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RE: [escepticos] Exprimiendo la coincidencia
-----Mensaje original-----
De: Francisco Mercader Rubio <fmercader en retemail.es>
Para: escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es <escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es>
Fecha: jueves, 23 de septiembre de 1999 2:04
Asunto: [escepticos] Exprimiendo la coincidencia
>
>
>[Mig]
>[Mig] aqui una pregunta para Planetario, era posible saber en la
>antiguedad la distancia al sol con los elementos que tenian?, recuerdo
>el caso del griego que midio el radio terrestre con precision solo
>mirando la sombra de no se que cosa en diferentes lugares de la tierra
>en el mismo dia del año.
>
>[Mercader]
>
>Antes de que Planetario te responda ahí va mi opinión:
>Claro que se pudo averiguar con ese método tan simple pero con una
imprecisión HORROROSA. Fíjate en las condiciones necesarias:
>(1) Disponer de dos puntos en la tierra suficientemente distantes entre sí.
(Dudo que el mundo conocido en aquel tiempo fuese tan extenso como para
disponer de lugares a los que ir a medir algo así sin que te comiesen los
bárbaros).
>(2) Disponer de un sistema de medición tan fiable como para determinar la
hora, minuto y segundo exactos (No sé si los suizos hacían ya relojes pero
serían clepsidras y poco más).
>(3) Colocar un palito perfectamente vertical y medir exactamente la
longitud de su sombra no es moco de pavo ni se puede hacer a ojo. Son
necesarios materiales y herramientas de las que no disponían los egipcios.
>Así que me declaro escéptico. Quizás lo del palito es una de esas trolas
que circulan cuando la gente se aburre.
>Saludos.
>
El griego que determinó el radio terrestre por el método que comentan fue
Eratóstenes de Cirene, y la verdad es que lo hizo con bastante aproximación,
teniendo en cuenta la precariedad de medios. Así lo relata Asimov en su obra
"El Universo":
"El primero en sugerir una respuesta basada en la observación fue el
filósofo griego Eratóstenes de Cirene (276-196 AC) Este filósofo sabía (o se
lo comunicaron) que en el solsticio vernal, el 21 de junio, cuando el sol
de mediodía se encuentra más cerca del cénit que en ningún otro día del año,
este astro pasaba justamente por el cénit sobre la ciudad de Syene, en
Egipto (la moderna Assuan). Este hecho podía constatarse sin más que clavar
un palo vertical en el suelo y observar que no proyectaba sombra alguna. Por
otro lado, repitiendo la misma operación en Alejandría, situada unos 800
kilómetros al norte de Syene, el palo proyectaba una corta sombra, la cual
venía a indicar que en aquel lugar el sol de mediodía se encontraba algo más
de 7 grados al sur del cénit.
Si la Tierra fuese plana, el Sol luciría simultáneamente sobre Syene y
Alejandría, prácticamente en línea perpendicular sobre ambas. El hecho de
que el sol brillase justo encima de una pero no de la otra demostraba de por
sí que la superficie de la Tierra se curvaba en el espacio que mediaba entre
ambas ciudades. El palo clavado en una de las ciudades no apuntaba, por así
decirlo, en la misma dirección que el otro. Uno de ellos apuntaba al Sol, el
otro no.
Cuanto mayor fuese la curvatura de la Tierra, mayor sería la divergencia
entre las direcciones de los dos palos y mayor sería también la diferencia
entre las longitudes de ambas sombras. Aunque Eratóstenes demostró
cuidadosamente todos sus cálculos por métodos geométricos, nosotros
prescindiremos de esta demostración y diremos simplemente que si una
diferencia de algo más de 7 grados corresponde a 800 kilómetros, una
diferencia de 360 grados (una vuelta completa alrededor de una
circunferencia) debe representar cerca de 40.000 kilómetros si queremos
conservar una proporción constante.
Conocida la circunferencia de una esfera, también se conoce su diámetro. El
diámetro es igual a la longitud de la circunferencia dividida por pi.
Eratóstenes concluyó, por lo tanto, que la Tierra tenía una circunferencia
de unos 40.000 kilómetros y un diámetro de unos 12.800 kilómetros.
El área de la superficie de tal esfera es de 512.000.000 de kilómetros
cuadrados, aproximadamente, cifra que equivale por lo menos a seis veces la
superficie máxima conocida en los tiempos antiguos. Evidentemente, la esfera
de Eratóstenes se les antojaba algo desmesurada a los griegos, pues cuando
más tarde los astrónomos repitieron las observaciones y obtuvieron cifras
más pequeñas (29.000 kilómetros de circunferencia, 9.100 de diámetro y
256.000.000 de kilómetros cuadrados de superficie), dichas cifras fueron
aceptadas sin pensarlo dos veces. Estas cifras prevalecieron a lo largo de
toda la Edad Media y fueron utilizadas por Colón para demostrar que la ruta
occidental desde España a Asia era una ruta práctica para los barcos de
aquel tiempo. En realidad no lo era, pero su viaje se vio coronado por el
éxito debido a que el lugar donde Colón creía que estaba Asia resultó estar
ocupado por las Américas.
No fue sino en 1522, con el regreso de la única nave superviviente de la
flota de Magallanes, cuando quedó establecido de una vez para siempre el
verdadero tamaño de la Tierra, vindicando así a Eratóstenes." (fin de la
cita)
Un saludo
José Alonso