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[escepticos] Medicinas alternativas ya!!! (De EL MUNDO)



SOCIEDAD 
              Domingo, 18 de abril de 1999 
                                                              


              #Uno de cada cuatro españoles acude a la medicina
alternativa 

              Un estudio revela que el 80% haría
              uso de estas terapias
              complementarias si estuvieran dentro
              de la Seguridad Social 

              universidades 

              PEDRO SIMON

              MADRID.- Atiborrados de pastillas para aplacar la cefalea
y hastiados
              por la ausencia de soluciones al tortuoso reuma, los
españoles miran al
              otro lado del Atlántico y empiezan a abrazar la nueva
religión médica
              americana.

              Cautivo y desarmado el ejército de los fármacos, llegó la
hora de las
              soluciones sencillas: acupuntura, meditación, hierbas,
homeopatía,
              quiromasaje... Según datos de la Sociedad Española de
Medicina
              Naturista, uno de cada cuatro ciudadanos hace uso de estas
terapias
              complementarias.

              Los expertos hablan de «auge espectacular» y varios
trabajos señalan
              que las milenarias agujas chinas le están ganando terreno
a las
              contundentes inyecciones del doctor de toda la vida. Un
estudio
              realizado por Araceli Abilla, médico de atención primaria
de Barcelona,
              revela que el 80% de los pacientes acudiría a la medicina
alternativa si
              estuviese dentro de la Seguridad Social. ¿Apertura de
miras con el
              nuevo milenio? ¿Ganas de probar algo diferente?

              Sea una cosa u otra, lo cierto es que los españoles están
por la labor.
              Tres terapias crecen como la espuma -homeopatía, medicina
tradional
              china y medicina naturista-, la ortodoxia médica se encoge
de hombros y
              los últimas estimaciones llegadas desde Estados Unidos
auguran malos
              tiempos para el bisturí: en el año 2000, uno de cada dos
ciudadanos
              norteamericanos hará uso de la medicina alternativa con
bastante
              frecuencia. De la mano de la ciencia clásica.

              «Buscamos que la persona sea la protagonista de su propia
curación»,
              explica José Luis Berdonces, médico naturista de la
Universidad de
              Barcelona. «Hay fármacos que elevan el nivel de estrés,
toda
              medicación tiene efectos secundarios y, muchas veces, es
muy difícil
              calibrarlos».

              Cuidado con los farsantes

              Contaminadas por chamanes y curanderos con ánimo de lucro,
las
              terapias complementarias aún arrastran la mala fama que da
la «no
              ciencia» de las malas compañías que se le arriman. Es su
sambenito
              particular.

              «¿Cómo saber si estamos ante un timador? Un consejo a la
gente: que
              huya como de la peste cuando oiga que le van a curar todo;
los milagros
              médicos no existen», comenta Pablo Saz, doctor en Medicina
y Cirugía y
              coordinador del curso de postgrado de Medicina Naturista
de la
              Universidad de Zaragoza. «La bolita mágica nos ha hecho
mucho daño,
              el desprestigio ha sido muy fuerte, pero se está
supuerando».

              Mirando hacia atrás, el cambio de panorama resulta
llamativo. Hace 10
              años, el terreno en la cuestión era bastante yermo. Hoy,
18 colegios
              médicos tienen sección de medicina naturista, existen unos
1.300
              especialistas, el negocio mueve unos 50.000 millones de
pesetas al año,
              hay cursos en nueve universidades...

              Más tiempo

              «La ventaja de las terapias alternativas es que la gente
es atendida más
              tiempo, con más calma y con menos efectos secundarios»,
asegura el
              doctor Saz.

              A pesar de los incrédulos, hay estudios que avalan la
eficiencia de estas
              especialidades. El más reciente ha sido elaborado
analizando 700
              pacientes que acudieron al Centro de Salud Oliver
(Zaragoza) entre 1990
              y 1998. ¿Los resultados? Los aquejados de infecciones de
repetición,
              cefaleas y alergias mejoraron en el 70% de los casos.

              Aunque la medicina clásica mantiene ya relaciones con su
prima
              alternativa, el Ministerio de Sanidad tuerce el gesto
cuando se le
              menciona su posible inclusión en la Seguridad Social. Las
razones son
              tres: no son especialidades acordes a la normativa
europea, el real
              decreto de prestaciones de 1985 no menciona la medicina
alternativa y
              las competencias acreditadoras son de las comunidades
autónomas.

              «El Estado ha de ser consciente de que, en lo referido a
la medicina
              alternativa, tiene que invertir en formación [titulación
universitaria] y en
              asistencia [a cargo de la Sanidad Pública]», dice el
doctor valenciano
              Bernat Vanaclotxa. «En muchas dolencias, los niveles de
curación son
              semejantes a los que se obtienen en la Seguridad Social. Y
es menos
              caro».

              Aunque las nuevas terapias ganan adeptos, siempre existe
un lugar para
              la duda. Y para la crítica. «Matasanos», «falta de certeza
científica»,
              «medicina poco eficiente», «sacacuartos»...

              Al final, casi con total seguridad, todo consiste en
diferentes formas de
              enfocar un mismo asunto: la calidad de vida. ¿Medicina
oficial o terapias
              alternativas? Probablemente, las dos.



              «Doctor Corazón» o el gran milagro del cirujano Oz

              CARLOS FRESNEDA

              Corresponsal

              NUEVA YORK.- La sola idea de pasar por el quirófano le
congelaba el
              corazón. Andrea Nanyet tenía una anomalía congénita en la
arterias y
              no le quedaba más alternativa, lo sabía mejor que nadie,
pero eso no
              mermaba lo más mínimo su desasosisego, su pánico a la
operación.

              Cuando ya estaba resignada, supo de un médico con nombre
mágico,
              Mehmet Oz, el Doctor Corazón, uno de los cirujanos
cardiovasculares
              más prestigiosos de Estados Unidos, conocido no sólo por
su destreza
              en la sala de operaciones, sino también por su habilidad
para calar en el
              corazón de sus pacientes con métodos poco o nada usuales
entre sus
              compañeros de profesión.

              «En aquellos momentos, lo último que me importaba era que
me tratasen
              con los últimos avances tecnológicos», recuerda Andrea.
«Lo que
              quería era a alguien que me preparara emocionalmente para
ese
              momento tan crucial, alguien que me inspirara confianza y
se interesara
              en mí como persona, no como un corazón mecánico».

              Andrea acudió al despacho del doctor Oz, en el Columbia
Presbiterian
              Hospital de Nueva York, y una charla de media hora le
bastó para diluir
              todos sus temores. El cirujano le aconsejó que tomara
sesiones de
              hipnoterapia, de yoga y de masajes en los pies para
aliviar las tensiones
              y reducir el estrés. A continuación le regaló una cinta
con música sufi,
              grabada por él mismo.

              «Quiero que la escuches todos los días hasta el momento de
la
              operación. Cuando estés en el quirófano, te pondremos unos
casquitos
              para que puedas oírla, y eso te ayudará a relajarte... A
pesar de la
              anestesia, los pacientes pueden escuchar lo que ocurre a
su alrededor».

              ¿El resultado? «Algo totalmente distinto a las tres veces
anteriores que
              he pasado por el quirófano, mucho menos traumático. Mi
recuperación
              ha sido más rápida. Está claro: si me vuelvo a operar, me
pondré en
              manos del doctor Oz».

              Mehmet Oz no está solo en este singular abrazo entre la
cirugía más
              sofisticada y las terapias ancestrales que hasta hace poco
              descalificaban los propios médicos. Sus prácticas están
arropadas por el
              Columbia Presbiterian, el primer gran hospital neoyorquino
que acoge a
              la medicina alternativa.

              Gracias a la millonaria donación de un paciente, el
hospital ha podido
              crear su ya famoso Centro de Cuidados Complementarios, con
55
              expertos en plantilla y una capacidad para atender al año
a 4.500
              enfermos, gran parte de ellos desviados desde otras
clínicas que han
              sabido apreciar el valor de las terapias alternativas.

              Hace poco más de dos años nadie lo hubiera dicho: salas de
meditación,
              grupos de yoga y sesiones de masaje en un gran hospital.
Su trabajo le
              costó al doctor Oz. «Mi propio padre, cirujano como yo, me
decía que
              no perdiera el tiempo dedicándome a esas cosas y que me
consagrara a
              la medicina seria», explica.