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[escepticos] Naturaleza de la credulidad (BIS)



Perdonad que le siga dando vueltas a este thread pero es que creo que quedó incompleto. Sigo creyendo que es el tema central de esta lista, ya que me parece que no basta con criticar a los crédulos en sus diversas variedades (religión, pseudociencias, paramedicina...) sino que deberíamos conocer el porqué de las creencias y cuál es la razón de la asombrosa frecuencia con que aparecen  en esta curiosa especie que es la nuestra. 

Tengo un amigo que padece algo así como una adicción compulsiva  a la mentira. Pero en este caso no he podido identificar ninguna de las causas que comúnmente se le atribuyen a esta 'afición'. No parece que tenga que defenderse de nada ni creo que necesite aparentar ningún status  determinado, ni espera obtener ningún beneficio  ni -según me ha contado-  tuvo una infancia especialmente difícil....miente, al parecer,  sin ninguna necesidad.  Pero lo significativo del caso es que (me parece) muchas veces no es consciente de que no está diciendo la verdad; llega a creerse él mismo sus increibles trolas  por monumentales que aparezcan y  por evidente que sea lo contrario. 
Pienso que, en algunas personas, la fantasía es tan poderosa que se desmanda de sus prudentes límites y el mismo productor de ella puede perder la noción de la diferencia entre lo real y lo imaginado.  Esa fantasía puede, debidamente aprovechada,  generar inmenso beneficio  pues es capaz de alimentar, por ejemplo, a ese nobilísimo subproducto de la especie humana que es la Literatura o, en otro contexto, empujar algo tan positivo como el afán de la investigación, que no es más que anticipar mentalmente lo que todavía no hemos encontrado.  Sin ese fenómeno errático y aleatorio que es la imaginación, esta especie se movería con simples instintos invariables como en un ejército de hormigas. 
Pero ¿qué pasa cuando esa imaginación se descontrola, escapando de la voluntad  de su emisor?   Uno cree ver un ovni en una nube un poco redondeada... y lo cree firmemente. 
Siempre me ha parecido que la división, efectuada en esta lista, entre crédulos y magufos, entendiendo por lo primero a los que creen de buena fe y  por lo segundo a los que buscan sacar partido de la credulidad de los primeros,  estaba sacada por los pelos.
Creo que la inmensa, inmensísima mayoría de los crédulos lo son de buena fe y que no sufren más que una hipertrofia de la cualidad que tantas ventajas provee a la humanidad en su conjunto: La imaginación. ¿Cómo si no, iba la gente a creer con tanto empeño en los mil curiosos detalles de cada una de las pintorescas culturas?  Una serpiente alada bajo del cielo y dejó caer un huevo que, al romperse,  dejó escapar a siete ardillas que, dirigiéndose a los siete puntos cardinales, buscaron el árbol sagrado del que emergió el primer hombre.   O si no, el cuento de la virgen que parió sin dejar de serlo sólo porque le floreció el bastón a Pepe.   O si no, los chakras debidamente colocados a pocos centímetros  de nuestro mortal cuerpo y que han de ser limpiados con regularidad para que no se oxiden   =8-O     ¡Anda que no hace  falta una buena legión de neuronas patinando!.
La conclusión inevitable de todo esto es que, si fuese cierto que la credulidad no es más que una fase patológica pero inseparable de la fantasía,  no tenemos remedio. No podemos cercenar la credulidad porque, probablemente, nos cargaríamos al mismo tiempo el motor que nos mueve hacia adelante.  
Saludos imaginarios.