueden dar amplios efectos psicológicos que pueden tener impactos positivos o negativos sobre la salud. Pero es importante recordar que estos efectos son bastante pequeños y representan tal vez un pequeño por ciento con la varianza de las estadísticas de enfermedades. La tasa de remisión espontánea del cáncer está entre 1 por cada 10 000 y 1 por cada 100 000. Por ejemplo, desde el siglo pasado cerca de cien millones de personas han visitado el santuario de Lourdes en Francia. La Iglesia sólo ha aceptado la curación auténtica de 65 de las miles de cura- ciones alegadas, tres de ellas por cáncer. Si aceptáramos como ciertas éstas, nos indica que la tasa de curación por la Virgen es de 1 por millón, lo cual está muy por debajo de la tasa de remisión espontánea del cáncer. Sí sólo el 5 % de los peregrinos fueran a curarse de cáncer, debería haber entre 50 y 500 curaciones. Esto quiere decir que hay más probabilidades de que su cáncer cure quedándose en su casa que visitando el santuario. (continuará...)
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