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[escepticos] Artículo de Antonio Muñoz Molina en el País Semanal.



    Espero que os interese la lectura de este artículo de opinión que me fue
recomendado por nuestro querido colistero Luis Alfonso Gamez. A mi me ha
parecido realmente bueno.

Saludos escéptico-arpíos desde Bilbao.-((:.¬v))))
P.Data: Menos mal que el "gen del Escepticismo" parece que sigue compitiendo
con el de la Credulidad también fuera de nuestras listas. -((;.¬D))))

EL PAIS SEMANAL
Número 1.196. Domingo 29 de agosto de 1.999

LA VIDA POR DELANTE

[ANTONIO  MUÑOZ  MOLINA]

LAS EDADES OSCURAS

Estoy escuchando una emisora seria, una emisora con solvencia informativa,
en la que trabajan personas dignas de confianza a las que conozco, de las
que suelo fiarme cuando me cuentan algo. Es la emisora que escuché durante
la noche más oscura de mi vida adulta, la noche de insomnio del 23 de
febrero de 1981. En esa emisora digna de toda confianza están entrevistando
a una mujer que se declara especialista en ciencias ocultas, y la locutora
le pregunta, con el respeto que merece un experto, tal vez con admiración,
cuáles son los mejores procedimientos para hacemos recuperar no ya los
recuerdos perdidos de la infancia, sino la memoria de existencias
anteriores.
La señora le explica las virtudes terapéuticas de remontarse a las vidas que
podemos haber vivido hace siglos: cuenta, por ejemplo, que un paciente suyo
tenía terribles dolores de reumatismo o de artritis en una mano, y que se le
curaron no gracias a lo que ella llamaba, con desprecio, la medicina
oficial, sino cuando, con ayuda del hipnotismo practicado por ella, el
paciente se acordó de que cuatrocientos o quinientos siglos atrás (con la
fecha no llegué a quedarme) había sido esclavo o ladrón en una ciudad
musulmana, y en castigo de un robo le habían cortado la mano derecha.
Iba a cambiar de emisora, pero la curiosidad pudo más que la indignación:
cuidado, avisaba la experta, no todo el mundo está capacitado para dirigir
estas regresiones, hay mucho intrusismo profesional, muchos farsantes,
astrólogos o brujos poco serios que pueden hacer mucho daño a las personas
no iniciadas. Me pregunté si los directivos de esa emisora consideran que
hay horas en las que es lícito contar embustes, y otras en las que no; me
acordé de esos ancianos de antes que al ver la televisión no distinguían
entre los telediarios y las películas, entre la ficción y la realidad, y
acababan creyendo que los muertos del cine ya no volvían a levantarse, y que
los países raros de donde venían las noticias internacionales no existían.
Tal vez ese programa había sido autorizado en virtud de esa idea, tan
extendida en los medios de comunicación, de que las personas nos volvemos
imbéciles el día uno de agosto, y sólo deseamos consumir chismes y basura.
Hay una tercera posibilidad, no sé si más verosímil, pero desde luego mucho
más temible: la posibilidad de que los directivos de la emisora también
consulten horóscopos y cartas astrológicas y acudan a un experto en
regresiones, o como quiera que sea la palabra técnica, cada vez que estén
deprimidos o que les duela el lumbago.
Uno cree que la racionalidad avanza, que, poco a poco, con progreso
lentísimo, va desplazando a la superstición: a Galileo ya no lo amenazarían
con la hoguera, a una pobre mujer psicótica ya no la acusan de brujería, ni
a un epiléptico se le considera poseído por los demonios. Incluso queda el
reflejo colonial de suponer que el oscurantismo pertenece al ámbito de las
sociedades primitivas, y que el fanatismo religioso va disolviéndose según
desaparece la pobreza.
Ilusiones: no hay nada ganado firmemente para la claridad del pensamiento
racional y del avance científico. Los adelantos más resplandecientes de la
tecnología sirven para difundir mensajes medievales, y las bestias racistas
que aspiran a limpiar Estados Unidos de negros, judíos y asiáticos difunden
y nutren su veneno a través de Internet. Siglo y medio después de las
observaciones y las intuiciones luminosas de Charles Darwin, la teoría de la
evolución empieza a encontrarse casi tan perseguida en algunos Estados de
ese país como el pensamiento ilustrado en la España miserable y tétrica de
Fernando VII.
La reacción más rancia y el progresismo más ficticio hacen causa común
contra el pensamiento racional. Hablo con personas que me dan la impresión
de ser bastante parecidas a mí y al cabo de un rato me preguntan con
afectuoso interés cuál es mi signo del zodiaco. Participo en una comida en
la que se discute seriamente un proyecto de algo atractivo y difícil, un
trabajo de adultos, de gente que sabe hacer cosas de mucha inventiva y
sofisticación técnica. Días más tarde, me entero de que uno de los que se
sentaban en la misma mesa que yo ha consultado a un brujo para saber si
tendrá éxito el proyecto, y si a él le conviene participar...
Cada vez tengo más la impresión de estar viviendo en otro siglo, en una edad
oscura a la que aún no ha llegado la Ilustración. Quizá debería consultar a
la experta en regresiones de la radio, a ver si resulta que, en una vida
anterior, llevé la casaca y la peluca empolvada de un enciclopedista
incorregible.