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[escepticos] El dia que vino Uri Geller



El  australopiteco guardián de Homo webensis me pasa la siguiente carta de
un lector:

>muy de acuerdo con todo lo que comentas sobre Uri Geller y el
>programa de Eduardo Punset. Mis pensamientos sigueron paso a
>paso los tuyos durante el programa (salvo los momentos en que
>fui a orinar, hice zapping, me preparé bocadillos, o golosos
>entretenimientos), pero una turbación extra se añadía por mi
>parte, y es que durante muchos años he alimentado una fuerte
>ojeriza a Uri Geller.
>He aquí la razón:
>Cuando Uri geller salió en la tele en el programa de Iñigo bigotudo
>yo tení unos 12 años.
>Ese mismo día había llegado a casa de unos amigos en un
>pueblecito de guadalajara. Todos se fueron al interior de la casa y
>yo me quedé en el patio. Estaba anocheciendo. Jugando en los
>columpios me rompí ¡yo sólo! el hombro (fisura de la cabeza del
>húmero y rotura del pequeño huesecillo que tenemos en lo alto
>del hombro).
>Uri Geller debía haber aparecido ya.
>A mis berridos de dolor aparecieron los mayores que decidieron
>llevarme al médico a Guadalajara.
>Me llevaron primero a un médico particular, y mientras estábamos
>en el ascensor hubo un corte de corriente (no eran infrecuentes
>entonces), que nos tuvo diez buenos minutos a tres adultos y un
>niño con un brazo recién roto entre dos pisos.
>De allí fuimos al hospital, a que me hicieran radiografías, y allí
>mismo me vendaron el brazo en una postura que no fue del todo
>correcta y que me ha dejado una ligera limitación de movimientos
>y un brazo unos centímetros más corto que el otro.
>Cuando volvimos nos dijeron que se había ido la luz del pueblo y
>mi amigo julio había doblado unas cucharitas.
>Desde entonces he considerado a Uri Geller culpable directo de mi
>accidente y condenable por un delito de imprudencia temeraria.
>No me cabe duda, desde entonces, que Uri Geller puso en marcha, ayudándose
>del
>poder mediático de la televisión, un encadenamiento tal de
>voluntades empeñadas en romper cosas, doblar cucharas, detener
>relojes y crear apagones que, aunque él no tuviera ese poder; aunque los
>espectadores no supieran manejarlo; aunque sus instrucciones no fueran para
>nada las
>adecuadas, si de verdad existe en el hombre el
>poder de hacer estas cosas, provocó una tal cantidad de
>daños que deberían meterlo en la carcel para siempre y quitarle la
>mente para que con ella no pudiera hacer daño nunca más. Uno de
>los daños que provocó fue romperme el brazo.
>Desde entonces le tengo mucha ojeriza.
>No sé si Uri Geller tenía agentes capaces de inutilizar la corriente
>eléctrica de varios pueblos y ciudades, o bien si los guardianes de
>la corriente eléctrica en las postrimerías de la etapa franquista se
>dejaron influenciar tanto por lo que vieron en la tele (si es que la
>tenían en sus lugares de trabajo), que sugestionados cometieron
>los errores necesarios para interrumpir el fluído durante tiempo
>en diversos lugares, o si conscientemente (amparados en la
>impunidad de una sociedad como la franquista sin otro medio de
>control sobre sus infraestructuras que el conducto
>reglamentario), decidieron gastar una broma a sus conciudadanos.
>Tampoco sé si yo (que ese mismo verano había participado de
>interesantes experimentos de control mental en un campamento,
>en los que lográbamos que unos se rascaran en determinadas
>partes del cuerpo, que otros se quitaran el sombrero, (éramos
>«boy-scouts»), otros aun se quitaran las gafas, o se abrocharan o
>desabrocharan botones, o se subieran los calcetines, o se giraran
>etc.), estaba en un estado particularmente receptivo a la
>sugestión e inconscientemente puse en marcha los mecanismos
>que me dejaron con un brazo roto.
>Pero tampoco he comprobado cuantas personas ancianas, «relojes
>viejos», se pararon ese día.
>Esa es la historia. Una historia verdadera de algo de lo que pasó el
>día que Uri Geller se metió aquí en España, en nuestras casas a
>actuar mentalmente sobre nuestros relojes y a doblar cucharas.
>Respeto tu postura escéptica, pero quizá, como me pasa a mí, esa
>postura escéptica esté contradiciendo hechos que alguna vez
>hayas conocido. Aunque el en todo caso irresponsable Uri Geller
>no sea más que un fraude.
>Un abrazo,
>Daniel


Ernesto J. C.
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