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[escepticos] Articulo sobre el congreso de Granada



Artículo aparecido en "El Ideal", de Granada, sobre el congreso de
divulgación científica:



Científicos de Atapuerca explican
su estrategia comunicativa para
'vender' el yacimiento La
profesionalidad del periodista
contra la pseudociencia Los
museos de ciencia viven un gran
'boom' en España
La clave es informar a la prensa, los políticos y la
población próxima a la excavación

I. G. * GRANADA


José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, codirectores de
las excavaciones, presentaron ayer el taller Atapuerca: cómo divulgar
y comunicar una investigación científica en Paleoantropología,
moderado por el director de IDEAL, Melchor Saiz-Pardo.

Bermúdez de Castro explicó que las investigaciones, iniciadas hace
veinte años, se encuadran en la ciencia básica -en principio
condenada a ser comunicada sólo a otros especialistas-, pero en
una rama, la evolución del hombre, «que interesa e incluso apasiona»
a la sociedad. Otra ventaja es la «tremenda generosidad» del
yacimiento, con multitud de restos. Y el equipo científico, «joven,
ilusionado y bien organizado», se ha preocupado de aprender a
convertir «un lenguaje críptico en uno asequible a todo el mundo».

Pero el éxito de Atapuerca no es casual, sino fruto de una estrategia
planificada hace diez años, tal como señaló Eudald Carbonell. Aparte
de dar a conocer sus investigaciones en el ámbito científico -algo
habitual-, sus responsables han hecho un esfuerzo especial para
explicar a todo el mundo lo que están haciendo, respetando el
principio de que «divulgar no es vulgarizar». En el ámbito social, han
establecido contactos frecuentes y activos con políticos e
instituciones -el príncipe Felipe visitó el yacimiento- y con los
medios de comunicación, lo que les ha permitido ser portada de
dominicales de gran difusión.

En el campo de la divulgación, Carbonell destacó las visitas guiadas
por especialistas destinadas a adultos, niños, ciegos y sordos; un
aula en la que se reproducen los ecosistemas del Pleistoceno y el
modo de vida de los homínidos; la creación de un parque temático
experimental; y las publicaciones en diferentes soportes.

Quizá la iniciativa más original de los científicos en la difusión de su

quehacer ha sido en el entorno más próximo al yacimiento: han
invitado a jornadas de puertas abiertas a los habitantes de la Sierra
de Atapuerca -un día llegaron 4.000 personas y hubo que suspender
la visita-; han celebrado conferencias en tabernas y ayuntamientos;
y han fomentado entre los lugareños el amor por la ciencia, hasta el
punto de que varios jóvenes de esos municipios pertenecen ya al
equipo investigador. En respuesta, los vecinos invitan cada año a los
excavadores a sus «fiestas de las cuevas».

¿Qué hacer cuando aterrizan los marcianos? Bajo ese título, el
presidente de la Asociación para el Avance del Pensamiento Crítico,
Javier Armentia, y los periodistas Luis Alfonso Gámez y Victoria
Toro recomendaron a los profesionales de la comunicación
contrastar las informaciones de origen aparentemente mágico o
milagroso: casi todo tiene una explicación racional.

Armentia explicó que las supercherías con etiquetas falsamente
científicas son un gran negocio porque demasiada gente prefiere las
soluciones fáciles a la realidad. Es más cómodo achacar la
incompetencia de uno a la posición de la Luna, y por tanto es
irremediable, que intentar cambiar.

Gámez apuntó que la mitad de los españoles confía en el horóscopo,
el 25% cree en la reencarnación y el 15% va al curandero. El
redactor de El Correo recordó que esas creencias no son inocuas.
Según sus datos, muchos diabéticos acaban en urgencias porque su
curandero les aconseja dejar la insulina. Algunos enfermos de cáncer
sustituyen su terapia por «bolas o piedras bajo la almohada». Y una
asociación asegura que el virus del sida no existe, por lo que «usar el
preservativo es una estupidez».

Gámez puso dos ejemplos de aterrizajes marcianos. Relató cómo
desmontar un suceso aparentemente sobrenatural -la aparición de
un objeto brillante en el cielo de Pamplona- por el sencillo método
de hablar con los interlocutores adecuados. El ovni resultó ser un
globo del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y así lo
reflejó la prensa.

La sábana no tan santa

Segundo misterio: la sábana santa de Turín. El periodista mostró su
extrañeza de que en su última exposición los periódicos volviesen a
hablar de la reliquia como sagrada y citaran, sólo de pasada, las
pruebas de carbono 14 de 1988, realizadas por tres investigadores
distintos y publicadas en Nature, que datan la tela entre 1350 y
1400, por lo que, obviamente, jamás pudo envolver el cadáver de
Cristo. En cambio, se seguía dando crédito a un estudio difundido
por la revista Enigmas, que dedica sus páginas, por ejemplo, a
debatir «si los coches tienen alma».

Victoria Toro habló de mentiras pseudocientíficas «menos
evidentes»: en un reportaje televisivo, un fiscal norteamericano
pedía juzgar a un niño de 5 años que agredió a un bebé porque era
«genéticamente violento». «La ciencia no ha demostrado eso»,
afirmó la periodista.

Y en España, la prensa ha informado de un juicio por abuso sexual
en el que se había recurrido por primera vez a la «hipnosis
regresiva», sin explicar que esa técnica, usada durante años en
Estados Unidos para tratar de rescatar del olvido sucesos pasados,
está desprestigiada desde que se descubrió que un porcentaje
sospechosamente alto -el 95%- de las personas hipnotizadas
parecía haber sido violada en la infancia.

El congreso dedicó ayer una de sus mesas redondas al boom
experimentado en los últimos años en España por los museos
científicos. El director del Parque de las Ciencias de Granada,
Ernesto Páramo, explicó que en 1990 había tres instalaciones de
este tipo -las de Madrid, Barcelona y La Coruña- y hoy ya existen
16 centros abiertos o en proyecto.

Páramo situó en el Exploratorium de San Francisco, creado en
1969, el germen de esta nueva generación de museos, pero recordó
que no hay un molde, sino un concepto elástico. «No son
exactamente museos, aunque incluyen objetos y colecciones. No son
centros educativos, pero en ellos se aprende, ni de investigación,
pero los visitantes exploran. No son parques de atracciones, pero la
gente se divierte». «Son un organismo vivo -explicó-. No han sido
planificados por las autoridades. Quizá por eso funcionan tan
bien...».

Entre las razones de ese éxito, citó la renovación pedagógica que ha
hecho abandonar la idea de que el derecho a la educación caduca al
final de la infancia; los cambios metodológicos en la enseñanza, que
propician una escuela más activa y promueven la formación como un
factor estratégico de desarrollo; y, sobre todo, el interés del público:

según las encuestas, hay un déficit entre el deseo de conocer los
avances científicos y el acceso real a esa información.

El director de la Casa de las Ciencias de La Coruña, Ramón Núñez,
destacó que, hasta hace poco, la ciencia tenía mala prensa por que
se la relacionaba, por un lado, con las asignaturas más duras y con
más suspensos de la escuela; y, por otro, con noticias de catástrofes
naturales o barbaridades humanas. En los museos de ciencia, explicó
Núñez, el visitante es invitado a «ejercer la racionalidad, la
curiosidad, la creatividad» y, al mismo tiempo, su aprendizaje está
vinculado a la diversión y el ocio.

Preguntas y respuestas

El responsable del Museo de Ciencias de Barcelona, Jorge
Wagensberg, aseguró que estos centros «cambian la vida del
visitante»: sale de ellos con más preguntas de las que tenía al
entrar». Lo importante, aseguró, es estimular. «No hay que
confundir el rigor científico con el rigor mortis», señaló Wagensberg,
para quien en estos museos cabe todo, desde la bacteria hasta
Shakespeare.

No obstante, reconoció que los museos de ciencia son tan nuevos
que aún son poco críticos y tienden al «autobombo». Así, lamentó
que los errores se copien y aparezcan «clónicamente» en varios
centros: «Es un timo hacer venir a alguien para que lea de pie. Para
eso, es mejor un libro».